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Por
Pablo Gasco de la Rocha.
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La situación es tan grave, tan sumamente grave, pese a
que sigan sin enterarse los principales y más cualificados
responsables de la defensa de la Nación, que desde los distintos
foros que apoyan al PP se viene haciendo un diagnóstico de la
realidad, que si nosotros lo hiciéramos, estaríamos en setenta y
dos horas a disposición judicial imputados de un delito de
golpismo.
Decía José Antonio Zarzajelos (ABC, 27-1-2008), que "en el
itinerario del Gobierno, los daños, directos o colaterales,
causados por sus políticas son de tal calibre que han
desestabilizado el sistema hasta dejarlo irreconocible".
Daños sobre los que reflexiona, y que agrupa en tres categorías.
1º. - La vulneración de la concepción del principio de
legalidad... "ha alcanzado niveles insólitos,
empleando en el señuelo tanto a la abogacía del Estado como al
Ministerio Fiscal. Así como la embestida que el Ejecutivo ha
propinado a la credibilidad del Tribunal Constitucional y a la
independencia del Consejo General del Poder Judicial."
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2º. – La desnaturalización del carácter unitario y autonómico del
Estado
"con el estatuto de Cataluña retroalimentando el
radicalismo nacionalista allí y en el País Vasco. Después
de estas prácticas gubernamentales el modelo de Estado ha
mutado, se ha transformado, sin que los constitucionalistas
sean capaces de encuadrarlo en alguna de las varias categorías
existentes. Los nacionalistas vascos y catalanas han
conseguido, no sólo la asimetría territorial, sino, además,
las alteraciones de los grandes principios dogmáticos de la
democracia española: la soberanía residenciada en el pueblo
español; la Nación como entidad histórica y políticamente
indivisible; la ciudadanía como garantía de igualdad real de
todos los españoles, tanto en derechos como en obligaciones;
el idioma español como lengua oficial y común, y el
mantenimiento de determinados valores de integración que
sostenían un entendimiento compartido de la ética pública o
cívica.
3º. – La
inoculación del virus destructivo del sentido de la españolidad
"para manejar el Estado con aquellos que pretenden su
liquidación."
Sugiriendo, ante
tal situación, una terapia sanadora e imprescindible que ponga
fin al avance de la enfermedad... La misma, paradojas de la
vida, que nosotros, pese a nuestra imposibilidad congénita de
articularnos como no sea detrás de una espada o una mitra,
venimos propugnando desde que a la muerte de Franco el Estado
fue asaltado por los mismos que hasta ese momento corrían
delante de los caballos.
Pese a todo, y a
pesar de estar ante un "Un sistema que hace agua",
como el mismo Zarzalejos titula su artículo (ABC, 27-1-2008),
también estos "foros" emergentes que le han surgido a
la derecha al PP están contaminados del mismo mal, la
pusilanimidad, pues, mareando la perdiz, son incapaces de
actuar en consecuencia, esto es, llamando a la Guardia Civil
para recomponer el orden constitucional conculcado, restablecer
la dignidad de la Nación en entredicho y dotar de capacidad de
supervivencia a la Patria.
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Generalísimo.
