Por
Dr. Manuel Clemente Cera.
Desde que el
conocido “juez estrella” Baltasar Garzón realizó incursiones
políticas en el PSOE colaborando activamente con gran entusiasmo en
la campaña electoral, fijando carteles propagandistas del partido
con verdadero entusiasmo, las vísperas de los comicios, en cuyo
triunfo electoral no consiguió alcanzar un ministerio, como
aspiraba, surgió la decepción y el resentimiento.
A partir de tan
rotundo fracaso en sus pretensiones, que el jefe del Ejecutivo
Felipe González no tuvo en consideración, cambia de faceta,
emprendiendo otras directrices. Se trataba de que su protagonismo
mediático se mantuviera en permanente actualidad, antes de quedar
en el anonimato como es habitual en el ámbito de la judicatura.
El juez, como el
médico, aplica sus conocimientos científicos adquiridos
académicamente sin afán de notoriedad extra profesional,
cumpliendo deontológicamente sus funciones en bien del prójimo.
Distanciándose de
la política activa, en su desmesurado afán de destacar, se dedica
a incoar procesos judiciales extranacionales, obviando la plétora
de casos pendientes de resolución acumulados en los juzgados
españoles.
Una de las más
llamativas y primeras excentricidades divulgadas rápidamente por
los medios de comunicación nacionales e internacionales, fue el
procesamiento del general Augusto Pinochet, personaje que estaba en
el punto de mira del progresismo mundial, aprovechando una breve
estancia en Londres por motivos de salud, con la intención de
extraditarlo a España para juzgarlo con el máximo rigor.
Corrieron abundantes
ríos de tinta, acusaciones múltiples y amenazas reiteradas que no
consiguieron plasmar en realidad sus absurdas intenciones.
El venerable general
regresó a su patria en el momento oportuno, cuando estaba
parcialmente recuperado de su larga enfermedad. Todos los intentos
que el progresismo masónico internacional utilizó contra su
persona –como era previsible– fracasaron.
El general falleció
longevo en el Hospital Militar de Santiago de Chile, atendido con
arreglo a su rango en los últimos momentos. El cadáver fue
expuesto en la capilla ardiente al público, que desfiló ante el
mismo expresando su gratitud, dolor, emoción y respeto.
Un funeral de Estado
con masiva asistencia popular, rindiéndole los honores de ordenanza
como si hubiera muerto en pleno mandato presidencial. Un verdadero y
notorio ridículo para el juez mediático que ha quedado silenciado.
|
|
Varios intentos
procesales internacionales posteriores aireados por los medios de
comunicación de masas, como es obvio en los espacios más
destacados, quedando en agua de borrajas.
No habiendo
terminado su misión con el terrorismo patrio, que continúa
acosándonos sin desmayo, emprende nuevos rumbos por trayectos
sinuosos muy resbaladizos, susceptibles de despertar viejos
rencores, generando nuevas discordias fratricidas, solucionadas por
consenso nacional hace tres décadas.
Un nuevo motivo
absurdo para mantenerse en el firmamento estelar, exhibiendo su
figura televisiva en los telediarios. Como políticamente está
mandado, hay que sumarse a las reivindicaciones de la Memoria
Histórica, sin posibilidad legal alguna de prosperar, en su osado
intento justiciero.
No ha meditado
suficientemente las consecuencias a que se expone, al exhumar los
presuntos crímenes cometidos por el bando nacional durante la
Guerra Civil y en la primera época del denominado franquismo, en
cumplimiento de sentencias impuestas por los tribunales competentes
de la época, previo juicios, no sumarísimos.
Examine
detenidamente los verdaderos crímenes cometidos por la Segunda
República que accede al poder fraudulentamente –no fue nunca
democrática–, desde el 14 de Abril de 1931, pasando por el 6 de
Octubre de 1934 hasta la víspera de la Victoria Nacional el 1º de
Abril de 1939.
A título de
ejemplo, recordemos los miles de asesinatos en Paracuellos del
Jarama –de cuya masacre podría informarle el “demócrata
Carrillo”–, en Guadalajara, Santander –despeñados desde el
Cabo Menor al mar Cantábrico–, las masivas ejecuciones en la
provincia de Huesca, siendo Barbastro la diócesis más martirizada
de España, cayendo víctimas de la persecución religiosa más
feroz de la Historia: el Obispo, ciento catorce sacerdotes del clero
secular, cinco seminaristas, cincuenta y un misioneros del Sagrado
Corazón de María, nueve padres Escolapios y dieciocho monjes
Benedictinos, muchos de ellos tras salvajes flagelaciones y
mutilaciones, otros arrojados vivos a los ríos desde los puentes,
como al párroco de Artasona de 71 años de edad. Sin olvidar las
largas columnas de milicianos libertarios procedentes de Barcelona
con destino al frente de Aragón, que a su paso desde Monzón
asolaron los pueblos de la provincia sembrando el terror y el
pánico entre sus habitantes. Los asesinatos fueron multitudinarios.
Lo mismo podríamos
afirmar de la diócesis de Tortosa –Castellón y Tarragona– de
la que existen líneas interminables de ejecuciones publicadas en
“Historia de Tortosa” de Enrique Bayerri y el Dr. Joaquín
Montserrat Cavaller.
Sumemos al
vandalismo las terribles Brigadas del Amanecer que desencadenaron
el odio y la muerte en la España republicana.
Al juez Garzón le
resultaría más fácil y provechoso, procesar al “demócrata”
Santiago Carrillo, a Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, a Manuel
Azaña y al Dr. Juan Negrín, responsable de la desaparición del
oro del Banco de España, de cuyo paradero final jamás se supo.
Puestos a encausar
hechos retroactivos luctuosos acaecidos en la Historia de España,
comencemos por la bárbara represión napoleónica tras la invasión
de 1808. Los fusilamientos masivos por el funesto Fernando VII. Las
desapariciones durante las guerras carlistas de ambos bandos, y un
largo etcétera.
Por último, un tema
recomendable para una tesis doctoral –aunque políticamente
incorrecto– sería la investigación de la durísima represión
aliada al término de la II Guerra Mundial, en Alemania, Italia,
Francia, Austria, Japón, etc. contra los vencidos y sus
colaboradores.
El Dr. Vicente
Pozuelo Escudero, escribió: “La Historia debe servirse de
testimonios de primera mano para que versiones interesadas no la
manipulen en sentidos que falsean su contenido”. “El clima
actual de apasionamiento contra el Generalísimo Franco, su persona
y su obra, alcanzan a todos los frentes”.
INICIO
|