Señor
Garzón:
Después
de algunas consideraciones pasadas, que entiendo no va a tener en
cuenta desde esa ponderación que asiste a todo buen juez, pues el
dirimir con equidad y sentenciar con rigor es, entiendo, la máxima
actuación que se presupone en quien imparte justicia, vengo hoy a
reclamar, atendiendo a su sapiencial juicio, me asista a mí también,
aunque no sea rojo ni masón, en mi demanda por las actuaciones
tendentes a acabar con la vida de mi familia a las pocas horas de
producirse el alzamiento militar en Melilla, día 18 de julio de
1936.
Señor
Garzón, hablo de personas físicas concreta, algunas todavía
vivas, militantes de la CNT y del PCE, que organizados en cuadrilla
de asesinos subieron a la casa de mis abuelos (Pza. de los Guardias
de Corps, nº 1) con la intención de acabar con sus vidas y con la
de mi padre, un joven de 16 años. Actuación que no pudieron llevar
a efecto, toda vez que mi familia había salido unos días antes
hacia Ávila, desde donde mi padre se incorporó al glorioso
Alzamiento contra “la
canalla que se había apoderado de la República”, frase que
como usted sabrá no es de Franco sino del mismísimo masón de Azaña.
Señor
Garzón, ¿es posible actuar contra esta gentuza a la que me
refiero? ¿Se podría imputarles un delito de tentativa frustrada de
homicidio? ¿Me asiste a mí también esa reclamación a pesar de mi
ideología? ¿Ha prescrito el delito, y ya no se puede actuar, toda
vez que no reclamo ir contra Franco?... Como ve, se me agolpan las
preguntas con ese mismo afán de justicia que a usted le anima y que
ha demostrado con su actuación de “levantar muertos”.
Pese
a todo le diré, que procedo en contra del criterio de mi familia
(mis abuelos ya fallecidos), y en contra del de mi padre (q.e.p.d.)
en particular, pues ellos ya les perdonaron cuando en fila
procesionaria acudieron en su solicitud una vez terminó la guerra.
Incluso, lo que es la vida, señor Garzón, algunos años después
uno de aquellos indeseables acudió a mi padre en demanda de
asistencia jurídica.
Pero
no sólo procedo contra el criterio de mi familia, cuya actuación
ya le he narrado, sino contra el mismísimo criterio de Franco, que
jamás actuó a ese nivel, concretándose sus consignas, siempre a
través de lo que dictaminasen las autoridades judiciales, contra
los asesinos convictos y confesos. Por cierto, señor Garzón, ¿procederá
también contra el padre del Rey, don Juan de Borbón, por haber
intentado participar de tan execrable acción como era oponerse a
que España se levantase un mal
día marxista?
Finalmente
vuelvo a apercibirle de las funestas consecuencias que tan insensata
postura pueden conllevar, y de las que parece no es usted plenamente
consciente, habida cuenta que la extrema izquierda no sabe como
“liarla” y que para la Delegada del Gobierno en Madrid, Soledad
Mestre, como ella misma manifestó, el “que un joven
–naturalmente se refiere a un joven de extrema izquierda- lleve un
bate de béisbol a una manifestación no es ilegal”. Insensata
declaración que fue respondida por la Unión Federal de Policía (UFP)
con la siguiente nota. “Consideramos que esta forma de actuar de
la Delegada del Gobierno desvirtúa el trabajo de los agentes”.
Por lo que entiendo, qué si algo ocurre como consecuencia de la bomba
que ha puesto en la calle, usted será el responsable máximo; una
responsabilidad que, no le quepa la menor duda, se argumentará jurídicamente.
Sin
otro particular, quedando a su entera disposición para cualquier
aclaración, aporte de pruebas y otras diligencias al uso, su seguro
servidor para el caso que nos ocupa,
Fdo.:
Pablo Gasco de la Rocha
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