Por
Pablo Gasco de la Rocha.
Una de las acusaciones que el Gobierno de Rodríguez Zp ha lanzado contra
el PP durante la legislatura que termina, es que ha motorizado y se
ha servido de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) para
criticar no sólo los intentos de negociación del Gobierno
socialista con ETA, sino para minar su política antiterrorista.
Incluso para minar su misma imagen como Gobierno de España. Un
Gobierno, sea dicho con toda precisión conceptual, incapaz, y
sectario, liderado por un imbécil, pero que respecto a ETA no ha
hecho nada distinto a lo que ya se había hecho por parte de los
diferentes gobiernos del Rey: Reconocer,
Negociar y Ceder. El PP, pues, ha utilizado a
la AVT motorizándola y dirigiéndola para tomar la calle. Lo cual
no deja de ser un lastre para la asociación, y un comportamiento
repugnante habido cuenta que el PP también pactó y negoció cuando
pudo con ETA.
Y es que algunos quizás recuerden todavía, pese a que la memoria entre
nuestros compatriotas es imprecisa, y hasta esquiva, que el PP
dirigido por José María Aznar, el mejor PP de la historia, también
negoció con ETA, reconociéndola como autoridad imprescindible para
el logro de la paz.
Según los datos que se
tienen, y que cualquiera puede contrastar de las hemerotecas y de
algún libro que al uso exista, durante los cuatro primeros años de
su mandato como presidente del Gobierno, José María Aznar entabló
conversaciones con el complejo Batasuna-ETA. Una investigación que
no sólo descubre el contenido desconocido de esos encuentros y lo
que ofrecieron los enviados de Aznar, sino también los lugares
donde se celebraron esas reuniones entre los representantes de los
terroristas y los hombres del presidente.
|
|
El 11 de diciembre de 1998, y pese a lo que había manifestado José María
Aznar el 3 de diciembre de 1991 cuando era Jefe de la Oposición: "El
PP no aceptará ningún proceso de negociación con los terroristas",
se celebró la primera reunión entre representantes de Herri
Batasuna y del Gobierno del PP. Cuya principal característica fue
que Aznar dejó al margen a su partido y al Gobierno, para asumir él
personalmente las riendas de las negociaciones. La zona elegida fue
Burgos, por su cercanía con Vascongadas.
Procedente de Vascongadas viajaron: Arnaldo Otegui y Fernando Barrena,
de la Mesa Nacional de Batasuna; Rafael Díaz Usabiaga, secretario
general de LAB, y el abogado Iñigo Iruin. Desde Madrid salieron los
tres representantes del presidente del Gobierno: Ricardo Martí
Fluxa, secretario de Estado para la Seguridad; Francisco Javier
Zarzalejos, secretario general de la Presidencia, y Pedro Arriola,
asesor y amigo personal de Aznar. Finalmente, desde Zamora acudió
el intermediario que había facilitado el contacto y que actuaría
como hombre bueno: el obispo Juan María Uriarte. Todos
estaban allí porque ETA había puesto en marca una tregua.
De los datos filtrados a la prensa por los terroristas, sabemos que los
"hombres del presidente" ofrecieron a ETA: "Paz
por presos", a lo que los representantes del
"brazo político de ETA" respondieron, que: "si
ése era el único tema del que estaban dispuestos a hablar, porque
el asunto que planteaban era una responsabilidad de ETA ".
A tenor de lo cual, los "hombres del presidente"
respondieron, que: "habría dos niveles en
la negociación, uno con Batasuna y otro con ETA". Lo
que dio pasó a que los representantes del "brazo político de
ETA", Herri Batasuna, defendieran la necesidad de abrir un diálogo
sobre los temas políticos que a ellos les interesaban. Entre otros:
"el derecho del pueblo vasco a decidir sobre su
independencia, el acercamiento y la libertad de los presos y la
persecución a la que estaban sometidos por algunos jueces".
Al final, como muestra del deseo, todos quedaron en la necesidad de
hacer cesiones "que permitieran conseguir la paz".
Una paz que nuevamente ofrecía ETA a un Gobierno de España.
Coordinada la acción con los "políticos" de ETA, y
concedidas ya algunas reivindicaciones que el entorno de ETA
consideraba como "condiciones de buena voluntad por parte del
Gobierno de Aznar": rebaja significativa de penas a algunos
terroristas "duros", excarcelación por motivos
"humanitarios" a varios con enfermedades crónicas (muchos
de ellos hoy perfectamente sanos) y "reagrupamiento" de prácticamente
todos los terroristas presos a cárceles de Vascongadas, las
conversaciones con ETA tuvieron lugar unos meses después en Suiza,
en un hotel de la localidad de Vevey, el 19 de mayo del año
siguiente. Esta vez los "hombres del presidente" se
reunieron con los terroristas de ETA y miembros de su dirección,
Mikel Albizu y Belén González Peñalva. Contando también con el
"bueno" de Uriarte como intermediario.
Lo de menos es que la tregua que la banda terrorista había anunciado de
manera sorpresiva el 18 de septiembre de 1998 concluyese el 28 de
noviembre de 1999 sin resultado. Porque lo importante es que un
Gobierno democrático y teóricamente de derechas, cuyo presidente
se había mostrado tan categóricamente contrario a negociar con los
terroristas: "El PP no aceptará ningún proceso de
negociación con los terroristas" (José Mª Aznar, 3
de diciembre de 1991 cuando era Jefe de la Oposición), terminase
plegándose: "Si los terroristas deciden dejar las armas,
sabré ser generoso" (declaraciones efectuadas por
Aznar el 3 de marzo de 1998),
vulnerando
fragantemente, y una vez más, el Estado de Derecho, algo de lo que
parece no se acuerdan quienes se han hecho con el uso y disfrute de
la AVT.
Siento, entonces, no compartir los argumentos de una gran mayoría de
personas a las que convengo en considerar "camaradas",
porque no seré yo quien demonice al PSOE para ensalzar al PP, ni me
presto a seguir, tras una pobre argumentación, al primer iluminado
que lance una proclama. Soy franquista, que es una cosa muy seria,
en la medida que admiro y defiendo la memoria y la Obra de Francisco
Franco, pero mi formación a todas luces es claramente joseantoniana,
y por tanto, los antis son para mí tapones para las ideas. Por eso,
frente a la algarada contra el PSOE por sus contactos con ETA, yo
esgrimo otro argumento. Y es que, cuando desde el órgano de la
soberanía nacional todos los Gobiernos del Rey han hecho una
convocatoria para parlamentar con ETA, lo único decente hubiera
sido abandonar el Parlamento. Y si eso no ha sucedido, es, sin duda,
porque todavía no ha llegado la hora de los patriotas. Una hora que
vendrá marcada por una proclama que todavía no se ha oído: fusilamiento
al alba para todo los terroristas, cómplices, instigadores y
encubridores de ETA. Que sigan, pues, los demás con sus
festines...
Y ¡ojo!
Que nadie piense que he faltado a mi palabra hablando de ETA, como
prometí no hacer más. Pues no he hablado de ETA, sino del Partido
Popular.
INICIO
|