Por
Pituca.
A
raíz del artículo sobre el “milagro” de Santiago
Apóstol en la batalla de Brunete, han sido muchas las personas
que me han escrito para solicitar más información. Juan, un amigo
y colaborador, se puso en contacto conmigo para corroborarme algunos
hechos que había mencionado en dicho artículo, referentes a Villa
del Prado, por lo que he decidido continuar la investigación
realizando una “labor de campo”.
Al llegar a Villa
del Prado, aparcar el coche y llamar a Juan para explicarle dónde
nos encontrábamos, la “causalidad” que no “casualidad”, ha
hecho que fuera en la calle de José Antonio, al lado de la casa señorial
que fue Cuartel General encubierto de Franco y sus generales durante
la citada batalla de Brunete, en la calle del Álamo, aunque
oficialmente el Cuartel General fuese el palacete de la finca “el
Rincón”. De este modo evitaban que se conociese por el enemigo su
ubicación segura y un posible ataque por sorpresa. El lugar de
reunión encubierto del Estado Mayor se conoce como la “casa de
Adelita” y está muy cerca de la Parroquia de Villa del Prado, en
donde Franco rezaba a Santiago Apóstol, durante los duros días
de la batalla de Brunete.
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Dicha Parroquia
está dedicada al Apóstol Santiago desde el siglo XV, seguramente
porque el señor de esas tierras, Don Álvaro de Luna, era Caballero
de la Orden de Santiago y no es de extrañar, por tanto, que
el Apóstol siempre las haya guardado… El edificio es una
maravilla, tanto por fuera como por dentro. En lo más alto del
Altar Mayor se encuentra la figura ecuestre de Santiago Apóstol.
Juan me cuenta
que en esta talla también el Apóstol realizó un “milagro”,
poco tiempo antes que el de Brunete, cuando el pueblo todavía no
había sido liberado por los nacionales. El Frente Popular decidió
convertir la Iglesia, en garaje de coches, y empezaron a
desvalijarla y a destrozar imágenes, pero cuando quisieron derribar
la imagen de Santiago, situada en lo más alto del Altar Mayor como
hemos visto, y sólo unida al pedestal por las dos patas traseras
del caballo, enganchándola fuertemente con gruesas cuerdas al
parachoques de un camión, les fue imposible por más que lo
intentaron. Desistieron y se dedicaron a disparar sobre la figura
fusilándola… Lo más asombroso, según estudio de los
restauradores, fue el afirmar que la sujeción del caballo al
pedestal, además de ser holgada, era prácticamente despreciable:
se salía de toda lógica el no haber podido conseguir los
milicianos su propósito y, por tanto, los habitantes del pueblo
siempre consideraron este hecho como extraordinario o
“milagroso”.
La iglesia ha
sido restaurada en varias ocasiones. Por supuesto, la primera fue
con la entrada de las tropas nacionales. La última se ha realizado
en 1992, en la que, a raíz de unas goteras, se han descubierto las
pinturas que ahora podemos observar en las paredes y bóveda…
La verdad es que cualquier rincón es una “joya”: el museo
parroquial, con las bulas del siglo XV, un Cristo fabricado en
marfil, la Corona de la Virgen realizada con alhajas donadas por los
parroquianos… En la sacristía pudimos ver el Decreto número 325,
firmado por Franco, por el cual se nombraba oficialmente a Santiago
Apóstol Patrón de España. Unos días después, el 25 de julio de
1937, Santiago obraba el posible milagro a que nos estamos
refiriendo en Brunete.
Antes de
marcharme, otra “casualidad”: estando en la plaza del pueblo me
contaron que allí y en la iglesia se había filmado la película de
Rafael Gil con guión de Fernando Vizcaíno Casas: “Y… al tercer
año resucitó”. Un día inolvidable y lleno de sensaciones difíciles
de explicar.
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