Por
Miguel Ángel.
Decía Aristóteles,
que la felicidad, consiste en la permanente búsqueda del Bien, y
que ésta llega a su plenitud al encontrarlo o contemplarlo. A
partir de esta Ética, el filósofo, desarrollo su Política, en la
que todo buen gobernante, debe buscar el bien común de la sociedad
a la que gobierna. Su gobierno sería justo, y por ende bueno, si se
dedicaba a la búsqueda del Bien común. De lo contrario, sería un
gobierno injusto y malo, que sólo acarrearía males a la sociedad.
Siguiendo esta teoría,
un gobierno que se digne a llamarse bueno, debería dedicarse a la búsqueda
del Bien común, si de lo contrario, se dedica sólo a buscar el
bien de los suyos, ya no será un gobierno bueno, ni mucho menos
justo.
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La ley de Memoria
Histórica que va a debatirse en el Congreso en pocos días,
corresponde a una ley que no busca el bien común, el consenso que
diríamos hoy. Es muy probable que salga adelante, porque en
principio solamente se opondrán a ella, el PP, y el PCE, éste último
por considerarla poco “castigadora” del Franquismo,
especialmente, porque declara nulos y no ilegítimos los juicios en
esa época efectuados. Supongo, que estará el PCE mucho más de
acuerdo con las ejecuciones masivas, torturas y demás lindezas que
practicaron sus antecesores durante la guerra, en aquellas famosas
dependencias conocidas como Checas, éstas sí, sin ningún
tipo de juicio previo, que se pueda anular o ilegitimar. En esto
tienen las de ganar, no se podrán nunca ilegalizar unos juicios que
nunca existieron.
Volviendo a la
filosofía de la “búsqueda del bien común”, encontramos en
esta ley, un profundo e innecesario deseo de reabrir heridas ya
cicatrizadas, de revivir pasiones ya apagadas, en definitiva, de
enfrentar a una sociedad, ya bastante crispada y enfrentada, bajo
pretexto de hacer justicia. Una justicia que de ser como ellos
quieran, vamos servidos. Los juicios, como ocurrió hace décadas,
brillarán por su ausencia, gracias a una ley, que no busca el bien
común, y que por tanto, siendo injusta, se aplicará “para hacer
justicia”. Curiosa paradoja.
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