Por
Jakim Boar.
Nunca
he sido simpatizante de nuestro monarca, y nunca había encontrado
en él nada que me satisficiese excepto su catolicismo, pero las
cosas son como son, y la bronca del Rey a Hugo Chávez y su
posterior levantada de esa pestilente cumbre iberoamericana antiespañola
ha sido la mayor grata sorpresa que he podido llevarme.
El Rey después de
ser aplaudido por los ciudadanos de Ceuta y Melilla hasta romperse
las manos, ha ido con una inyección de españolidad que ha sido
grande. Esperemos que esto sea una buena señal, y Juan Carlos I
haya comprendido la grandeza de ser español y lo que esto conlleva
siendo rey de un país como el nuestro.
El populismo que se está generando en los países de América
contra España y la Hispanidad es algo que ya es un abuso completo.
Y no se puede seguir acudiendo a charlas iberoamericanas donde estén
personajes de la categoría de Chávez, Morales o Fidel Castro,
enemigos de España, de la Hispanidad y de Occidente. Esta lacra
execrable de iberoamérica hay que borrarla del mapa, y nuestro Rey
no puede seguir acudiendo a estas mamarrachadas.
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Pero esto no debería
quedar aquí, porque unos países que insultan al nuestro no pueden
seguir recibiendo ayudas y continuos beneplácitos. Hay que
sancionar a Venezuela por su continuo asedio e insulto a nuestra
nación, y castigar severamente a este país que está sobrepasando
todos los límites.
Si el gobierno de
España es gobierno, después de los insultos recibidos contra Aznar
y ahora contra el Rey, debería fulminar la diplomacia con este país
y cualquier tipo de relación hasta que el golpista Chávez
rectifique y pida perdón a nuestra patria.
Ya son dos satisfacciones la que nos ha dado Juan Carlos I en una
semana, la primera acudiendo a Ceuta y Melilla, y otra despreciando
a estos botarates del populismo iberoamericano. Quizás la quemada
de fotos del Rey haya sido un buen mal, y por fin haya reaccionado
Don Juan Carlos ante el asedio contra su figura y contra España.
Una puerta a la esperanza se ha abierto con la reacción de nuestro
Rey, esperemos que sea perpetua y nunca más se cierre. ¡Bravo
Rey!
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