Por
Miguel Menéndez Piñar. Discurso en la Plaza de Oriente, Madrid.
23/11/2008.
Siempre
habrá un 20 N. Siempre quedará es nuestro interior un impulso de
agradecimiento que nos acercará a esta Plaza un año tras otro.
Seguiremos acudiendo, pocos o muchos, para rendir recuerdo y lealtad
a Francisco Franco y a José Antonio Primo de Rivera. Es y será así,
porque nuestro agradecimiento está por encima de cualquier ley
revanchista que nos lo prohíba; está por encima de cualquier
respeto humano que nos coarte; y está por encima, en definitiva, de
cualquier agresión que nos intimide.
Aquí
tenemos un ejemplo vivo, claro y rotundo de lealtad y patriotismo.
Un ejemplo estimulante para permanecer fieles al pensamiento de José
Antonio y a la obra de Francisco Franco. Su nombre va unido al
concepto más alto del Ideal. Ha sido y es el mejor orador de
Europa, la palabra siempre clara y valiente, maestro con su verbo y
doctrina. Aquí y ahora le felicito por sus noventa cumpleaños de
ayer y le deseo que siga con nosotros, al frente, por mucho tiempo.
Maestro, jefe, camarada y abuelo Blas Piñar.
“Bienvenidos
los tiempos difíciles porque ellos harán la depuración de los
cobardes”, nos dijo y nos repite hoy José Antonio.
¿Cuántos
se hicieron falangistas una vez que el bando nacional ganó la
guerra?
¿Cuántos
eran franquistas, cuando serlo estaba de moda?
¿Cuántos
acudían en masa a esta plaza para aplaudir al Caudillo, primero, y
recordarle después?
¿Cuántos,
en definitiva, eran franquistas hasta la muerte… lógicamente
hasta la muerte de Franco?
Podríamos,
ahora que tanto se habla de ejercitar la memoria, hacer un listado
de aquellos que pertenecieron a los sectores franquistas, ultras o
fascistas. Vamos a escoger unos cuantos en representación.
Juan
Carlos de Borbón. Educado y formado al lado de Franco para
sucederle, juró los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes
Fundamentales. Colaboró estrechamente con el Régimen, siendo uno más
de los que iban alabando la obra de Franco por todos los rincones de
España. He aquí prueba de ello en sus palabras de 22 de noviembre
de 1975: “Una figura excepcional entra en la historia. El nombre
de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un
hito al que será imposible dejar de referirse para entender la
clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y
gratitud –sigue diciendo Juan Carlos- quiero recordar la
figura de quien durante tantos años asumió la pesada
responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo
constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad
para con las funciones que asumo al servicio de la Patria. Es de
pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su
vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien
como soldado y estadista ha consagrado toda la existencia a su
servicio.” Hasta aquí, el perjuro y traidor, el príncipe
franquista que se convirtió en amigo de Carrillo al ser rey; el
jefe del pueblo que firmó y mandó cumplir la Ley asesina del
aborto; el cazador de osos borrachos; el siempre sonriente y
campechano Juan Carlos, ilícitamente coronado, otrora franquista, a
quien yo no reconozco como rey.
Manuel
Fraga Iribarne, el de los tirantes con la bandera de España.
Ministro de Franco y heredero del “franquismo sociológico”. Se
quitó los tirantes para introducir la enfermedad del nacionalismo
gallego que hoy ya tiene el control en aquella tierra tan querida
que guarda los resto de Santiago, el Santo Patrón de España. El
Presidente de honor de un partido que hace cinco años, gobernando
con mayoría absoluta, condenó el franquismo y el Alzamiento
Nacional en el parlamento.
|
|
Adolfo
Suárez, Secretario General del Movimiento y posterior Presidente de
Gobierno con la democracia. Primero, con camisa azul, no se cansaba
al cantar el Cara al Sol. Más tarde sería el que legalizó el
partido comunista y se abrazó con Santiago Carrillo para siempre.
José
Bono, de padre falangista. Fernández de la Vega, hija de
franquista. Víctor Manuel, el cantante rojo, que en su día compuso
alabando a Franco la canción “Un gran hombre”.
La
lista es interminable. La traición y el revanchismo están movidos
por el mismo rencor. De ahí el trato bochornoso y humillante, hasta
el punto de no dejarnos entrar en una Iglesia para rezar a nuestros
muertos. Una Iglesia, la Basílica del Valle de los Caídos, donde
reposan miles de españoles, de uno y otro bando, abrazados para
siempre a los pies de la Cruz.
Un
monumento de verdadera reconciliación, construido, entre otros
obreros, por muchos presos. Sí, hay que decirlo claro, presos que
se acogieron al sistema penitenciario más avanzado del mundo. Ahí
están los documentos que lo muestran. Por cada día trabajado se
les conmutaba hasta seis días de condena y se les pagaba un sueldo
para ayudar a las familias. Esa era la justicia de Franco que acogió
a todos por igual después de la Cruzada para levantar a España de
la penosa situación de la República.
Una
situación, la de la II República, que están proyectando en el
presente. Porque son los mismos perros con distinto collar democrático.
O como ya se empieza a escuchar, son la casta de los parásitos,
instalados en el poder para vivir a costa del pueblo. Y mientras el
pueblo se queda sin trabajo; mientras el pueblo no puede pagar sus
hipotecas; mientras el pueblo no llega a fin de mes, los partidos
políticos y sus dirigentes pactan sus deudas con los bancos y se
gastan nuestro dinero en casas, reformas, muebles o coches. Y a
veces, para mayor escarnio, en decorar cúpulas absurdas con cuatro
botes de pintura por veinte millones de euros. Señores parásitos
del sistema, parásitos de las cortes y del senado, de las autonomías
y las delegaciones, de los ayuntamientos y las diputaciones, al
menos en la II República los diputados acudían a las sesiones del
parlamento mientras ustedes sólo pasan por allí para recoger el
sueldo y las dietas.
Eso
sí, los pocos fondos públicos que quedan, se reparten
millonariamente entre asociaciones que buscan a sus desaparecidos.
Misión loable y justa, aunque tremendamente sospechosa 72 años
después. Parece más bien que sus objetivos son: primero, llenarse
bien los bolsillos, sobre todo en época de crisis. Y segundo,
verter sobre Franco y el Bando Nacional todo tipo de calumnias. Por
ejemplo, las fosas comunes y los desaparecidos.
Hace
poco más de un año, se encontró cerca de Alcalá de Henares una
fosa común. Rápidamente, los medios de comunicación, haciéndose
eco de la noticia, repitieron hasta la saciedad que eran restos de
republicanos asesinados. Días más tarde, tras proceder al análisis
del ADN, se comprobó que no eran del bando republicano y que fueron
asesinados por los rojos. ¿Cuál fue la reacción? Silencio
sepulcral… No se volvió a saber nada más. La mentira, difundida
al principio, caló entre la gente.
Porque
además, las fosas comunes tienen una explicación bien sencilla. En
una guerra hay dos bandos. Y se producen muertos. Pues cuando el
bando nacional avanzaba y conquistaba posiciones, encontraba los
cuerpos de los milicianos rojos que habían dejado tirados sus
propios compañeros. Los nuestros, sí los nuestros, les dieron
cristiana sepultura en fosas comunes y luego muchos de ellos fueron
trasladados, una vez terminada la contienda, al Valle de los Caídos.
Pero
no pasa nada. España va bien, tenemos unos cimientos sólidos y una
gran democracia. Zapatero lo tiene todo controlado. Ha creado un
brillante Ministerio de la Igualdad con una brillante ministra
llamada Bibi. El Ministerio de Justicia lo rige un comunista con
dinero que se excusa por la liberación de De Juan Chaos diciendo
que el etarra tiene muy buenos abogados. De la de Cultura, mejor no
hablar: acabaríamos todos riéndonos o llorando. Pero qué me dicen
de Carmen Chacón. Sí, Carmen Chacón, la que pidió la disolución
de las Fuerzas Armadas. Carmen Chacón la que apoyó a Rubianes
cuando en la televisión pública “se cagó en España”. Carmen
Chacón, antiespañola, antimilitar, es nombrada Ministra de
Defensa, pasa revista a nuestras tropas y todos, generales y
soldados, se cuadran ante ella.
¿Y
si todo esto falla? Pues está Rajoy, el amigo de los homosexuales
porque preside el partido que financia el Orgullo Gay. El que
respeta el aborto porque es una ley soberana. O el que, como hace
poco, confesó que el desfile militar del 12 de Octubre “era un coñazo,
un plan apasionante”. De ahí no puede salir nada bueno. No salvarán
a España ni los unos ni los otros. PSOE y PP, lo mismo es.
De
ahí que nuestro voto no puede ser cada cuatro años. Hace unos días,
Eduardo Verástegui, actor mejicano pro-vida, nos decía a los españoles
que teníamos que votar todos los días. Un voto rebelde, contra
todo lo que impera. Votar con el compromiso rutinario de una vida
mejor al servicio del Ideal. Votar apagando la televisión y
rechazando las series basuras. Votar, educando de verdad a los niños.
Votar dando ejemplo, de palabra y de obra, a nuestro alrededor.
Votar amando a España, sufriendo con España, alegrándonos con
España. Un voto constante contra este país que nos pretenden
vender y que nada tiene que ver con España.
Ayer
vivimos una de las situaciones más humillantes de los últimos años.
La Guardia Civil tratándonos como delincuentes en la Misa por
Franco y José Antonio en el Valle de los Caídos. Antes de entrar,
procedieron a registrar los coches en busca de símbolos políticos,
banderas o simples broches de solapa. Pero eso no es todo. La
Guardia Civil ordenó la retira de las medidas del Pilar que muchos
llevamos en el retrovisor del coche. El Pilar, su Patrona, bajo los
colores de España, fue ayer maldita para la Guardia Civil. La
actuación estrella de los mercenarios al servicio de quien les
paga, fue la expulsión del Valle de las cuatro mil personas que allí
estábamos. Lógicamente se presentaron con cascos, escudos y porras
mientras proferían insultos de todo tipo provocando una reacción
por nuestra parte. Una vez más, el patriotismo dio ejemplo de
serenidad.
La
Guardia Civil, al fin y al cabo, es la fuerza del gobierno, actúa
para ellos y cumple sus órdenes. El honor ha dejado de ser su
divisa pues como dijo uno de los últimos grandes militares de España:
¡por encima de la disciplina, está el honor!
Yo
personalmente, lo confieso, tenía gran simpatía y devoción a la
Guardia Civil. Pero me he dado cuenta, y creo que muchos de vosotros
también, que no era cariño a la Guardia Civil, sino a un Teniente
Coronel que hace veintisiete años, arriesgándolo todo, entró en
el congreso precisamente por honor. El Teniente Coronel Antonio
Tejero Molina sí que merece los colores nacionales y el manto del
Pilar.
En
la fiesta de Cristo Rey, nosotros, simplemente, queremos ser “una
estrofa del canto universal de Su Gloria”. La estrofa armoniosa
que recuerde con gratitud la obra de Franco poéticamente cantada
por José Antonio.
Y
ante la Cruz redentora, soñando la España católica e imperial,
haced que resuene nuestra Fe en todos los rincones de nuestra
Patria,
¡Viva
Cristo Rey!
¡Arriba
España!
INICIO
|