Cuando hace algunos años le preguntaron al rey Juan Carlos qué
definiera a la reina Sofía en lo que había sido su quehacer a lo
largo de todo este tiempo, el rey no lo dudo, la definió como una
"profesional". Y aunque algunos pudieron entender que el
rey aludía a la profesión de doña Sofía, la de ser reina,
actividad de la que vive, otros, por ende, y creo que con absoluta
precisión, entendimos que el rey aludía a la relevante capacidad y
aplicación con que su esposa venía ejerciendo de reina de España.
Pero don Juan
Carlos, por lo menos yo así le entendí, al emplear el término
"profesional" quiso ir aún más lejos al referenciarlo
como un atributo que hace referencia a ese arte que no se
aprende, pues se mama de nacimiento. Incluso se lleva como un gen más
del ADN.
Entre Metit Mari, Leticia Ortiz y Carla Bruni existen múltiples
similitudes, aparte de la edad. Las tres proceden socialmente de la
clase baja. Las tres son mujeres de su tiempo, esto es, divorciadas,
ateas –o al menos, agnósticas-, profesionalmente súper
ambiciosas y muy pendientes de su estética. Y, finalmente, las tres
se encaminan a ser tres grandes profesionales del quehacer público.
Pues, aun no siendo de nacimiento profesionales de tal menester,
todo lo contrario, las tres mujeres han confesado con humildad: "su
deseo de aprender con rapidez el oficio de futuras Reinas, y de
Primera dama". Cuya puesta en escena, en los tres casos, ha
sido plenamente satisfactoria. Pues, en el mundo de la imagen, las
tres dan un buen plano a la cámara.
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