Por
Jaime Miguel Tur, antiguo Sargento Legionario.
¡Paco!, aquí me tienes otra vez para recordarte una de tus vivencias
militares, que unos no saben y otros las callan socarrona y
cobardemente. Verás, tras el vergonzoso y vergonzante lloriqueo del
ZP, para que le admitieran en la reunión a la que no fue invitado
por el Sr. Bush –otro republicano al igual él-, ha venido a mi
memoria el trajín que se trae la gentuza de la izquierda con el
sistema político llamado República.
República a la que tú defendiste por orden del Presidente
Azaña -máximo
responsable-, sofocando aquella revuelta de Asturias -1934- que
protagonizó la izquierda para derrocar al sistema republicano
establecido, precisamente. ¿Te acuerdas? ¿A
qué te indigna?
A mí se me abren las carnes, cuando veo u oigo hablar al buen número
de randas que tenemos en la política española denominándose
republicanos de tantas y cuantas sensibilidades. Aunque a decir
verdad, en la España actual, por el pelaje de los que pasean la
bandera de la República, parece ser, que lo que más abunda es la
izquierda republicana. Por cierto, ¿eso qué es? ¿Lo sabes tú? A
mí me gustaría que alguien me explicara el significado de esa estúpida
expresión.
La republica -tú lo sabes muy bien- es un sistema político al que le
importa y preocupa, para sentirse respetada y honrada, la integridad
de esos representantes y no la imbecilidad de llamarse de
izquierdas, de derechas, de centro o de cualquiera otra memez por el
estilo. ¿A qué sí?
Tampoco hace falta tener grandes estudios ni ser abogado
siquiera, como son la mayoría de los diputados que tenemos en el estercolero
parlamentario que nos rige. Sólo es necesario leer un libro de
historia y enterarse de que en el siglo cuarto antes de que naciera
el niño; el amigo Platón asqueado del ambiente maloliente que le
rodeaba en la corrupta y hedionda democracia ateniense -al poco tiempo de
establecerla Pericles-, se sentó un día todo mohíno y con un
cabreo de caballo a diseñar un Estado que fuese la mejor encarnación
en este mundo de la idea de la justicia, descrito en su obra La República.
En la que explica las tres clases sociales que previó: "La
Barriga", masas obreras que producen pero no participan en el
gobierno; "El Corazón", un grupo reducido de guerreros
instruidos en la vida militar; y "La Cabeza", un grupo muy
limitado de tutores, educados desde su infancia para la tarea guía
del Estado y que como son virtuosos e inteligentes son los que
gobiernan porque tienen auténtica disposición para ello, y no
porque hayan convencido a la gente ignorante del montón de que son
los idóneos para mandar; y por encima de todos una especie de filósofo–rey,
el más apto de todos ellos.
De donde se deduce, que debido al hedor de corrupción democrática que desprendía toda Atenas, quedó bien
justificada la utopía resultante por mor del mal cuerpo que se le
puso al filósofo. ¡No te enfades!
También conoces mejor que yo, que más adelante, Aristóteles, en su
Política y basándose en La Republica de su maestro Platón, expone
una clasificación de los gobiernos en los que fundamenta la suya.
Seis tipos de gobierno son los que distingue; tres deseables y la
correspondiente degeneración de cada uno de ellos. Como son:
monarquía–tiranía; aristocracia–oligarquía y la que interesa
en esta ocasión: república-democracia.
Por cierto, hago un inciso para
referirme a que el movimiento en el que tú participaste como una más,
y llegaste a dirigir por mor del destino, está fuera del encuadre
establecido por Aristóteles. Ya que vosotros -los militares
acusados falsamente de tiranos, no fuisteis la degeneración de ningún
sistema establecido; ya que lo motivó el vandalismo, el latrocinio
y la criminalidad de la
gentuza de la izquierda que quiso acabar con la Republica para
establecer una dictadura comunista.
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Sigo, como bien conoces, la Republica es un estado basado en un gobierno
del pueblo y en una igualdad considerable, pero en el que los
ciudadanos son todos bastantes virtuosos, y su degeneración la democracia, perversión de la anterior,
en que gobiernan los más;
de ordinario la mayoría díscola de los que carecen de virtudes.
Algo que conocemos –hoy día- muy bien todos los españoles. De donde
se vuelve deducir, que como los gobernantes que tenemos carecen
de las imprescindibles virtudes personales para gobernar a
los demás, es un hecho que son un mal ejemplo para los ciudadanos.
Por lo que no es posible que haya ciudadanos virtuosos –como exige la
República- con gobernantes que no lo son, como en nuestro caso.
Así que se vayan desprendiendo de la coletilla de
izquierdosos, en honor a tan virtual concepción de la justicia como
exige un sistema
republicano, al que falsamente dicen representar.
Y ahora, tras el repetido por necesario resumen de datos expuestos, le
pregunto: ¿en qué país del mundo hay una república que se
parezca, aunque sea una mijita a la forma de Estado descrita? y ¿dónde
podemos encontrar a un republicano como está mandado? Quiero decir:
al más virtuoso e inteligente de todos los ciudadanos y el
adecuado, por tanto, para gobernar a los demás.
Sigo -¡Paco!, no pierdas ripio y agarra a esta mosca por el rabo- de
los 191 países del mundo sólo 82 tienen democracia; algunos, como
Estados Unidos, por ejemplo, la mantiene en comandita con la
republica, a las que consideran de igual tenor a pesar de ser una el
Estado deseable e idóneo y su degeneración la otra. Es decir, la
marimorena que tienen montada los políticos con el sistema
republicano es de juzgado de guardia.
Vamos, todos los países hispanoamericanos, distinguidos por el
garrotazo y tente tieso dictatorial, tienen proclamada la república.
Algunos países africanos, en los que meten a los prisioneros en la
olla para zampárselos a la hora de comer, son repúblicas; y en los
países asiáticos, pá qué contar: Irak, Irán, Bangladesch,
Pakistán, India, y las hoy independientes que formaron la unión de
repúblicas socialistas soviéticas; verdaderos paraísos
terrenales, ¿a que sí?
Las dos Coreas son
repúblicas también. Una de ellas, la del norte, se denomina república
monopartidista. ¿Qué te parece? Pero no te asustes, porque si a la
democracia la hicieron social; orgánica; inorgánica; pluralista;
política; cristiana; representativa; parlamentaria; económica;
delegativa; participativa; popular…; resulta que la república
nada tiene que envidiarle; a esta la cogieron por banda y le
adjudicaron: clásica, humanista, aristocrática, parlamentaria,
presidencialista, monopartidista, teocrática, serenísima,
bananera…; calificativos que en todos y cada uno de los casos no
son más que simples variantes de los timos del tocomcho y de la
estampita.
Insisto, son un hecho irrefutable las socaliñas que vienen
protagonizando los mismos politicastros -todos- con sus alienantes
discursos asnales e increíbles acciones propias de tarugos
integrales
"Si yo me hubiera dedicado a la política, ¡oh, atenienses!,
hubiera perecido hace mucho tiempo y no hubiese hecho ningún
bien, ni a vosotros ni a mí mismo" (Sócrates).
¡Querido Paco!, seguiré dándote la lata y como siempre un eterno a
tus órdenes.
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