... Ni siquiera
Felipe González o José Luis R. Zapatero a los que el Monarca
ha ponderado por encima de toda lógica y oportunismo, hasta decir
de ellos y de sus gestiones cosas que ni en su propia casa se
hubieran atrevido a decir...
Todos sabemos que el apoyo del PSOE a la forma de Estado monárquica es
una opción de oportunidad y de tiempo. De oportunidad, por cuanto
la Monarquía representada en Juan Carlos I de Borbón les garantiza
una imagen de la que sin duda carecen: honradez y gestión. Y de
tiempo, porque todas las cosas no pueden hacerlas a la vez. Claro
que lo malo de todo esto, es que cuando comience el acoso y derribo
a la Monarquía como forma de Estado, don Juan Carlos ya no tendrá
ningún partidario en la acera de enfrente.
Entonces, cuando esto ocurra, es decir, cuando el PSOE decida ser fiel a
su republicanismo radical y visceral, de nada contará a favor de la
Monarquía ni el consabido discursito anual del Rey, con toda
su campechanería y talante; ni las lágrimas de la Reina, cada día
más cercana desde que es suegra de Leticia Ortiz; ni la
transformación cualitativa y cuantitativa de la esposa del Príncipe,
la persona que mejor hace las genuflexiones ante una imagen sacra,
ni la "suficiente preparación" del Heredero, que
buenos duros nos ha costado a todos los españoles... Porque
entonces, todo eso será papel mojado, hierba seca...
Y aunque no se ponga precio a su cabeza -como lo hicieron con su
abuelo y familia-, el Rey tendrá que marcharse de España, porque
en la hora de la tormenta la Monarquía no tendrá ningún
partidario a su lado. Pues, a todos los que por acatamiento o devoción
tenia, los habrá ido dejando el Monarca en el camino.
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