Dirigentes
socialistas aprovecharon ayer una noticia fabricada por la cadena de
radio afín para reactivar el acoso a la Iglesia y retomar su campaña
anticatólica. Todo partió de la supuesta firma de un nuevo
convenio entre la Comunidad de Madrid y el Arzobispado que permitiría
la presencia de sacerdotes en los comités de ética de hospitales públicos.
Sin embargo, tal compromiso está muy lejos de resultar una novedad.
La asistencia religiosa en los centros hospitalarios se remonta a
los acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede, de 1979. En
1985, los ministros de Justicia y Sanidad y Consumo del Gobierno
socialista de la época y el presidente de la Conferencia Episcopal
Española suscribieron un acuerdo sobre asistencia religiosa católica
en los hospitales.
El detalle de
esos compromisos fue recogido expresamente en una circular del
Insalud de 1995, también por una administración del PSOE, que
permitió la participación de personal religioso en los comités de
ética de los centros. En 1997, Alberto Ruiz Gallardón, por aquel
entonces presidente de la Comunidad de Madrid, y el cardenal Rouco
firmaron un convenio en el que se estableció que «el Servicio de
Asistencia Religiosa, a través de sus legítimos representantes,
formará parte del Comité de Ética y del Equipo Interdisciplinar
de cuidados paliativos». Por tanto, el documento suscrito este año
por la Comunidad de Madrid y el Arzobispado es, en síntesis, una
renovación de los anteriores: el de 1985, a nivel nacional con
Felipe González; y el de 1997, exclusivamente para la región
madrileña. Pero hay más detalles que conviene tener muy en cuenta
para un análisis ajustado y veraz. El comité de ética tiene carácter
consultivo y no decide nada. Las decisiones, como no podía ser de
otra manera, las toman los médicos y los equipos que atienden al
paciente, sin que pueda suplantarlas ninguna otra opinión o
consejo. El personal religioso sólo interviene en los hospitales públicos
en la asistencia espiritual al enfermo, si éste previamente lo
solicita, por lo que queda claro que en ningún caso participan en
juicios médicos o asistenciales. Prueba de ello es que no hay ningún
centro hospitalario madrileño que cuente con un sacerdote en su
comité de ética a pesar de los años de vigencia del convenio. Si
la situación es meridianamente clara y no se ha registrado novedad
o cambio alguno sobre este asunto, ¿a qué viene el furibundo
ataque de los dirigentes socialistas contra la Iglesia y el Gobierno
de Esperanza Aguirre? El número dos del PSOE, José Blanco, no dudó
ayer en decir que con la presidenta madrileña no va la libertad de
conciencia. Álvaro Cuesta fue más allá y habló de «mentes
podridas que desde el dogmatismo intentan prácticas confesionales».
Y Elena Valenciano aseguró que «los curas sólo creen en los mártires
y nosotros en la ciencia».
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