Por
Jakim Boar.
Llevábamos años
advirtiéndolo y era un clamor popular; si el Rey seguía dedicándose
a las regatas y a la buena vida, en vez de trabajar en su función
de moderador de las instituciones, su futuro estaba más que
decantado. Parece que los borbones tienen la virtud de repetir la
historia una vez tras otra.
Realmente el error no proviene del propio monarca, sino de quién lo
designó, que fue el Generalísimo Franco. Es a este a quién se le
puede achacar el haber elegido a un monarca que no tenía intención
alguna de ejercer como tal, pero sí de vivir como tal. La elección
de Franco en la designación de su sucesor como Jefe del Estado ha
sido quizás el máximo error de nuestro Caudillo. Aún así también
hay que señalar que nuestro monarca hizo el juramento de defender
el movimiento nacional, y que por supuesto, Franco no tenía ni la
menor idea de lo que Don Juan Carlos iba a realizar después de su
muerte, o quizás estaba muy engañado.
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Recordemos que a
Franco le costó unas hemorragias estomacales y prácticamente su
vida, el asunto del Sahara y la presión que recibió para no
ejecutar a los asesinos terroristas de ETA, incluso por parte de la
Iglesia Católica. Alguien que muere de preocupación por su patria
y por unos asuntos tan graves no dejaría la nación en manos de un
irresponsable. Pero Don Juan Carlos cedió y se lavó las manos en
el Sahara, haciendo lo que hace siempre, o sea nada. Marruecos
invadió nuestro protectorado con la resistencia cero del ejército
español capitaneado por el Rey.
Si esto fue
bochornoso, más aún lo fue y diríamos incluso un atentado contra
nuestra patria, el famoso indulto que el Rey dio a todos los
terroristas de ETA. Recordemos que estos terroristas estaban
encarcelados por delitos de sangre, y que más tarde estos
criminales indultados y liberados por el monarca, seguirían asesinándonos
ya libres y además con cierta legitimidad para poder hacerlo. Si
Don Juan Carlos les había liberado sería porque lo que hacían era
algo legítimo.
Después de todos
estos despropósitos, el monarca temeroso y ya harto de las
presiones izquierdistas y preocupado por los militares que presionan
por la defensa de la nación, decide fulminar su jefatura a costa de
perpetuar sus privilegios. Esto se produce en el 23F, donde se
liquida a toda la cúpula militar patriota que hubieran sido leales
al Rey y a España. Se les lleva a engaño y se delatan todos los
militares fieles al monarca y a la nación. El futuro de estos
militares sería la cárcel, bonito destino para quienes únicamente
estaban a las órdenes del Rey.
Una vez ejecutado el
plan, con el ejército descabezado, humillado, desprestigiado y sin
ningún tipo de poder militar, el Rey entrega al poder político
todas sus funciones. Con ello se fulmina la Jefatura del Estado y se
liquida la Constitución Española del 1978. Ya el Rey es una
especie de marca registrada que se usará en función del gobierno
que sea elegido. Por tanto, el Rey se evade de las funciones de
responsabilidad que le otorgaba la Constitución, pero no renuncia
de ninguno de los derechos que esta le concede a él y a toda su
familia. El Rey será ciego, sordo y mudo a cambio de vivir a cuerpo
de rey.
Esto funcionó muy bien durante los años del gobierno de Felipe
González. Y es que el señor González no daba crédito a su
triunfo y era deudor del monarca. El PSOE había ganado las
elecciones gracias al revuelo montado en el 23F, donde el ejército
quedó desprestigiado en los máximos niveles. González que recogió
la toalla tirada por el Rey de su función de moderador, no podía
ser más optimista. Con un Rey así y con una sociedad española
como la que había, él pensaba que iba a gobernar nuestro país
hasta el último aliento de su vida. Pero González comenzó a
envidiar a Franco, y pensó que sin Rey, él podía ser el nuevo
caudillo, pero sociata, de España. Utilizaba el propio yate de
Franco, el Azor, y comenzó a administrar España a su antojo, como
si fuera un terrateniente mejicano. Filesa, Ibercorp, BOE, Mariano
Rubio, Mario Conde, Luis Roldán, Rafael Vera, y un sinfín de
irregularidades se cometían en España, como si esto fuera un país
del tercer mundo.
Pero con un cuarto
de la población en el paro y la desastrosa situación económica de
España hicieron inviables más años del PSOE en el gobierno. Ya
que la propia población podía haber fulminado al caudillo González,
que fue silvado y abucheado en la Universidad Autónoma de Madrid.
Ahí llegó Aznar a la presidencia y viendo que el Rey había
sido un simple títere, a este lo trató como tal. Y llegó a casar
a su hija nada más y nada menos que en la morada eterna de Felipe
II y de toda la monarquía española, El Escorial. Ni el propio
Franco se hubiera atrevido a ser tan ostentoso en la boda de su
hija, ya que él sabía que la monarquía era algo aparte, y que
Isabel y Fernando y su herencia solo merecían el máximo respeto.
Y ocho años más
tarde llegó el 11M y todo el golpe de estado producido por los
medios de comunicación y por unos terroristas que todavía no
sabemos sus nombres. Y el monarca volvió a callar. De un golpe de
estado contra España en el que se asesinan a casi doscientos españoles
para ganar unas elecciones, solo se puede esperar un gobierno
antiespañol y peligroso. Y este es el gobierno de Zapatero.
Zapatero en su función
de cabecilla de la antiespaña primero derriba todas las estatuas
del mayor patriota de los últimos siglos, de nuestro Generalísimo
Franco. Luego humilla al ejercito, en las misiones de Paz y los
retira de Irak. Y trocea España exaltando los nacionalismos vasco,
catalán y gallego, creando leyes ilegales y saltándose la
Constitución a la torera. Persigue a la Iglesia Católica y a la
moral cristiana violando de nuevo la Constitución, creando
matrimonios homosexuales y educando a los menores con la asignatura
Educación para la Masonería. Y ahora amenaza con una ley
revanchista y rencorosa, la Memoria Histórica, una ley
exclusivamente contra los ganadores de la contienda civil. Y ahora
le toca al Rey, el último vestigio del anterior régimen.
Pero es curiosa la
forma en la que actúan estos demócratas falsarios de ZP y toda su
comparsa de nacionalistas y comunistas. Resulta que la Constitución
fue votada por el pueblo español, y en la Constitución estaba
claramente marcada la monarquía como Jefatura del Estado. Por ello,
los españoles dieron el sí a la monarquía y por tanto hasta que
no se modifique la Constitución, ser demócrata significa respetar
totalmente a la monarquía, ya que esta fue elegida por el
pueblo español. Para modificar la Constitución y abolir la monarquía
hay unos procedimientos marcados en ella y es que se tendría que
producir un triunfo de los republicanos de más de dos tercios de la
cámara, y después que el pueblo votara mayoritariamente una
constitución republicana. Y hasta que esto no se produzca, la
monarquía parlamentaria es el instrumento democrático de España,
y el Rey es el símbolo de la unidad y figura inviolable.
Quiere esto decir que a los que esta Constitución no les gusta por
la monarquía o por el Rey o a los que quieren trocear España y
dividirla en territorios, si realmente fueran demócratas tendrían
que esperar a ganar los dos tercios de la cámara para poder
modificar todo esto, si no, no serían demócratas. Ya que ser demócrata
es escuchar y respetar lo que la mayoría del pueblo decide, y esta
vez se ha decidido monarquía y se ha elegido a un Rey por la mayoría
de la población. Además se eligió a España como nación única e
indisoluble, por tanto para que así no sea, tendría que reformarse
la Constitución. Por ello, el señor Ibarreche si es demócrata
debe respetar esto, si no, es un dictador cubano. Muy diferente fue
la Segunda República de 1931 que no fue votada su constitución por
ningún español, ya que esta república fue impuesta por la chusma
que asaltó las calles y nunca hubo votación para decidir república
o monarquía.
Ahora bien para que la Constitución de 1978 esté vigente y sea auténtica,
esta debe hacerse respetar. Y esa es la labor de los jueces y del
Jefe del Estado. Pero parece que ninguno de los dos poderes está
dispuesto a hacerlo. El Jefe del Estado no puede permitir que los
políticos, el poder ejecutivo, se hagan con el poder judicial, y
esto se ha permitido. El Jefe del Estado no puede permitir que se
realicen golpes de estado como el del 11M, y se permitió. El Jefe
del Estado no puede permitir que la Constitución sea violada por
todos los rincones, desde la Ley de Banderas hasta la creación de
estatutos inconstitucionales, y esto lo ha permitido. El Jefe del
Estado no puede consentir que el Tribunal Constitucional se
convierta en lo que se ha convertido, es decir, en un circo político,
y este lo ha consentido.
En definitiva el
Jefe del Estado no ha ejercido su papel y ha fulminado la Constitución
de 1978 que le daba a él la jefatura y la misión de moderar y
vigilar las instituciones y los desmadres que se pudieran producir.
Y es por ello que con una constitución pisoteada no se puede exigir
respeto al Rey, ni respeto a las leyes marcadas en la Carta Magna.
Una de las máximas
violaciones de la Constitución ha sido el acoso a la figura del
anterior Jefe del Estado, al Generalísimo Francisco Franco. Ya que
este representaba a la España que luchó contra otra y ganó una
guerra para que España fuera lo que es hoy. ¿Qué mayor
legitimidad la de un pueblo que se levanta y gana una guerra?, si
esto no fuera legítimo, la República Francesa no sería legítima
ya que el pueblo se levantó en guerra contra la monarquía. Y cada
una de las naciones del mundo han establecido sus límites y
constituciones a través de guerras o de conflictos. Por ello,
insultar a la España que ganó la Guerra Civil y al Jefe del Estado
que puso el pueblo español durante cuarenta años, es un delito
contra la actual Constitución que aboga por la reconciliación de
todos los españoles.
Y ahora, ¿qué
espera el Rey que hagamos para defenderle de todo el acoso que está
recibiendo?. Lo único que puede esperar es que nos quedemos de
brazos cruzados al igual que ha hecho él durante tanto tiempo.
Ahora los españoles haremos lo mismo que hicimos con Alfonso XIII,
y es que por un rey cobarde nadie mueve un dedo. Y si le quieren
echar que le echen, porque ahora no vamos a salvar la figura de
alguien que ha dejado pisotear la nación española y es el
principal responsable de la actual situación.
Él ha dejado que
vayan a por Franco, ahora irán a por él. Lo malo que lo que venga
después lo pagaremos todos los españoles, y esto es una gran
traición al pueblo español. La misma que se hizo en el 1931, donde
se dejó a España en manos de una República que nadie votó jamás
en unas elecciones. Y en la que nadie movió un dedo por un Rey,
dejador de sus funciones, que se marchó cobardemente en un tren
dejando atrás a millones de personas. Si el Rey hubiera sido leal a
la Constitución y hubiera ejercido como tal, hoy muchos españoles
estaríamos dispuestos a dejarnos la sangre por la defensa de España
y de su Rey. Pero no ha sido así, como no lo fue en el 31.
Aún así que los revolucionarios socialistas y comunistas no
piensen que España se va a dejar fulminar por no defender a un rey,
porque muchos españoles seguimos dispuestos a dar nuestra vida por
España. En el 1931 nadie dio su vida por Alfonso XIII, pero en el
1936 centenares de miles de personas dieron su vida por España y
por un patriota llamado Franco, que esto no se le olvide a nadie.
Por ello lo primero que debemos defender es la figura histórica de
Franco y todo lo que este representó, porque España es mucha España,
y los españoles jamás nos acobardaremos ante semejante gentuza.
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