Por
Eduardo Palomar Baró.
Excmo. Sr. D.
Mariano Rajoy Brey
Presidente del PP
Madrid
Distinguido amigo:
Como votante del
Partido Popular por considerar que sustenta y defiende los ideales
de la unidad indisoluble de España, la familia tradicional y la
religión católica, me permito expresarle la situación confusa de
mi estado de ánimo, como consecuencia de los últimos cambios
adoptados en las altas direcciones del PP. Modificaciones
estructurales que se alejan de mi pensamiento y el de muchísimos
correligionarios, que nos consideramos traicionados con las nuevas
posturas y presuntas tendencias “centristas” del partido, posición
de anteriores funestas consecuencias. Baste recordar la estrepitosa
caída de la UCD de Adolfo Suárez. Un invento maquiavélico para
situar cómodamente a la izquierda en el poder, como así fue,
ofreciéndole toda clase de facilidades para conseguirlo.
Se les sirvió las
autonomías en bandeja, repatriando con aire triunfal a Josep
Tarradellas, responsable de dos dramáticas disposiciones en el
período rojo: la legalización del aborto y la colectivización de
las empresas, amén del expolio
de cuentas corrientes y joyas –de las que se vieron afectados
millares de catalanes, entre ellos mi padre–, y que le permitió
vivir un dorado exilio. Siguiendo con los maravillosos logros
centristas tuvo lugar uno de los engaños supinos de esa llamada
democracia, la legalización del Partido Comunista de España, para
más inri en un Sábado de Gloria, regresando –con peluca
incluida– el genocida
Carrillo, con aureolas victoriosas, sin pedirle siquiera las
tremendas responsabilidades y por contra siendo homenajeado
posteriormente y proclamado doctor
honoris causa.
A tenor de estas
brevísimas pinceladas de las ‘maravillas’ centristas que hemos
sufrido, no estamos dispuestos a prestar nuestro apoyo a un partido
más liberal y centrista. No tiene que olvidar que la mayoría de su
electorado está fundamentalmente nutrido por católicos
practicantes, conservadores, patriotas, franquistas y personas de
orden.
No vemos de buen
agrado el nombramiento como portavoz del PP en el Congreso a Soraya
Sáenz de Santamaría, casada civilmente y encima haciéndose la
“progre” propalando que no frecuenta la Iglesia, así como
tampoco el encumbramiento como Secretaria General y número dos del
PP, de María Dolores de Cospedal divorciada y madre de un niño
tras someterse a técnicas de reproducción asistida mediante
fecundación in vitro. Admitimos que sean dos universitarias que han
superado unas muy difíciles oposiciones, demostrando su
inteligencia y sabiduría, pero al tratarse de un Partido con unas
ciertas connotaciones ideológicas, debe ir acompañada de una vida
privada lo más ejemplar posible, según los principios y tendencias
de un partido, hasta la fecha de derechas, por lo que no estaría de
más no presumir y ufanarse de esos alardes progresistas. Tengan en
cuenta que los ‘progres’ no les votarán, logrando que los
‘antiguos’ votantes del PP, siguiendo por esos derroteros,
tampoco lo hagamos. Con estos experimentos parece querer equipararse
a la cuota femenina del PSOE, que llegó al escarnio de nombrar
ministro/ministra (miembro/miembra) a una mujer nacionalista e
inculta, que después de cumplir
el permiso de maternidad, se quiere cargar a toda la cúpula
militar, demostrando su valor castrense.
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Desearíamos un
Partido Popular fuerte, sólido, católico, sin concesiones a los
socialistas ni a los nacionalistas. Querríamos políticos de
talento y energía, como lo es Álex Vidal Quadras, el único que
puede lograr unos magníficos resultados electorales en Cataluña,
autonomía que junto a la de Andalucía, son las que pueden decidir
el poder. Un error de enormes dimensiones que cometió José Mª
Aznar, fue el de entregar la cabeza de Vidal Quadras al nacionalista
Jordi Pujol, y que usted, posteriormente no supo o no quiso contar
con este ilustre político, manteniéndolo en el ostracismo. Y ahora
tenemos una enorme crisis en el PPC, intentando solucionarlo con
‘un ordeno y mando’ dirigido desde Génova, colocando a Alicia Sánchez-Camacho,
otra mujer progresista y de profundas convicciones liberales y, como
su correligionaria Cospedal divorciada y madre soltera, según los
medios de comunicación.
Por lo leído y oído,
la Sánchez-Camacho cumple con el nuevo perfil del PP… Esta
‘democrática’ designación impuesta por Vd. (¿no será el
premio por la puñalada a María San Gil?), es de difícil explicación
en Cataluña, al carecer de apoyos y encima, al estilo ZP, tomándonos
como tontos al querer hacernos creer que la renuncia de los
candidatos Alberto Fernández Díaz y Daniel Sirera ha sido ‘libre
y voluntaria’.
Muy sospechoso
resulta ese otro golpe de timón que está protagonizando con esa
paulatina cordialidad entre el PP y el grupo PRISA. Cuando todos los
medios de comunicación nacionalistas y socialistas, desde “La
Vanguardia” hasta “Público”, pasando por “El Periódico de
Catalunya”, “El País”, “Avui”, etc. le están dedicando
grandes elogios a Vd., a los nuevos componentes de la cúpula y en
general al Partido Popular, no deja de ser preocupante… Por ese
camino, igual al final tendremos que escuchar aquello tan manido de:
¡qué se besen, qué se besen!
Desde luego nos
agradaría ganar las elecciones, pero sin renunciar ni endulzar
nuestros principios fundamentales. Con la política desarrollada por
el PP hasta las elecciones, se consiguió un resultado bastante
satisfactorio, teniendo en cuenta las artimañas socialistas, como
las mentiras, falsas promesas, falacias, el Pacto del Tinell, el
engaño de los 400 € y demás argucias propagados por ZP y sus
muchachos, amén de aquel atentado a última hora, que decantó
–otra vez– los votos hacia el PSOE. Por cierto, este lamentable crimen
a un militante socialista perpetrado por ETA, pronosticado y
publicado un mes antes ¿fue casualidad o provocado?
Otro misterio
–dentro de los infinitos que han tenido lugar desde 1976 hasta
nuestros días–, en eso que tenía que ser una democracia diáfana
y cristalina, y que se ha convertido en unos secretismos que han
hecho, y siguen haciendo, temblar el misterio.
Para terminar, ya
que nos hemos sentido engañados y estafados por Vd., le rogamos
recapacite dejándose de ‘milongas’ de centro, cosa que resulta
cuanto menos curiosa y sorprendente en un momento en que la mayoría
de países europeos está gobernando la derecha.
Aprovecho la ocasión para saludarle muy
cordialmente.
Eduardo Palomar Baró.
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