El
pasado 3 de junio, el diario Extremadura
de Cáceres publicaba una información acerca de una cantidad
destinada por el Ministerio de Cultura para la localidad pacense de
Orellana la Vieja en el que se contienen al menos dos graves
inexactitudes:
1.- Se alude con
frecuencia a “restauración” o “reconstrucción” de un
retablo cuando en realidad se trata de la construcción de uno nuevo
sirviéndose como referencia de unas fotografías. Ahora bien, ¿por
qué se afirma que dicho retablo así como las otras riquezas artísticas
que había en este templo “desaparecieron”? Lo correcto sería
decir que todo ello fue profanado y destruido en la pasada Guerra
Civil por miembros del ahora llamado bando republicano durante su
etapa de control en esta zona, que ellos mismos denominaban la
“Extremadura Roja”.
2.-
Se afirma que la iglesia de Orellana “fue objeto del pillaje que
sufrió el patrimonio de esta zona por parte de ambos bandos
contendientes”. El patrimonio de esta zona no sufrió ningún
pillaje por parte de ambos bandos. El único patrimonio que fue
destruido es el de carácter religioso y el económico-social
perteneciente a individuos particulares e instituciones. Ahora bien
en el caso del patrimonio religioso las destrucciones fueron
llevadas a cabo únicamente por los “republicanos” que
convirtieron las iglesias en cárceles,
almacenes, garajes, cuadras... mientras los objetos de culto fueron
saqueados y quemados entre escenas sacrílegas, profanaciones y
escarnios… Eso por no hablar de los numerosos sacerdotes
asesinados; por ejemplo en el caso de Orellana fueron tres.
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