La ciudad de
Barcelona ha sufrido uno de los apagones más graves de su historia
al caerse un cable de alta tensión, el cual suministraba
electricidad a miles de usuarios, y este corte de suministro eléctrico
lo están sufriendo miles de vecinos que llevan sin luz dos días,
con sus respectivas noches, todo ello más propio de una sociedad
tercer mundista que de una sociedad moderna del siglo XXI.
Esta es la Cataluña
que quiere el totalitarismo independentista, la tercer mundista y
bananera. Algunos medios hablan de que “las instalaciones eléctricas
son obsoletas”, otros “la mayor parte de nuestros impuestos se
las lleva el estado Español, por lo que nuestras infraestructuras
no son renovadas adecuadamente”. Pero la realidad Catalana no es
tirar balones fuera como están acostumbrados los radicales
independentistas, nunca asumen la parte de culpa que tienen. Como el
apagón informativo por parte de los políticos, que están
sufriendo los vecinos
Por qué no nos
dicen que el dinero público que administran para el bienestar de
los catalanes lo gastan para imponer el dialecto catalán a todos
sus habitantes, o que millones de euros han sido gastados para crear
una selección catalana, o que con el dinero público mantienen
asociaciones y grupos de radicales separatistas, o cómo gracias al
dinero de la Generalidad, los desmemoriados pueden vivir bien
gracias al dolor de otras personas y propagar el odio entre sus
habitantes, o por qué no nos dicen los sueldazos que tienen sus políticos
anclados en su reino de taifas.
Con este coladero de
dinero, ninguna autonomía es capaz de mantener sus infraestructuras
continuamente renovadas y saneadas, sobre todo cuando sus políticos
viven para alimentar su ego y sus bolsillos, olvidándose de las
necesidades reales de sus habitantes.
Pero esta es la
Cataluña que quieren los radicales separatistas, pero la que no
necesitan los catalanes. Ellos quieren vivir a oscuras e imponer la
oscuridad a sus habitantes, pero los catalanes quieren vivir con luz
y transparencia, lo que no entienden los políticos catalanes,
hambrientos como hienas de poder.
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