2 de Mayo, el orgullo de ser español.


Por Jakim Boar. 12/05/2008.  


Doscientos años han pasado de la rebelión de los españoles contra los franceses, y hoy sin duda en este tremendo y nostálgico aniversario de uno de los acontecimientos más importantes en la historia de España me gustaría citar una frase de José Antonio Primo de Rivera, y es que “ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser en el mundo”.Es tan cierta esta afirmación, que recordando hoy aquella rebelión de las gentes primero en Madrid, y más tarde en toda España, estos españoles dieron un mensaje al mundo entero sobre que era ser español. Y es algo tan grande sentirse de esta patria que cuando uno lo lleva en las venas, un español es capaz de realizar los mayores actos de valentía y heroicidad que jamás ciudadano de cualquier otra nación haya realizado.
 
Seguramente nuestra nación es la que más episodios heroicos tiene en sus páginas de la historia. Desde Numancia contra romanos, Don Pelayo y El Cid y nuestros hermanos cristianos contra los árabes, los conquistadores de América contra aztecas o incas, en la batalla de Lepanto contra otomanos, Madrid, Bailén y el sitio de Zaragoza contra franceses, en Filipinas nuestros héroes contra tagalos, en África contra Abdel Krim, hasta pasar por la defensa del Alcázar de Toledo contra antiespañoles revolucionarios.
 
Todas estas hazañas que llenan los libros de la historia, nos vienen en legado de sangre y de honor para cualquier patriota de nuestra España. Y es que ser valiente es sinónimo de ser español, y contra los franceses la valentía española rebasó todos los límites imaginables. Mujeres con sus niños en brazos, ancianos, adolescentes, albañiles, taberneros, sacerdotes y personas sin arraigo militar o formación alguna para las armas se lanzaron a las calles de Madrid perdiendo su vida por defender la libertad de una gran nación como es la española frente a la imposición de Napoleón.

Es precisamente de este episodio de valentía en el 2 de Mayo de 1808 contra la invasión francesa donde tenemos héroes y heroínas como Manuela Malasaña, una humilde bordadora, Clara del Rey, madre de dos hijos, o unos simples capitanes como Daoíz y Velarde que lucharon y murieron junto al pueblo y desde ese día se convirtieron en capitanes generales del corazón de todos los españoles. Y los héroes y heroínas no terminaron en Madrid y siguieron por toda España teniendo entre otros a los héroes del sitio de Zaragoza, Agustina de Aragón y al general Palafox y a los de la batalla de Bailén, María Bellido y el general Castaños.

La libertad que defendió la gente humilde y los nobles militares en aquellos días en legítima rebeldía contra el abuso francés, es la que hoy nos han transmitido para poder seguir siendo nación, y de ser una grande y legendaria como es la nuestra. Mujeres y hombres, paisanos de todos los lugares y rincones de España, unidos por la defensa común de la libertad e independencia de nuestra patria. Hoy cuando los jóvenes madrileños se emborrachan en el barrio de Malasaña, calle donde murió nuestra heroína, y se orinan en la Plaza del 2 de Mayo, no son conscientes de que en ese suelo de esa plaza donde derraman el alcohol y su propia orina es precisamente en ese mismo suelo donde Daoíz y Velarde cayeron y murieron valientemente junto a centenares de madrileños por defender su libertad. Hoy esos jóvenes luchan con la policía por beberse un litro de alcohol en esa plaza, pero si lucharan por algo tan importante como los que en su día lo hicieron, su libertad sería algo más que beber un litro de cerveza en la calle.

Reírnos o mofarnos de nuestra historia, es insultar a nuestros familiares y antepasados que perecieron por defender lo que hoy somos o fuimos. En definitiva es insultarnos a nosotros mismos, acto estúpido como ninguno además de denigrante. Renunciar de nuestra bandera es como renunciar de nuestros apellidos, ya que nuestra bandera representa a todos aquellos que construyeron nuestra forma de vida, nuestros barrios, nuestros jardines, nuestros libros, nuestro idioma, nuestra música, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestra sociedad y nuestra forma de ser, en definitiva los que nos dieron la vida que fueron nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc. Y el que renuncie de eso además de ingrato y estúpido es un traidor de sus principios.

Visitando Francia es cuando nos damos cuenta de lo que es un pueblo que perdió su identidad. Porque ellos renunciaron de sus principios y con la Revolución Francesa masacraron su historia y su cultura. Cuando uno visita Francia ve la tristeza de un pueblo y de lo aburrido que es tener falta de espiritualidad. La resignación que tienen todos los franceses a aguantar todo lo que les caiga, ya que allí el poder político y fáctico es el que manda y los ciudadanos no son más que unos monigotes que deben realizar sus funciones y pagar sus impuestos. Aún así Francia esconde una magia que es la de sus lugares, palacios, catedrales, conventos y preciosos paseos, en definitiva su vieja historia, pero que ellos embadurnaron después de sangre cortando las cabezas de sus propios compatriotas y de los que mantenían la tradición francesa.

Los franceses renunciaron de su historia, de su cultura, de su religión y de todo por un lema que impusieron las logias masónicas Libertad, Igualdad y Fraternidad, y que ninguno de ellos siente como suyo porque no es algo real. Así hay muchos otros pueblos en el mundo como los rusos que también renunciaron a su historia con la revolución comunista y que convirtieron su nación en un estado paupérrimo y desolado. Y es en esas gentes tristes al compararlos con los españoles, donde se ve que nosotros jamás renunciamos a nuestra cultura y por ello somos muy diferentes. A pesar de haber tenido que librar batallas tan tremendas y sangrientas para ello como lo fueron la Guerra de la Independencia o la Guerra Civil. Pero de ahí viene nuestra grandeza que es la de resistir y luchar por nuestra cultura y rebelarnos contra las hostilidades hacia nuestra propia identidad, a pesar de tener enemigos antiespañoles dentro de la propia España.Es en nuestros antepasados y en nuestros héroes donde debemos buscar el reflejo para seguir defendiendo nuestra patria, sin importarnos derramar la más mínima gota de sangre ya que ellos dieron toda la suya por nosotros. Por su memoria, por la sangre que dieron, por la valentía que demostraron, por el honor que transmitieron y que hoy nos llena de orgullo, debemos ser ante todo españoles. Tenemos que aprender la lección que nos enseñaron y recordar que los españoles no se arrugan ni si quiera ante el enemigo más poderoso, como lo fue Napoleón. A estos mártires les debemos el mantener nuestra cultura, nuestro arraigo, nuestros apellidos, nuestros nombres y en definitiva lo que somos y les debemos nuestras propias vidas. Honremos a nuestros héroes, mantengamos sus principios y continuemos hoy la defensa que ellos hicieron de la patria, defendamos y luchemos contra los que quieren borrar nuestra identidad, es en ese momento cuando sentiremos el verdadero orgullo de ser español.


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com