Ángel David Martín Rubio.
Universidad San Pablo CEU (Madrid).
Es muy fácil, como
hace D. Manuel Pulido Mendoza en su carta
al director publicada el pasado 27 de septiembre en el periódico
“Extremadura”, acumular palabras grandilocuentes en relación
con el campo de concentración que existió en Castuera. Aquello fue
un lugar destinado a la “clasificación
de la disidencia, la reeducación en los valores del nuevo régimen
y la represión de los vencidos en un proceso sistemático de
brutalidad física y psíquica”. Lástima que para
justificar la falta de cualquier referencia concreta haya que
recurrir al consabido expediente de que “faltan
registros escritos de tales atrocidades y aún no se han realizado
las excavaciones de diversas fosas comunes a lo largo de toda la
comarca de la Serena”.
En España llevamos
más de 30 años de pretendida libertad. Ya está bien de mentiras.
Han tenido tiempo de sobra para poner sobre la mesa los nombres de
estas víctimas y si no lo han hecho (a pesar de que se ha repartido
generosamente dinero público para conseguirlo) es porque resulta
preferible seguir hablando de miles de personas para así alimentar
el mito.
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Dice D. Manuel
Pulido Mendoza que es “historiador,
extremeño y familiar de represaliados por el franquismo”,
el problema es que la historia no comienza en 1939 y que hay
otros que también somos historiadores, extremeños y familiares de
represaliados; en este caso represaliados por la República. Los
familiares de D.Manuel Pulido podrán informarle de todo lo que
ocurrió en Castuera y no solamente de una parte. Por ejemplo, y
solo por citar un caso, en la mañana del
22 de agosto, veinticuatro detenidos fueron montados en el tren y,
al llegar a las inmediaciones del apeadero de El Quintillo, les
obligaron a bajar, les hicieron varios disparos en las piernas, al
caer al suelo les echaron encima leña y los rociaron con gasolina,
prendiéndole seguidamente fuego y quemándolos cuando aún estaban
con vida. Entre ellos figuraban el Párroco, Andrés Helguera Muñoz,
y el primer alcalde que tuvo la República en esta población:
Camilo Salamanca Jiménez.
En algo estoy de
acuerdo con D. Manuel Pulido: hay que asumir nuestra historia. Pero
la historia es conocimiento de los hechos ocurridos en el pasado, no
distorsión o selección interesada efectuada desde los presupuestos
ideológicos del presente.
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