Por
Antonio García.
Nuestro pobre Caudillo es vituperado por todos,
directa o indirectamente…Hasta muchos de los que hoy militan en
partidos patriotas consideran que Franco se pasó con su política
de “persecución” (que no fue tal ni mucho menos) hacia nuestros
aldeanos dialectos. Consideran, quizás contagiados por ese concepto
masónico de los “derechos humanos”, que las lenguas de las
tribus deben respetarse e, incluso ¡estudiarse en la universidad!
Respetando su opinión,
les diré que, en el mundo, miles de lenguas se pierden a diario y
no pasa nada. Generalmente lo que pasa es que esa tribu ancestral
que hablaba la lengua muerta ha pasado a formar parte de una cultura
superior. Salen ganando. Como ganando saldrían todos esos jóvenes
que se forman en la pseudocultura mítica de su comunidad autónoma
(ahora naciones) si se formaran en un idioma universal (en destino,
en bagaje cultural y en léxico ) y en el amor a esa cultura
hispanoamericana y cristiana.
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Pero Unamuno ya decía,
con acierto profético, en un artículo genial que merece la pena
leerse, que sería un disparate enseñar vascuence (por ejemplo) en
las escuelas. Y añadía “que hablen en cristiano”. Esto parece
muy fuerte, ¿verdad? Pues no, es que Unamuno hablaba con
conocimiento de causa. Se trata de que hicieron una traducción al
vascuence de la fórmula: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo” que, como el vascuence carece de palabras
abstractas (y las que tiene las ha calcado del español, como hacen
el gallego y el catalán), la traducción literal del invento de
entonces era: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Santo
Apetito.”
Bien es verdad que
esto no pasa en catalán ni en gallego porque han estado más en
contacto con el español, pero sí que es verdad que la mayoría de
la gente que acude a Misa en esas lenguas seguramente se enteraría
mucho más en español porque la traducción es más fidedigna (por
algo el español es el latín actual y su léxico abarca tanto el
latín culto como el vulgar, no como el catalán por ejemplo que sólo
procede del latín vulgar), y además reconocen mucho mejor el
significado de las palabras cultas, abstractas y espirituales en
español que en las forzadas palabras de su construido dialecto
regional. Aún así, no les importa. Pues no tienen la más mínima
intención de leer y entender la Biblia y, además, su religión es
el Nacionalismo.
Su religión tampoco
es de Justicia sino de Nacionalismo. Por eso se han tirado todos
como jauría contra el pobre hombre que ha osado decir que usar el
gallego en los juzgados supone problemas porque, por ejemplo, no es
lo mismo un delito contra la honra que un delito contra el honor,
mientras que en gallego sólo hay la misma palabra para honra y
honor.
Pues mi tía, que
tiene 86 años, me dijo el otro día que al que oían hablar catalán
por la calle, con Franco, ¡lo metían en la cárcel!
No sé yo cómo mi tía
podía saber algo así porque, si lo metían en la cárcel, no creo
que volviera a contárselo a mi tía, pero en fin…Mi tía siempre
presumió de padre afiliado al partido socialista (al que yo no
conocí), pero a la que sí conocí fue a la mujer de éste (mi
abuela), y la recuerdo siendo yo niño y levantando el brazo cuando
salía el Caudillo en la tele. Eso sí: mi tía me dijo que, cuando
ella llegó a Cataluña, todo el mundo le hablaba en español. (Lo
dice agradecida, se ve que se considera una inmigrante porque vino
del Sur al Norte de España.) Y entonces es cuando pienso yo…quizás
a quien tendrías que estar agradecida es a los guardias civiles que
patrullaban las calles y que estaban alerta de que no hubiera
ninguna manifestación de racismo catalanista.
Porque yo he
conocido a alguno que pretendía que la guardia civil tenía el
deber de entender su catalán y se ha llevado una torta bien dada.
Es la misma clase de gente que ha conseguido prácticamente barrer
al cuerpo de Cataluña y lo han reemplazado por los arribistas y
bien pagados mozitos de cuadra, esos que tienen orden de no
intervenir cuando se trata de agresiones a no nacionalistas o cuando
se queman símbolos españoles (de cualquier tipo.)
Si, al fin y al
cabo, Franco era una monjita de la caridad. Si, cuando ya los tenía
educaditos, hasta les dejaba editar libros en sus dialectillos.
Si ya, al final,
muriéndose, hizo una ley para que, quien quisiera pudiera estudiar
en la escuela, como asignatura optativa (¡voluntaria!), el
dialectillo de sus papás.
Franco decía que
nuestros dialectillos eran “lenguas españolas”, era como un
padre, españoles todos…Pero no era idiota: pues la “LENGUA
NACIONAL” era el español. Lo diferenciaba claramente en su ley.
Pobre, si hubiera
sabido en lo que se iba a convertir España…la imaginación sobre
los encarcelados de mi tía se hubiera hecho realidad…y con razón…porque,
dejándonos de mariconadas, la cizaña hay que extirparla de raíz.
Que esto se vuelve muy malo cuando crece…
Pues luego llega
nuestro “iluminado” Rey (es un rasgo de los borbones tener cara
de…”iluminado”) y va y hace una nueva ley (estando Franco
moribundo) que dice algo así como: “Todas las lenguas españolas
son lenguas nacionales”. O sea: ya empiezo a ciscarme en el muerto
antes de que se muera. Y, a continuación, empieza a desvirtuar el
sentido de la ley que era una simple concesión optativa.
Así que, si alguno
de ustedes piensa que el Sr. Borbón es un ser simpaticón e
inocente que se dedica sólo a vivir bien, se han equivocado. Él ya
empezó su transición particular muy temprano. ¿O lo han oído
alguna vez rechistar porque nuestros hijos no puedan estudiar en
español?
Eso sí, no se les
ocurra quemar su foto.
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