Por
Jakim Boar.
Doscientos años han
pasado de la rebelión de los españoles contra los franceses, y hoy
sin duda en este tremendo y nostálgico aniversario de uno de los
acontecimientos más importantes en la historia de España me
gustaría citar una frase de José Antonio Primo de Rivera, y es que
“ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser
en el mundo”.Es tan cierta esta afirmación, que recordando hoy
aquella rebelión de las gentes primero en Madrid, y más tarde en
toda España, estos españoles dieron un mensaje al mundo entero
sobre que era ser español. Y es algo tan grande sentirse de esta
patria que cuando uno lo lleva en las venas, un español es capaz de
realizar los mayores actos de valentía y heroicidad que jamás
ciudadano de cualquier otra nación haya realizado.
Seguramente nuestra nación es la que más episodios heroicos tiene
en sus páginas de la historia. Desde Numancia contra romanos, Don
Pelayo y El Cid y nuestros hermanos cristianos contra los árabes,
los conquistadores de América contra aztecas o incas, en la batalla
de Lepanto contra otomanos, Madrid, Bailén y el sitio de Zaragoza
contra franceses, en Filipinas nuestros héroes contra tagalos, en
África contra Abdel Krim, hasta pasar por la defensa del Alcázar
de Toledo contra antiespañoles revolucionarios.
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Todas estas hazañas que llenan los libros de la historia, nos
vienen en legado de sangre y de honor para cualquier patriota de
nuestra España. Y es que ser valiente es sinónimo de ser español,
y contra los franceses la valentía española rebasó todos los
límites imaginables. Mujeres con sus niños en brazos, ancianos,
adolescentes, albañiles, taberneros, sacerdotes y personas sin
arraigo militar o formación alguna para las armas se lanzaron a las
calles de Madrid perdiendo su vida por defender la libertad de una
gran nación como es la española frente a la imposición de
Napoleón.
Es precisamente de
este episodio de valentía en el 2 de Mayo de 1808 contra la
invasión francesa donde tenemos héroes y heroínas como Manuela
Malasaña, una humilde bordadora, Clara del Rey, madre de dos hijos,
o unos simples capitanes como Daoíz y Velarde que lucharon y
murieron junto al pueblo y desde ese día se convirtieron en
capitanes generales del corazón de todos los españoles. Y los
héroes y heroínas no terminaron en Madrid y siguieron por toda
España teniendo entre otros a los héroes del sitio de Zaragoza,
Agustina de Aragón y al general Palafox y a los de la batalla de
Bailén, María Bellido y el general Castaños.
La libertad que
defendió la gente humilde y los nobles militares en aquellos días
en legítima rebeldía contra el abuso francés, es la que hoy nos
han transmitido para poder seguir siendo nación, y de ser una
grande y legendaria como es la nuestra. Mujeres y hombres, paisanos
de todos los lugares y rincones de España, unidos por la defensa
común de la libertad e independencia de nuestra patria. Hoy cuando
los jóvenes madrileños se emborrachan en el barrio de Malasaña,
calle donde murió nuestra heroína, y se orinan en la Plaza del 2
de Mayo, no son conscientes de que en ese suelo de esa plaza donde
derraman el alcohol y su propia orina es precisamente en ese mismo
suelo donde Daoíz y Velarde cayeron y murieron valientemente junto
a centenares de madrileños por defender su libertad. Hoy esos
jóvenes luchan con la policía por beberse un litro de alcohol en
esa plaza, pero si lucharan por algo tan importante como los que en
su día lo hicieron, su libertad sería algo más que beber un litro
de cerveza en la calle.
Reírnos o mofarnos
de nuestra historia, es insultar a nuestros familiares y antepasados
que perecieron por defender lo que hoy somos o fuimos. En definitiva
es insultarnos a nosotros mismos, acto estúpido como ninguno
además de denigrante. Renunciar de nuestra bandera es como
renunciar de nuestros apellidos, ya que nuestra bandera representa a
todos aquellos que construyeron nuestra forma de vida, nuestros
barrios, nuestros jardines, nuestros libros, nuestro idioma, nuestra
música, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestra sociedad y
nuestra forma de ser, en definitiva los que nos dieron la vida que
fueron nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc. Y el que renuncie
de eso además de ingrato y estúpido es un traidor de sus
principios.
Visitando Francia es
cuando nos damos cuenta de lo que es un pueblo que perdió su
identidad. Porque ellos renunciaron de sus principios y con la
Revolución Francesa masacraron su historia y su cultura. Cuando uno
visita Francia ve la tristeza de un pueblo y de lo aburrido que es
tener falta de espiritualidad. La resignación que tienen todos los
franceses a aguantar todo lo que les caiga, ya que allí el poder
político y fáctico es el que manda y los ciudadanos no son más
que unos monigotes que deben realizar sus funciones y pagar sus
impuestos. Aún así Francia esconde una magia que es la de sus
lugares, palacios, catedrales, conventos y preciosos paseos, en
definitiva su vieja historia, pero que ellos embadurnaron después
de sangre cortando las cabezas de sus propios compatriotas y de los
que mantenían la tradición francesa.
Los franceses
renunciaron de su historia, de su cultura, de su religión y de todo
por un lema que impusieron las logias masónicas Libertad, Igualdad
y Fraternidad, y que ninguno de ellos siente como suyo porque no es
algo real. Así hay muchos otros pueblos en el mundo como los rusos
que también renunciaron a su historia con la revolución comunista
y que convirtieron su nación en un estado paupérrimo y desolado. Y
es en esas gentes tristes al compararlos con los españoles, donde
se ve que nosotros jamás renunciamos a nuestra cultura y por ello
somos muy diferentes. A pesar de haber tenido que librar batallas
tan tremendas y sangrientas para ello como lo fueron la Guerra de la
Independencia o la Guerra Civil. Pero de ahí viene nuestra grandeza
que es la de resistir y luchar por nuestra cultura y rebelarnos
contra las hostilidades hacia nuestra propia identidad, a pesar de
tener enemigos antiespañoles dentro de la propia España.Es en
nuestros antepasados y en nuestros héroes donde debemos buscar el
reflejo para seguir defendiendo nuestra patria, sin importarnos
derramar la más mínima gota de sangre ya que ellos dieron toda la
suya por nosotros. Por su memoria, por la sangre que dieron, por la
valentía que demostraron, por el honor que transmitieron y que hoy
nos llena de orgullo, debemos ser ante todo españoles. Tenemos que
aprender la lección que nos enseñaron y recordar que los
españoles no se arrugan ni si quiera ante el enemigo más poderoso,
como lo fue Napoleón. A estos mártires les debemos el mantener
nuestra cultura, nuestro arraigo, nuestros apellidos, nuestros
nombres y en definitiva lo que somos y les debemos nuestras propias
vidas. Honremos a nuestros héroes, mantengamos sus principios y
continuemos hoy la defensa que ellos hicieron de la patria,
defendamos y luchemos contra los que quieren borrar nuestra
identidad, es en ese momento cuando sentiremos el verdadero orgullo
de ser español.
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