II Carta pública a Garzón.
Por
Pablo Gasco de la Rocha.
22/10/2008.
Señor
Garzón:
Después
de algunas consideraciones pasadas, que entiendo no va a tener en cuenta desde
esa ponderación que asiste a todo buen juez, pues el dirimir con equidad y
sentenciar con rigor es, entiendo, la máxima actuación que se presupone en
quien imparte justicia, vengo hoy a reclamar, atendiendo a su sapiencial juicio,
me asista a mí también, aunque no sea rojo ni masón, en mi demanda por las
actuaciones tendentes a acabar con la vida de mi familia a las pocas horas de
producirse el alzamiento militar en Melilla, día 18 de julio de 1936.
Señor
Garzón, hablo de personas físicas concreta, algunas todavía vivas, militantes
de la CNT y del PCE, que organizados en cuadrilla de asesinos subieron a la casa
de mis abuelos (Pza. de los Guardias de Corps, nº 1) con la intención de
acabar con sus vidas y con la de mi padre, un joven de 16 años. Actuación que
no pudieron llevar a efecto, toda vez que mi familia había salido unos días
antes hacia Ávila, desde donde mi padre se incorporó al glorioso Alzamiento
contra “la canalla que se había
apoderado de la República”, frase que como usted sabrá no es de Franco
sino del mismísimo masón de Azaña.
Señor
Garzón, ¿es posible actuar contra esta gentuza a la que me refiero? ¿Se podría
imputarles un delito de tentativa frustrada de homicidio? ¿Me asiste a mí
también esa reclamación a pesar de mi ideología? ¿Ha prescrito el delito, y
ya no se puede actuar, toda vez que no reclamo ir contra Franco?... Como ve, se
me agolpan las preguntas con ese mismo afán de justicia que a usted le anima y
que ha demostrado con su actuación de “levantar muertos”.
Pese
a todo le diré, que procedo en contra del criterio de mi familia (mis abuelos
ya fallecidos), y en contra del de mi padre (q.e.p.d.) en particular, pues ellos
ya les perdonaron cuando en fila procesionaria acudieron en su solicitud una vez
terminó la guerra. Incluso, lo que es la vida, señor Garzón, algunos años
después uno de aquellos indeseables acudió a mi padre en demanda de asistencia
jurídica.
Pero
no sólo procedo contra el criterio de mi familia, cuya actuación ya le he
narrado, sino contra el mismísimo criterio de Franco, que jamás actuó a ese
nivel, concretándose sus consignas, siempre a través de lo que dictaminasen
las autoridades judiciales, contra los asesinos convictos y confesos. Por
cierto, señor Garzón, ¿procederá también contra el padre del Rey, don Juan
de Borbón, por haber intentado participar de tan execrable acción como era
oponerse a que España se levantase un mal
día marxista?
Finalmente
vuelvo a apercibirle de las funestas consecuencias que tan insensata postura
pueden conllevar, y de las que parece no es usted plenamente consciente, habida
cuenta que la extrema izquierda no sabe como “liarla” y que para la Delegada
del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre, como ella misma manifestó, el “que un
joven –naturalmente se refiere a un joven de extrema izquierda- lleve un bate
de béisbol a una manifestación no es ilegal”. Insensata declaración que fue
respondida por la Unión Federal de Policía (UFP) con la siguiente nota.
“Consideramos que esta forma de actuar de la Delegada del Gobierno desvirtúa
el trabajo de los agentes”. Por lo que entiendo, qué si algo ocurre como
consecuencia de la bomba que ha puesto
en la calle, usted será el responsable máximo; una responsabilidad que, no le
quepa la menor duda, se argumentará jurídicamente.
Sin
otro particular, quedando a su entera disposición para cualquier aclaración,
aporte de pruebas y otras diligencias al uso, su seguro servidor para el caso
que nos ocupa,
Fdo.:
Pablo Gasco de la Rocha
P.D.
Por cierto, señor Garzón… ¿También estos van a ser rehabilitados?
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com