La
Razón, 16/01/2008.
Una
entidad afín al PSOE propone una reforma legislativa para alcanzar
la laicidad
Algunas
propuestas son la eliminación de símbolos religiosos y la ausencia
de cargos públicos en ceremonias.
A pesar de que el PSOE negara en su momento que se plantee
incluir en su programa electoral la ruptura de los acuerdos entre la
Santa Sede y el Estado español y la reducción de la presencia de
la Iglesia católica en el Ejército o la Enseñanza, los «think
tank» socialistas siguen trabajando sobre esta posibilidad.
El martes era la Fundación Alternativas -en cuyo patronato se
encuentran el propio presidente del Gobierno; la ministra de Educación,
Mercedes Cabrera; el expresidente González o el comisario europeo
Joaquín Almunia- la que presentaba un informe, «Laicidad,
manifestaciones religiosas e instituciones públicas», en el que
pedía una reforma legislativa que elimine la presencia de signos
religiosos en centros públicos y limite la participación de los
cargos públicos en ceremonias religiosas. En la práctica, el
informe propone la aprobación de dos leyes que reducirían la
expresión religiosa, en el ámbito público, a su más mínima
expresión.
Y es que el informe parte de la premisa de que la Constitución
establece un «principio de laicidad del Estado» en su artículo
16, cuando, en la práctica, tan sólo proclama que «ninguna
confesión tendrá carácter estatal». Pero es que, para los
autores del informe, «la laicidad se convierte en un ingrediente
nuclear para la consecución de los fines del Estado social y democrático
de Derecho». Por ello, el derecho a recibir asistencia en centros públicos
debe reducirse a «aquellos supuestos excepcionales en los que el
individuo está privado de su libertad de movimientos», como es el
caso de las Fuerzas Armadas, hospitales o cárceles.
Igual de estrictos se muestran cuando afirman que «la regla general
debe ser la prohibición de símbolos religiosos en las
manifestaciones institucionales o en los actos organizados por los
poderes públicos, y la excepción su presencia cuando se acredite
su carácter cultural». También consideran que la participación
de «los poderes públicos o de sus representantes» en actos o
manifestaciones religiosas «vulnera el principio de laicidad». Lo
cual implica que sólo puedan participar si lo hacen «a título
personal».
De igual forma, de acuerdo a este principio que propugna el informe, en
las tomas de posesión de los cargos públicos y funcionarios «no
pueden estar presentes símbolos religiosos». Y concreta, «como un
crucifijo o un texto religioso». Así, la fundación plantea que la
«única posibilidad» para la presencia de estos símbolos «es que
los porte el funcionario o cargo público». Eso sí, «de forma
?discreta?». Un mismo criterio se sigue a la hora de hablar de la
presencia de símbolos confesionales en cualquier tipo de centro público
que «debe entenderse, en principio, contraria a los principios
constitucionales en la materia». Sólo se salvarían cuando el símbolo
«aparezca unido inescindiblemente al edificio público», o «se
haya transformado en un elemento cultural o histórico».
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Especial mención merece en el informe la presencia de estos signos en
las aulas de la escuela pública, a los que considera «una
reminiscencia histórica en vías de extinción, que refleja el
confesionalismo católico característico de nuestra historia
constitucional». En ese campo donde se realizan las afirmaciones de
mayor carga ideológica, al sostener que la escuela pública tiene,
entre otros fines, «el de la formación de la conciencia de sus
alumnos desde dos premisas». La primera, «la laicidad inherente a
los establecimientos tutelados por los poderes públicos». Y una
segunda en la que le dan la vuelta al derecho constitucional «a
elegir la educación religiosa y moral», al considerar que al
elegir un colegio público para sus hijos «han optado por que éstos
reciban una educación laica».
En la práctica, los padres que llevan a sus hijos a
los centros públicos no optan por una enseñanza laica, sino que de
forma mayoritaria eligen la Religión católica. Según la
Conferencia Episcopal, el 70,10 % de los alumnos de centros públicos
eligieron esta asignatura, un porcentaje que se eleva al 82,8 % en
Primaria.
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