Por
Pablo Gasco de la Rocha.
Se contradicen, pero es
igual. Porque en el reino de las maravillas de don Juan
Carlos el Borbón –ninguno Borbón fue nunca bueno para España-
todo vale, y más que otra cosa, la confusión y el sincretismo a
mayor beneficio de la Corona y de quines la sujetan: los
socialistas. Aunque bien debería saber el Borbón que de éstos no
se puede uno fiar, pues, que un día te regalan flores y el
siguiente te clavan un puñal en la espalda. ¡Son así! Y de casta
les viene.
Con motivo del Bicentenario de la fecha histórico del 2
de Mayo, fecha que hubiese pasado sin pena ni gloria de no ser porque necesitan
algún acontecimiento que cohesione la maltrecha legalidad
constitucional de España, sobre todo, su unidad. Andan políticos y
pesebreros al unísono de unas celebraciones en las que sin
duda habrá "soldada" para todos. Pues, esto de los
dineros, ni tiene perdón ni se perdona.
Yo, que no tuve corazón de joven -jamás fui comunista, ni socialista
ni anarquista ni siquiera separatista o masón-, ni tengo
cabeza de mayor, pues sigo anclado en el pasado -considerando que
por encima de mi bien particular, está el de mi Patria-, cuando
quiero reseñar nuestra cohesión, no tengo que retrotraerme tantos
años, pues dicha reseña me es bastante más cercana que la del 2
de mayo de 1808... el 18 de Julio de 1936, que dio paso a los 40 años
de paz y prosperidad más largos en la historia de España.
Con todo, también entiendo que no soy Reverte, ese chico, pese a frisar
los 60 y tantos, que todo lo ha aprendido de mayor, de muy
mayor; justo cuando quiso hacer dinero con esto de contar
historietas. Que es lo que les pasa a muchos cuando un día
descubren, ahí tenemos el caso patético de Ramón Tamames, que son
tremendamente incultos, qué no sólo desmemoriados.
Y centrándonos en esta fecha que celebraremos, yo, como siempre, a mi
estilo y manera, recorriendo el Periplo que ya hacia de niño con mi
padre: desayuno en alguna cafetería de la Plaza de la Lealtad
(desde la época del Caudillo no sé llamarla de otra forma),
aperitivo en la Puerta del Sol (junto al edificio que fue
prisión de rojos), Santa Misa en la Iglesia de San Justo y San
Pastor en la Plaza del 2 de Mayo (de triste recuerdo, pues
allí se dejó que miles de nuestros jóvenes quedarán atrapados en
la droga que propició el afeminado del sinvergüenza de Tierno Galván)
y, antes de comer, visita, y rezo, al Cementerio de La Florida
para honrar a tantos compatriotas nuestros que no solo
lucharon contra los franceses, sino contra sus compatriotas, amigos
de los franceses, y por tanto, igualmente invasores, los Afrancesados.
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Pero hasta tal punto están falsificando el 2
de Mayo, que hoy se consideran, y así tratan de hacérnoslo ver políticos y
novelistas, que los liberales (los socialistas de hoy) y los
conservadores (los del PP) fueron los revolucionarios de ayer. Y
nada más lejos de la realidad. Pues quién se levantó, alzó y
sublevó fue el pueblo llano, las clases medias (artesanos y
funcionarios de poco rango) y los oficiales de empleos más bajos
del Ejército. Porque ni los pudientes ni los políticos ni los
palaciegos ni los altos mandos del Ejército lo hicieron, encantados
como estaban con la nueva situación, pese al exilio que tuvo que
emprender el "tarado" de Carlos IV y su pestilente
familia: una mujer disoluta y dos hijos retrasados y cobardes.
Fue, pues, el pueblo, y con él los únicos empleos que en el Ejército
son realmente valientes: los tenientes y los capitanes, mandados
todos por Daoíz y Velarde (que hoy serían considerados fachas y
procesados por golpistas), quienes supieron estar a la altura
del patriotismo. Pues supieron interpretar que defender a la Patria
de sus enemigos exteriores e interiores es un deber que adquirimos
al nacer. Lavando de esta forma tanta traición y desengaño en
quienes por obligación tenían el deber de hacerlo, todos esos
uniformados, ególatras de fajín y plumas, a los que después de
echar a los franceses y "afrancesados" se hubiera
tenido que fusilar.
La fecha histórica del 2
de mayo, digan, lo
que digan ahora con evidente interés particular, no fue simplemente
una guerra de Independencia, pues fue algo más, como todas las
guerras que tienen una trascendencia de significación histórica en
la vida de las naciones y de los pueblos. Porque la fecha que hoy
celebramos, en su segundo Centenario, fue, también, una guerra
Civil larvada. El preámbulo que luego les llevaría a los mismos
patriotas que se echaron a la calle, a subirse al
monte por idénticos motivos políticos.
Pero con toda la imprecisión conceptual que la "tropa" le está
dando a este 2 de
mayo, lo que sin duda
es más impresentable, es que, estos mismos que tanto critican
nuestra Guerra de Liberación llamándola guerra civil, estén
reivindicando otra guerra civil. Aunque este no sea el aporte
documental que les haya trasmitido el intelectual Reverte.
Y todo ello, con el mensaje subliminal que nos quieren trasmitir, según
el cual, la Patria es el lugar donde un individuo vive en libertad.
Lo que me llevaría a decir, que yo no tengo Patria...
No es cierto, y mienten como "bellacos" que son, porque ni los
liberales ni los conservadores se alzaron contra el invasor. Antes
al contrario, pues le animaron a ello, propiciándoles toda suerte
de facilidades. Y todos ellos, detrás del Borbón, que había
vendido la Corona y el Trono por varios miles de francos.
Por eso, alguna simpatía, siquiera postrera por la vida de tan singular
personaje, nos debiera despertar ese fantasma de rey que fue José I,
que haciéndose eco del clamor popular que reclamaba un rey, se
avino a vestirse de púrpura y armiño para representarnos. Y a fe mía
que no lo hizo tan mal para liberales y conservadores, pues cuando
por fin fue expulsado por el pueblo, toda esa tropa, compuesto según
datos documentales por 15.000 colaboracionistas, le seguía
detrás.
La fecha del 2 de Mayo es, y para siempre, la reacción de un pueblo
cuya única salida (puede, qué porque no votase todavía) fue la
rebelión. La rebelión de un pueblo que haciendo oídos sordos a
las soflamas del ruido exterior y a los mensajes que desde el
interior quisieron hacerles llegar los bienpensantes (los políticamente-correctos
de hoy) no quiso hipotecar su pasado, su presente y su futuro.
No hay más.
Honor y Gloria a los patriotas españoles… a los del 2 de Mayor de
1808 y a todos los que a lo largo de la Historia han hecho suyo el
lema de que...
Amar a la Patria es
un deber que adquirimos al nacer
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