Vale que somos un país de cobardes y de castrados, pero de ahí a
calificar de héroe a un señor (al profesor Neira) que actúo como
hemos actuado otros muchos en múltiples ocasiones a lo largo de la
vida, considero que es todo un despropósito. Un despropósito que
rebaja la verdadera calificación del héroe, en cuanto persona
ilustre por sus hazañas y virtudes, y en extensión por sus
acciones.
Sin embargo, tan falta estamos de prototipos, iconos, héroes o simples
modelos que a poco se haga, nuestras autoridades lo elevan a las más
altas cotas de la significación y del ejemplo.
Y así, frente a los héroes de pacotilla, están los auténticos
villanos, que en este caso sí que lo son, los políticos. Unos
villanos a los que no somos capaces de hacer responder de nada. Ni
siquiera por la comisión culposa de delitos tipificados en el Código
Penal. Un Código Penal que, sea dicho de paso, se modificó en
función de considerarlo franquista, pero al que ahora se
recurre timidamente como si nada malo se hubiera hecho
Por qué, vamos a ver, acaso piensa alguien que va a responder por
la muerte del joven Álvaro Ussía el señor Alcalde, la señora
Presidente de la Comunidad de Madrid, el Conejal de Seguridad, la
Delegada del Gobierno, o cualquier otro responsable de no haber
tomado medidas respecto a una discoteca, el "Balcón de
Rosales", con más de 50 denuncias por todo tipo de
infracciones, apercibida por la Policía para su cierre y en la que,
entre otras cosas, se servía alcohol a menores de edad.
En este caso que nos ocupa, la muerte de Álvaro, yo confió en la
reacción de sus compañeros para que no se dejen manipular por las
Autoridades ni por sus profesores, y que reclamen que esas
responsabilidades se cumplan. Porque, a poco que constituyan una
Asociación, seremos muchos los que ingresemos esfuerzo y dinero
para llevarles a todos estos villanos ante los tribunales de
justicia. Porque aunque Álvaro ya no lo pueda ver, estaremos
salvando la vida a muchos de nuestros jóvenes.
Aunque la pena es que la victima no hubiera sido el señor Ruíz
Gallardón, Soledad Mestre, Esperanza Aguirre, el señor Calvo o el
séñor Granados (o todos juntos, algo así como a la vez)
responsables de la muerte de Álvaro desde esa relación de
causalidad que existe en las omisiones culposas.
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