Por
Pablo Gasco de la Rocha.
El asalto final... el "tercer" sueño de Satanás
Sobre la base de la
necesidad más perentoria del ser humano, el hambre, quienes vienen
dirigiendo el mundo desde las sombras, se prestan ya al asalto
final, mediante un proceso inmigratorio que a escala planetaria
conformara el mundo a imagen y semejanza de quienes lo han trazado.
Pues tal proceso, que afectara principalmente a Occidente, tiende a
conformar un Nuevo Orden Mundial.
A la crisis política y social que sin precedentes atraviesa el planeta,
se suma ahora, y en un panorama global, la escasez de recursos,
siendo el principal de todos ellos el agua dulce y el alza de los
precios agrícolas que serán entre un 20 y un 80 por ciento más
caros en la próxima década que en el periodo anterior 1998-2007,
según el informe elaborado por la FAO. Una situación que anuncia
conflictos cada vez más graves en el contexto de una humanidad que
ha alcanzado los 9.000 millones de seres humanos.
El informe que la FAO presentó a la reunión de Roma (3-6-08) destaca,
igualmente, la vulnerable situación a la que se enfrentan
innumerables países mal nutridos e importadores de alimentos y petróleo
como consecuencia del alza de los precios de los alimentos. Una
crisis que según el informe matará a 2.000 millones de seres
humanos.
En cuanto a los países que se encuentran en el ojo del huracán de esta
crisis, destacan los africanos en lo que se ha denominado
"alerta roja". Además de países asiáticos y los
llamados países de transición. Y es que, durante todos estos años,
los países ricos en vez de contribuir al desarrollo de los países
incapacitados por ellos mismos para salir adelante, creando
infraestructuras y enseñándoles a explotar sus recursos naturales,
se han servido de ellos para explotar sus recursos en beneficio de
cuatro multinacionales y a costa de empobrecer a los países
europeos, que han visto mermadas sus posibilidades como consecuencia
de la des-localización empresarial y de la inmigración. Operación
que ha contado, y sigue haciéndolo, con un sistema legalista que
impide tomar medidas respecto a las necesidades nacionales, a la par
que como pretexto para la permisibilidad de la entrada de
extranjeros, verdadera invasión en beneficio del sistema. Lo que ha
dado lugar, a que en sola década se halla empobrecido social,
cultural y étnicamente Europa, y, al mismo tiempo, se haya rebajado
el grado de contestación en los países subdesarrollados como
consecuencia de la inmigración, que pese a seguir practicando las
mismas políticas han podido maquilar sus resultados aparentes
gracias a la entrada masiva de divisas de sus huidos.
Estamos
ante el tercer sueño de Satanás, ese sueño que hace del mundo un
lugar dominado por unos pocos bajo una economía planificado sobre
la base de un pensamiento único, cuyo aporte fundamental es
invertir los principios de la moral cristiana. Sociedades dirigidas
y uniformadas, edulcoradas por el espectáculo que desde el poder se
tenga a bien ofrecer y consumiendo sin control a través del dinero
de plástico. Pues ahora es la hora de Satán, que sentado sobre su
trono ubicado en España pretende arrojar al Sagrado Corazón de Jesús
de su cetro Hispánico. Realidad posible porque durante años se ha
venido dando la espalda a Dios a través del rechazo a Jesucristo y
a su doctrina.
|
|
Un comportamiento que se ha desborda gracias a la acción política
representada en diferentes corrientes de pensamiento. Unas visibles,
con formas bien definidas y ángulos rectos. Y otras, con formas más
sinuosas, maleables y simuladas, sólo perceptibles a unos pocos.
Pero ambas, dando una apariencia de normalidad en el contexto de un
Occidente que se viene muriendo a chorros. De ahí que sea la
coherencia lo que más debiera preocuparnos, mediante la denuncia
constante de toda apariencia que se intente instalar durante este
tiempo en el que todavía es posible desmontar el engaño. Y aunque
dicho proceso tendrá que ser dirigido por minorías muy preparadas
moral e intelectualmente, será imprescindible contar con una base
popular lo más amplia posible como medio de presión y contestación
para rectificar este proceso sobre el lema de Paz, Orden y Justicia,
bajo la sombra de la Santa Cruz y al grito de ¡Viva Cristo Rey!
Identidad
europea
Sentirse europeo significa poseer una herencia única que determina tener
una perspectiva propia. Poseer una visión realista funcional y otra
imaginativa, original y distinta a cualquier otra. A esta segunda se
le denomina identidad, que se caracteriza, porque permite construir
representaciones subjetivas propias.
Por eso, cuando reafirmamos lo europeo es porque echamos en falta una
concreción en el tiempo presente de esta forma de ser, de actuar y
de pensar. Una concreción que viene del pasado y que se proyecta
hacia el futuro por una herencia de sangre y valores.
Es necesario, pues, abandonar el grado de ambigüedad, según el cual,
europeo es quien vive y trabaja en Europa, dando de este modo la
categoría de europeo (español, francés, italiano, alemán, belga,
danés, dinamarqués, noruego, etc...) a quien no es sino ciudadano
de Europa. Ambigüedad que, como toda ambigüedad, es
contraproducente, porque ampara una confusión funcional, una
disfunción conceptual que dificulta la identidad
De ahí, por tanto, que una política responsable debería dar ejemplo
con un discurso claro y preciso que ayude a diferenciar entre las
diferentes identidades como forma de cohesión y claridad
conceptual. Porque sólo de este modo se logrará evitar el
enfrentamiento y la marginalidad de quines sintiéndose no europeos,
por mucho que lo diga la ley, puedan seguir sintiendo el legítimo
orgullo de pertenecer a otra identidad, aunque momentáneamente
transiten por otra.
¡ Ni Monarquía ni República, España!
Durante 30 años, y
con el mismo espíritu y la misma inercia que marcó la Transición,
ceder para lograr la lealtad constitucional, la Nación y el Estado
han venido cediendo terreno a las presiones de los independentistas,
los llamados "nacionalismos democráticos", que
amparados en la Constitución, que les otorga perspectivas reales de
independencia, han declarado la guerra a España en todos los
frentes: institucional, social, cultural y política con el objetivo
de romperla.
Con el dominio de
una lengua propia que ya utilizan por encima del español y
falseando la Historia, introducido conceptos y nociones falsas que
hoy admiten muchas generaciones de niños, proyectan sus fines ideológicos
a unas poblaciones que han terminado por aceptar parte de sus
planteamientos identitarios. Por eso hoy el "Plan
Ibarretxe" es una opción posible, pese a que es
manifiestamente ilegal, por cuanto constituye un delito de
desobediencia abierta al poder legalmente establecido, y por tanto,
un desafío al Estado con un planteamiento tramposo, con el que el
lendakari engaña a los ciudadanos, aunque sin salirse, y esto es lo
verdaderamente grave, de las posibilidades y de los márgenes que le
reconoce la Constitución en orden a conseguir la independencia.
De ahí, pues, que la anomalía política actual de España no sea
consecuencia de la acción política de los diferentes ejecutivos
que se han sucedido, por muchas responsabilidades que quepan
imputarles a los Gobiernos del Rey, sino a la omisión del Estado,
cuyas instituciones han obviado el gravísimo problema que la
indeterminación constitucional de la organización territorial del
Estado ha creado, abocando a España a su suicidio colectivo. Siendo
lo más sorprendente el comportamiento del Ejército, garante último
de la unidad e integridad de la Patria, en cuyo entorno ni siquiera
se presiente ese principio tan natural de la acción-reacción.
Pero como la irresponsabilidad de la clase política española, pese a
lo que está ocurriendo, puede alcanzar lo intolerable, se impone
una acción reconductora en orden a salvaguardia a la Patria de sus
enemigos interiores y exteriores. Ambos perfectamente
identificables. Porque España no puede seguir tolerando tal omisión
del deber de socorro que la Nación reclama a través de la
modificación de su modelo político territorial y el freno a la
avalancha extranjera, con la implantación de todo tipo de mafias.
La Monarquía es una ideología aristocrática hereditaria. Y la República
una suposición laica. España es otra cosa distinta, pues contiene
en sí misma las dimensiones nación, cultura y lengua. No podemos,
pues, permitir esta situación por más tiempo. No podemos, en
definitiva, huir por más tiempo de una situación a la que aún se
puede hacer frente. Porque si bien es cierto que las naciones pueden
suicidarse, no es menos cierto que la democracia, tal y como estos
la conciben, puede desaparecer.
Acción, Reacción
y Compromiso
¿Dónde queremos
ir? ¿Qué camino seguiremos? ¿De qué manera llegaremos? ¿Quién
nos va a acompañar? Son las preguntas que nuevamente tendremos que
plantearnos, porque se puede tener un sueño e ideas suficientes
para transformar la realidad pero si fallamos en la estrategia no
conseguiremos nada. Y como la estrategia no se puede disociar de su
implementación ante las amenazas y las oportunidades de nuestro
entorno, tendremos que poner a disposición de nuestro objetivo
todos los proyectos necesarios para conseguirlo. En eso consiste la
estrategia, en utilizar todos los resortes necesarios y suficientes
para conseguir el fin deseado.
De ahí que no sea lógico,
como a la postre podemos demostrar, pensar en una estrategia
compartida cuando las iniciativas y los valores son diferentes entre
sí. Pues compartir unos objetivos generales no es condición
suficiente para afirmar que se dispone de una estrategia común.
Tener una estrategia es tener, antes que
nada, una percepción de cómo queremos que sea la realidad en la
que queremos interferir, al mismo tiempo que planificar nuestras
acciones para conseguirlo. De ahí que sea fundamental trabajar en
este aspecto de la acción política, la estrategia, como forma de
que nos ayude a ubicarnos en la escena política.
INICIO
|