Según refiere ABC: "Más de 1.700 adolescentes de la Comunidad
de Madrid –bastantes menos de los "enganchados"-
acudieron el pasado año a los programas de Proyecto Hombre para
salir de las drogas. El cannabis combinado con alcohol, es la
sustancia de mayor éxito entre ellos, entre otros motivos porque no
lo consideran peligrosa."
Treinta y tres años, la edad de Cristo, es el tiempo que los jóvenes
españoles llevan drogándose sin que hasta el momento se hallan
articulado medidas policiales, legales y educativas suficientes.
Treinta y tres años desde que dio el pregón de salida aquel
sinvergüenza afeminado de nefasto recuerdo que fue Enrique Tierno
Galván, cuya memoria se borró, incluso para su mujer, al día
siguiente de que fuera enterrado. Treinta y tres años desde que la
izquierda (PSOE e IU) clamase por la legalización de las llamada
drogas "blandas", el cannabis, a la que comparaba con un
vaso de vino o un cigarrillo; simulada e inconsciente propaganda por
cuanto argumentaba que su uso no afectaba ni necesariamente llevaba
al consumo de las drogas "duras", realidad que la propia
experiencia demostró no era cierta. Treinta y tres años de la
funesta "Bodeguilla", aquella cueva de ladrones que Felipe
González, Mister X, montó en los bajos de la Moncloa, en donde se
drogaba con sus amigos. Treinta y tres años desde las primeras
muertes por sobredosis o adulteración. Treinta y tres años de
familias destrozadas, matrimonios rotos, hijos abandonados y
hermanos muertos. Treinta y tres años de la incongruente realidad,
de que durante muchos años –década 70 y 80- la droga
estuviera mucho más barata en los lugares de más conflictiva
política, Vascongadas, pese a estar más alejada de su punto de
abastecimiento, el sur de España a través de Marruecos
principalmente. Treinta y tres años del discurso progresista de
todos esos canallas que luego se han salvado, entre ellos el amigo
del Príncipe y Leticia, Sabina, dejando a muchos en la cuneta.
Treinta y tres años de la época de la "Movida", la cultura
de la Transición, que celebra el PP a través de la Comunidad y del
Ayuntamiento de Madrid... Treinta y tres años, la edad de nuestro
Señor, pues es a Él al que debemos pedir por aquellos jóvenes
muertos en la flor de la vida y por tantos otros que caerán.
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