Por
María del Carmen López.
Confieso que me ha sorprendido la actuación de Su Majestad, que
sinceramente no esperaba, tan acostumbrados como nos tiene a verlas
venir, y para muchos sin hacer nada. Pues la Constitución ya se
encargó de declararle "irresponsable", hasta dimensionar
su papel poco menos que al chico de los recados; lo que
algunos han dado en llamar a paga fuegos. Que fue otro de los
grandes errores de nuestra Carta Magna o Ley de leyes. Sin olvidar,
naturalmente, el papel que nos han señalado todos esos monárquicos,
que nunca serán "alabarderos", en cuanto al marketing que
Su Majestad aplica de forma discreta y con campechanería, aspecto
éste último tan del gusto del pueblo.
Sin embargo, la
situación debía ser tan apretada que Su Majestad ha tenido que
emplearse a fondo y de frente, con audacia y desde la osadía,
contra todo protocolo y, hasta sí me apuran, cabreado.
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De frente, porque no
ha necesitado el apoyo de nadie para defenderse solito, alegándose
a sí mismo ser "origen y fuente de estabilidad, prosperidad y
paz". Con audacia, porque enseguida convocó a la
derecha y a la izquierda para que emitiesen sendos comunicados de
apoyo a su persona y a la Institución, la Corona que tendrá que ceñir
también su hijo. Desde la osadía , porque consciente del
peso real que tiene la Iglesia Católica, aunque con su firme entren
en vigor todo tipo de leyes anticristianas, no ha dudado en utilizar
a los monseñores más señalados del país, cuyos pastores le
tildaron de "símbolo y unidad espiritual de España". Contra
todo protocolo, por cuanto convocó, y en un solo acto, a las más
altas personalidades de Europa para que le prestaren el apoyo
institucional necesario, sin antes haber recibido a sus embajadores
acreditados, más que nada por si alguno no quería unirse a la
fiesta. Y, finalmente, cabreado, hasta el punto de
haber colisionado con la sin par Esperanza Aguirre, la par tener
de Sabina, el amigo de su hijo, respecto a Jiménez Losantos;
así como con la Jerarquía de la Iglesia Católica española
a la que le recomienda "más acción y menos oración".
Experto desde hace mucho tiempo, puede que desde siempre, en el difícil
arte de la ceñida, Su Majestad ha demostrado que él solo se
puede defender y, por ende, que él solo es capaz de defender la
Institución, la Corona, que mayoritariamente es aceptada por
los españoles de toda edad, sexo y condición social, al menos en
su persona, hoy por hoy clave en la fundamentación del Estado y de
la Nación española.
Por lo que desde esta página le pido defienda con el mismo ardor la
unidad de España. Puede que la única función realmente importante
de la Corona. Y por la que fue escogido por el Caudillo, Francisco
Franco, "sucesor a título de Rey"
¡Viva España!
... y por, y sólo por España,
¡Viva el Rey!
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