Por
Jakim Boar.
Si
un cáncer padece España y totalmente incurable es el de la
justicia lacaya y servil que en nuestra nación se imparte al antojo
de los poderosos. Padeciendo enfermedades tan graves como el
terrorismo, los separatismos, la corrupción o simplemente la traición
a la nación, el problema de la “Justicia” en España es el más
grave y el que más apesta a podrido desde todos sus rincones.
La
desfachatez que día tras día muestran los jueces es tan clamorosa
que nos hace añorar justicias como la cubana, china o coreana,
porque seguro que estas nos darían más garantías y seguridad que
la impartida en nuestro país. Y es que es bochornoso ver como una
Justicia presuntamente independiente no deja de trabajar para la
firma del partido que gobierna nuestro país.
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En
cualquier otro Estado que no fuese España jueces políticos como
Garzón ya estarían de patitas en la calle e incluso procesados,
por su actuación en asuntos como el terrorismo u otros. Y es que
este Garzón da vueltas como una peonza y lo que un día es delito
al día siguiente deja de serlo. Donde un día las herriko tabernas
son lugares para financiar el terrorismo al día siguiente son
lugares para tomarse chatos de vino y charlar con los amigos. Donde
un día la kale borroka es ETA y al día siguiente es izquierda
aberchale. Donde un día De Juana Chaos es un vil asesino al día
siguiente es un hombre de paz.. Y donde dije digo, digo Diego. Y así
sigue esta estrella de la judicatura desprestigiando el derecho y
reduciéndolo a la máxima vergüenza.
Pero
si el desprestigio tiene por nombre el de Garzón, lo que estos días
se está viviendo en el Tribunal Supremo es de lo más vergonzante,
ya que absolver a dos policías que detienen a dos personas
totalmente inocentes por el delito de ir en una manifestación
contra el terrorismo es algo que atenta contra la dignidad humana.
Pero la desvergüenza no ha terminado aún, y es que este
tribunal ha considerado libertad de expresión cantar en una canción
“Explota cerdo, siervo del rey, carroñero coronel” del grupo
Sociedad Alkoholika. Si quedara algo de justicia en nuestro país
donde han sido cobardemente asesinados cientos de militares que iban
a trabajar por su nación en un discreto vehículo, esta letra sería
apología del terrorismo. Parece que los jueces con sus lujosos y
blindados coches, inhibidores y escoltas no han sentido bien el
zarpazo del terrorismo y entienden por libertad de expresión el
amenazar y mofarse de nuestras fuerzas armadas y caídos por España
asesinados por criminales terroristas.
Y
seguimos por el carrusel de la desvergüenza, ahora entramos por las
puertas del Tribunal Constitucional donde llevan meses y meses sin
tramitar asuntos de la máxima importancia como el Estatuto de
Cataluña o la Ley de matrimonios homosexuales que son flagrantes
violaciones de la Constitución. Y allí un día un magistrado es
recusado e inhabilitado para llevar un caso y al día siguiente ese
magistrado tiene potestad para juzgar ese mismo caso. Parece que
estos señores para lo último que trabajan es para nuestra
Constitución y para lo primero que trabajan es para sus propios
intereses.
Desgraciadamente
seguiremos abochornándonos en los próximos meses, seguramente con
el juicio del 11M y otras sentencias de estos jueces que quieren
servir a los gobernantes para mantener su puesto. Y es que si en
España ocurre lo que ocurre, todo es culpa de esta Justicia que
llena las cárceles de pequeños delincuentes y suelta a los mayores
asesinos como De Juana. Que no ilegaliza partidos terroristas y
proetarras como ANV, que defiende a los poderosos como Polanco, los
Albertos o a todos los políticos corruptos y violadores de las
leyes, y atosiga a los modestos ciudadanos que pagan religiosamente
los impuestos y los sueldos de todos estos magistrados.
Aún
así que nadie se atreva rebelarse, a levantar la voz contra ellos,
a dejar de pagar sus impuestos, a no cumplir con sus deberes o
manifestarse porque será desahuciado y ahí si encontrará una
justicia implacable que le llevará a la peor de sus ruinas. Y es
que en España la justicia es una amenaza para los corrientes
ciudadanos y sin embargo una gran ayuda para los grandes
delincuentes, criminales, prevaricadores, corruptos,
anticonstitucionales y antiespañoles. Una justicia lacaya del poder
en la que encontraremos a más políticos que a jueces.
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