Por
Pablo Gasco de la Rocha.
(comentario que dedico al primer Guardia Civil asesinado
por la banda marxista-separatista ETA, aunque no tuviera la
contestación social, que hoy tienen los asesinatos de estos dos
pobres muchachos, Raúl y Fernando, y en otro orden de
intencionalidad, a Don Antonio Tejero Molina)
Ya es hora que alguien, algunos, llamemos a las cosas por su nombre, y no
vengamos en plegarnos al tópico o la frase consabida, por mucho que
tal actitud nos redima o tranquilice. Porque al cabo del tiempo
todos podemos comprobar que hemos perdido el sentido de la realidad
frente al terror que viene imponiendo ETA desde hace treinta años.
Y es que todos
tenemos que hacer un ejercicio de aprehensión de la ineficacia ante
el terror impuesto por ETA, que se ha sustentado en el apoyo,
complicidad y encubrimiento de las instituciones del gobierno vasco.
Lo que ha determinado la imposibilidad por parte de las
instituciones del Estado, a cuya cabeza siempre ha figurado el
gobierno de turno, para alcanzar acuerdos de entendimiento entre la
acción represora y la condescendencia y simpatía que la banda
despertaba entre quienes pretenden los mismos objetivos.
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Con todo, la mayor pesadumbre debiera ser la de los diferentes gobiernos
del Rey que se han sucedido, que siempre han estado al rebujo de lo
que dijera ETA. Y que en su magnanimidad con la banda asesina,
siempre le han hecho llegar el mismo mensaje: "El día
que los terroristas dejen de matar, la democracia sabrá ser muy
generosa". Lo que sin duda ha determinado la acción
criminal de ETA, dejando el arrepentimiento para el día después y
la confirmación del reguero de "arrepentidos" que sin
ninguna contrapartida se ha venido sucediendo; siendo el más
significativo de todos el de Soares Gamboa, "la hiena",
uno de los terroristas más sanguinarios de la historia de ETA, uno
de sus asesinos en serie, con el que tan "generosamente"
se portó el PP dirigido por Aznar perdonándole todos sus crímenes.
Sin duda que hoy nos lamentamos ¡por fin! todos, incluso, y éstos
puede que más, quienes no hace mucho estuvieron en los mismos aledaños
de ETA como simpatizantes o cómplices, y sin duda que también el
mundo entero, porque lo que ha constituido el verdadero sin sentido
de toda la cuestión, es que un Estado, y con él todas sus
instituciones, entablase negociaciones con un grupo terrorista que
quiere segregar una parte de España, para lo cual no duda en
sembrar el terror.
Un sin sentido que pese a todo, se ha hecho sobre la base de llegar a un
acuerdo. Un acuerdo que hubiera sido posible en varios de los
extremos reivindicados por ETA, si la banda criminal hubiese estado
dirigida por personas más capaces. Que es, por otra parte, lo que
se intenta lograr ahora, de ahí que se ande buscando a Garikoiz
Aspiazu, alias Txeroki, jefe del llamado "aparato
militar" de ETA, es decir, el dirigente que coordina y da las
órdenes a los comandos, un duro al que reemplazaría el ex diputado
por HB y jefe de la Comisión del Parlamenteo Vasco sobre
"Derechos Humanos" (hay cosas que sólo ocurren en España),
el terrorista Josu Ternera, "el viejo", que sería
el que protagonizará, como en su día ya lo hizo, los contactos
entre ETA y el Gobierno de España con vistas a un acuerdo para el
abandono de las armas y la concesión de contrapartidas.
Pero ETA no ha mentido nunca. Y ese es un valor que hay que reconocerle.
Pues siempre ha manifestado los mismos objetivos, y la actitud
explicita que ante cualquier otra hipótesis continuaría la lucha
armada contra el Estado español. De alguna forma pues, y en lo que
respecta a la función que se ha representado, la única que a
cumplido ha sido ETA.
Y es tanto el sin
sentido, que hasta hubo un personaje, José María Aznar, que
entablo la negociación con ETA al margen del Parlamento y de su
propio partido, el PP. Es decir, que lo que hizo fue negociar por su
cuenta y riesgo. Algo así como si usted o yo vamos mañana a ETA y
entablamos con ella un proceso de negociación. Que es el argumento
que sostiene el PP para declarar que nunca negoció con ETA.
Tampoco el pueblo, ese pueblo al que algunos papanatas dan en
llamar soberano, ha estado a la altura moral de las circunstancias,
y que con los cadáveres todavía calientes de Raúl y Fernando
aprovechó el puente para dar rienda suelta a su consumismo -según
han comunicado estupefactos, ante la crisis que se nos viene encima,
todas las oficinas de consumo-, pues sólo ha reaccionado cuando se
le ha puesto detrás de la pancarta. Y hasta tal punto es así, que
hoy el "esperpento" es lo que domina la misma Asociación
de Víctimas del Terrorismo, dirigida por una señora que hasta la
fecha de la muerte de su hermano, un afiliado a un sindicato próximo
a los planteamientos reivindicativos del extinto brazo político de
ETA que fue HB, no se la conocía reacción alguna contra el
terrorismo.
No nos engañemos y, sobre todo, no nos dejemos engañar, aunque
simplemente sea por ellos, por los asesinados. Por nuestros
compatriotas que yacen bajo tierra por nada. Y hoy, por Raúl y
Fernando, asesinados por un terrorista juzgado y condenado por la
Audiencia Nacional al que se dejo escapar, y que seguro utilizó la
misma ruta que habrán utilizado los seis cachorros de ETA
puestos en libertad (7de diciembre de 2007) esta vez por el juez
Marlaska.
Por eso, pese a los gestos y las palabras que todavía subsisten como
protocolo obligado de una función no terminada: la reina llorando y
la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa de la Vega, afirmando
que "el único lugar al que irá ETA es a la cárcel", es
vital que el pueblo se dé cuenta del error de continuar con la política
antiterrorista que se ha seguido, una política que se ha
considerado dura por aplicar simplemente la ley. Una ley que en el
contexto de Europa es considerada como significativamente
"blanda", y que contrasta con las legislaciones y las
penas que el resto de los países europeos imponen a los
terroristas.
Un montaje, pues, este de la política antiterrorista frente a ETA, que
hasta alturas no sólo es inmoral que se siga manteniendo, como
siempre lo ha sido, sino que es completamente intolerable que
sigamos permitiéndolo por más tiempo. Ni siquiera en
los alegatos de la AVT, pues ya no vale "concretar
medidas" que nos hagan perder más tiempo ante la hora de las
ejecuciones. Ni siquiera en lo que respecta a la ilegalización que
piden, pues se queda en la hojarasca (ANT y PCTV) del fruto maligno
(PNV): Hay que poner a todos en su sitio.
Y no es que la Justicia no funcione, al menos para Botín, cuya causa
por las fraudulentas cesiones de crédito archiva el Supremo el 3 de
diciembre ante la imposibilidad de seguir sosteniendo el proceso
penal sin la Fiscalía, sino que cuando desde el órgano de la
soberanía nacional, el Parlamento, se hace una convocatoria para
negociar con el terrorismo, como han hecho todos los gobiernos del
Rey, sin duda que se ha perdido todo sentido de la justicia y de la
dignidad nacional.
Es la hora de la verdad, y en esta hora que a mí se me antoja que puede
ser la hora de la decisión y la esperanza, dos cosas deben decirse.
Primera, que Raúl y Fernando han muerto por nada, como por nada han
sido asesinados casi mil compatriotas nuestros. Y segunda, que
frente al terror no hay más alternativa que el imperio de la Ley:
esto es, aplicación de una legislación antiterrorista eficazmente
represora, ilegalización de todo el entramado terrorista y la
entrada en vigor de al menos la cadena perpetua para los asesinos.
Por eso hoy, y consciente de que he faltado a mi palabra de no volver
hablar de ETA, ante esta reflexión al recuerdo de Raúl y Fernando,
reflexión que hago extensiva a todos los asesinados por la banda
marxista-separatista, en especial a aquellos a los que he llorado,
tendríamos que tomar conciencia de cuánto estamos afectados en
nuestra libertad personal, en la medida que todos somos responsables
de un futuro abierto. En definitiva, un futuro en paz y en libertad.
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