Por
Miguel Ángel.
Cuando Julio César,
puso sitio a la ciudad de Alesia, algunos de los habitantes lograron
escapar. Los que habían huido no perdieron mucho tiempo, y fueron a
pedir auxilio a otras tribus galas para librarlos del asedio del
General romano. A los pocos días, un ejército galo, muy superior
numéricamente al romano, se abalanzó sobre Alesia, para romper el
asedio y derrotar al ejército romano. A su vez, los habitantes del
interior, comenzaron el ataque contra los romanos, viéndose estos
últimos sitiados. Eran atacados desde el interior y desde el
exterior. En este momento, el genio militar de Julio César, salió
a relucir, y con muy pocos efectivos, pudo vencer a su enemigo y
tomar la ciudad de Alesia, que había sometido a sitio.
Salvando las
distancias, la cultura española, se halla en situación parecida al
ejército romano que sitiaba a Alesia, pero no porque se la haya
buscado, como César, al poner sitio a una ciudad, sino porque una
parte de la cultura española, no quiere ser española, sino otra
cosa. Este será el enemigo de “dentro”. El enemigo de fuera -¡cómo
no!- será la cultura anglosajona, cada vez más presente en
nuestras vidas, pero que viene sin haber sido llamada, sino por un
imperialismo anglosajón en todos los campos.
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En España, se
intenta olvidar la cultura que es de todos, y no solamente de una
región, que no digo que esté mal fomentar y proteger las culturas
regionales, sino desplazar la cultura de todos, en concreto la
lengua, por otra más provinciana y que sólo representa a unos
pocos que no quieren tener nada que ver con sus hermanos de otras
regiones. Así, hace unas semanas, una región de España, Cataluña,
era invitada a una feria del libro en Alemania, y su gobierno autónomo,
discriminó a los catalanes que no escribían en catalán -que también
forma parte de la cultura española, no lo olvidemos- porque escribían
en castellano, y claro, ellos no quieren tener nada que ver con el
resto de España, porque como se inventaron hace unas décadas,
ellos para nada son españoles. Lo mismo cabría decir con los
separatistas vascos y gallegos, quienes desprecian casi por igual
una cultura de proyección mundial, para sustituirla por otra
provinciana, que podrá ser milenaria, sí, pero muy limitada geográficamente,
y que forma parte de la gran cultura que ellos desprecian. De estos
habitantes de Alesia, que atacan desde el interior, ya nos hemos
dado cuenta porque lo hacen muy ferozmente y despreciando al resto,
pero ¡ojo! que su reacción no es producto de un asedio, como
ocurrió realmente con los galos, aunque para ello, han tenido que
inventárselo, porque no ha existido esa prohibición del catalán
que ellos afirman.
La influencia
americana, entra más pacíficamente, sin hacer escándalo, entra
despacio, pero llega muy adentro. ¿Quién no tiene en su casa un PC
(Personal Computer)? ¿Quién no ha comido hamburguesas? ¿O
hay alguien que no sepa que chips, son patatas fritas? Hoy en
día, la gente ya no va a reuniones, sino a meetings, va al gym,
en lugar de al gimnasio. Hemos pasado de tomar cervezas con los
amigos a tomar “birras”, muy parecido al vocablo inglés beer,
que significa cerveza. No damos nuestra dirección de correo electrónico,
sino nuestro e-mail, no vamos de fin de semana, sino de week-end.
En las Navidades, es
Papá Noel, -sí, el gordo de la Coca-Cola- quien trae los regalos,
los Reyes Magos, cada vez vienen menos.
Celebran los niños
de hoy Halloween, como una fiesta de brujas, fantasmas y demás
símbolos de las culturas célticas, sin saber que el origen de esta
palabra es All Hallows’ Eve, cuya traducción literal al
español, es “Víspera de Todos los Santos”, una conmemoración
que lleva años celebrándose en España de otra manera, y que la
cultura anglosajona nos ha impuesto de una manera un tanto extraña,
tan extraña como los disfraces que en ella se usan.
Otro enemigo de la
cultura española es el lenguaje del teléfono móvil, enviamos SMS,
en lugar de mensajes de texto, y en ellos, la degradación del
idioma es brutal, hasta tal punto que en un periódico como es ADN,
haya una sección que se llama “Xprésate”.
También el fútbol
y demás deportes nos han aportado muchos anglicismos, tales como córner,
en lugar de saque de esquina, gol, penalty...
Punto aparte para el
actual cine español, que si no se sirve de la pornografía, nunca
llega a la pantalla, eclipsado por la gran industria de Hollywood.
Y otra cosa no menos
importante, la espiritualidad y el sentido de la trascendencia, que
como ya dijera el genial dibujante Antonio Mingote, “millones
de personas han dejado de considerarse hijos de Dios, hechos a su
imagen y semejanza, para creer que por ser nativos de Piscis o
Acuario, tendrán suerte en los negocios, salud precaria esta semana
aunque con tendencia a mejorar en la siguiente”.
El futuro para
nuestra cultura pinta muy negro, acabaremos seguramente, hablando
una especie de “Espanglish”, porque la mayoría de nosotros no
acabaremos nunca hablando correctamente el inglés, yo el primero.
Ante este cúmulo de
atropellos, ¿habrá un Julio César que nos lleve a la victoria?
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