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Actualizada: 18 de Junio de 2.008.  

 
 
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La apariencia efímera.


 - Si la apariencia es el aspecto exterior de algo, en este caso de la realidad, de nosotros depende que tal realidad sea pasajera ... efímera  -


Por Pablo Gasco de la Rocha.


El asalto final...  el "tercer" sueño de Satanás

Sobre la base de la necesidad más perentoria del ser humano, el hambre, quienes vienen dirigiendo el mundo desde las sombras, se prestan ya al asalto final, mediante un proceso inmigratorio que a escala planetaria conformara el mundo a imagen y semejanza de quienes lo han trazado. Pues tal proceso, que afectara principalmente a Occidente, tiende a conformar un Nuevo Orden Mundial.

A la crisis política y social que sin precedentes atraviesa el planeta, se suma ahora, y en un panorama global, la escasez de recursos, siendo el principal de todos ellos el agua dulce y el alza de los precios agrícolas que serán entre un 20 y un 80 por ciento más caros en la próxima década que en el periodo anterior 1998-2007, según el informe elaborado por la FAO. Una situación que anuncia conflictos cada vez más graves en el contexto de una humanidad que ha alcanzado los 9.000 millones de seres humanos.

El informe que la FAO presentó a la reunión de Roma (3-6-08) destaca, igualmente, la vulnerable situación a la que se enfrentan innumerables países mal nutridos e importadores de alimentos y petróleo como consecuencia del alza de los precios de los alimentos. Una crisis que según el informe matará a 2.000 millones de seres humanos.

En cuanto a los países que se encuentran en el ojo del huracán de esta crisis, destacan los africanos en lo que se ha denominado "alerta roja". Además de países asiáticos y los llamados países de transición. Y es que, durante todos estos años, los países ricos en vez de contribuir al desarrollo de los países incapacitados por ellos mismos para salir adelante, creando infraestructuras y enseñándoles a explotar sus recursos naturales, se han servido de ellos para explotar sus recursos en beneficio de cuatro multinacionales y a costa de empobrecer a los países europeos, que han visto mermadas sus posibilidades como consecuencia de la des-localización empresarial y de la inmigración. Operación que ha contado, y sigue haciéndolo, con un sistema legalista que impide tomar medidas respecto a las necesidades nacionales, a la par que como pretexto para la permisibilidad de la entrada de extranjeros, verdadera invasión en beneficio del sistema. Lo que ha dado lugar, a que en sola década se halla empobrecido social, cultural y étnicamente Europa, y, al mismo tiempo, se haya rebajado el grado de contestación en los países subdesarrollados como consecuencia de la inmigración, que pese a seguir practicando las mismas políticas han podido maquilar sus resultados aparentes gracias a la entrada masiva de divisas de sus huidos. 

Estamos ante el tercer sueño de Satanás, ese sueño que hace del mundo un lugar dominado por unos pocos bajo una economía planificado sobre la base de un pensamiento único, cuyo aporte fundamental es invertir los principios de la moral cristiana. Sociedades dirigidas y uniformadas, edulcoradas por el espectáculo que desde el poder se tenga a bien ofrecer y consumiendo sin control a través del dinero de plástico. Pues ahora es la hora de Satán, que sentado sobre su trono ubicado en España pretende arrojar al Sagrado Corazón de Jesús de su cetro Hispánico. Realidad posible porque durante años se ha venido dando la espalda a Dios a través del rechazo a Jesucristo y a su doctrina. 

Un comportamiento que se ha desborda gracias a la acción política representada en diferentes corrientes de pensamiento. Unas visibles, con formas bien definidas y ángulos rectos. Y otras, con formas más sinuosas, maleables y simuladas, sólo perceptibles a unos pocos. Pero ambas, dando una apariencia de normalidad en el contexto de un Occidente que se viene muriendo a chorros. De ahí que sea la coherencia lo que más debiera preocuparnos, mediante la denuncia constante de toda apariencia que se intente instalar durante este tiempo en el que todavía es posible desmontar el engaño. Y aunque dicho proceso tendrá que ser dirigido por minorías muy preparadas moral e intelectualmente, será imprescindible contar con una base popular lo más amplia posible como medio de presión y contestación para rectificar este proceso sobre el lema de Paz, Orden y Justicia, bajo la sombra de la Santa Cruz y al grito de ¡Viva Cristo Rey!   

Identidad europea

Sentirse europeo significa poseer una herencia única que determina tener una perspectiva propia. Poseer una visión realista funcional y otra imaginativa, original y distinta a cualquier otra. A esta segunda se le denomina identidad, que se caracteriza, porque permite construir representaciones subjetivas propias.

Por eso, cuando reafirmamos lo europeo es porque echamos en falta una concreción en el tiempo presente de esta forma de ser, de actuar y de pensar. Una concreción que viene del pasado y que se proyecta hacia el futuro por una herencia de sangre y valores.

Es necesario, pues, abandonar el grado de ambigüedad, según el cual, europeo es quien vive y trabaja en Europa, dando de este modo la categoría de europeo (español, francés, italiano, alemán, belga, danés, dinamarqués, noruego, etc...) a quien no es sino ciudadano de Europa. Ambigüedad que, como toda ambigüedad, es contraproducente, porque ampara una confusión funcional, una disfunción conceptual que dificulta la identidad

De ahí, por tanto, que una política responsable debería dar ejemplo con un discurso claro y preciso que ayude a diferenciar entre las diferentes identidades como forma de cohesión y claridad conceptual. Porque sólo de este modo se logrará evitar el enfrentamiento y la marginalidad de quines sintiéndose no europeos, por mucho que lo diga la ley, puedan seguir sintiendo el legítimo orgullo de pertenecer a otra identidad, aunque momentáneamente transiten por otra.    

¡ Ni Monarquía ni República, España!

Durante 30 años, y con el mismo espíritu y la misma inercia que marcó la Transición, ceder para lograr la lealtad constitucional, la Nación y el Estado han venido cediendo terreno a las presiones de los independentistas, los llamados "nacionalismos democráticos", que amparados en la Constitución, que les otorga perspectivas reales de independencia, han declarado la guerra a España en todos los frentes: institucional, social, cultural y política con el objetivo de romperla.  

Con el dominio de una lengua propia que ya utilizan por encima del español y falseando la Historia, introducido conceptos y nociones falsas que hoy admiten muchas generaciones de niños, proyectan sus fines ideológicos a unas poblaciones que han terminado por aceptar parte de sus planteamientos identitarios. Por eso hoy el "Plan Ibarretxe" es una opción posible, pese a que es manifiestamente ilegal, por cuanto constituye un delito de desobediencia abierta al poder legalmente establecido, y por tanto,  un desafío al Estado con un planteamiento tramposo, con el que el lendakari engaña a los ciudadanos, aunque sin salirse, y esto es lo verdaderamente grave, de las posibilidades y de los márgenes que le reconoce la Constitución en orden a conseguir la independencia.

De ahí, pues, que la anomalía política actual de España no sea consecuencia de la acción política de los diferentes ejecutivos que se han sucedido, por muchas responsabilidades que quepan imputarles a los Gobiernos del Rey, sino a la omisión del Estado, cuyas instituciones han obviado el gravísimo problema que la indeterminación constitucional de la organización territorial del Estado ha creado, abocando a España a su suicidio colectivo. Siendo lo más sorprendente el comportamiento del Ejército, garante último de la unidad e integridad de la Patria, en cuyo entorno ni siquiera se presiente ese principio tan natural de la acción-reacción.  

Pero como la irresponsabilidad de la clase política española, pese a lo que está ocurriendo, puede alcanzar lo intolerable, se impone una acción reconductora en orden a salvaguardia a la Patria de sus enemigos interiores y exteriores. Ambos perfectamente identificables. Porque España no puede seguir tolerando tal omisión del deber de socorro que la Nación reclama a través de la modificación de su modelo político territorial y el freno a la avalancha extranjera, con la implantación de todo tipo de mafias.

La Monarquía es una ideología aristocrática hereditaria. Y la República una suposición laica. España es otra cosa distinta, pues contiene en sí misma las dimensiones nación, cultura y lengua. No podemos, pues, permitir esta situación por más tiempo. No podemos, en definitiva, huir por más tiempo de una situación a la que aún se puede hacer frente. Porque si bien es cierto que las naciones pueden suicidarse, no es menos cierto que la democracia, tal y como estos la conciben, puede desaparecer. 

Acción, Reacción y Compromiso  

¿Dónde queremos ir? ¿Qué camino seguiremos? ¿De qué manera llegaremos? ¿Quién nos va a acompañar? Son las preguntas que nuevamente tendremos que plantearnos, porque se puede tener un sueño e ideas suficientes para transformar la realidad pero si fallamos en la estrategia no conseguiremos nada. Y como la estrategia no se puede disociar de su implementación ante las amenazas y las oportunidades de nuestro entorno, tendremos que poner a disposición de nuestro objetivo todos los proyectos necesarios para conseguirlo. En eso consiste la estrategia, en utilizar todos los resortes necesarios y suficientes para conseguir el fin deseado.

De ahí que no sea lógico, como a la postre podemos demostrar, pensar en una estrategia compartida cuando las iniciativas y los valores son diferentes entre sí. Pues compartir unos objetivos generales no es condición suficiente para afirmar que se dispone de una estrategia común.

Tener una estrategia es tener, antes que nada, una percepción de cómo queremos que sea la realidad en la que queremos interferir, al mismo tiempo que planificar nuestras acciones para conseguirlo. De ahí que sea fundamental trabajar en este aspecto de la acción política, la estrategia, como forma de que nos ayude a ubicarnos en la escena política. 


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