Asesinos. Jaime
Pérez.
Cualquiera que se moleste
en buscar la etimología de la palabra "asesino" podrá
ver que esta palabra tiene su origen en el tiempo de las cruzadas y
que su significado sería el de adicto al hachís. Hace mas o menos
un milenio había en oriente una secta islámica -como todos sabemos
el Islam no es más que un conjunto de sectas- liderada por un tal
Hassan Al Sabbah, mas conocido con el sobrenombre de "el viejo
de la montaña", y fueron los seguidores de esta secta que
causaban estragos bajo los efectos de las drogas los responsables de
que hoy en día en nuestro diccionario aparezca la palabra
"asesino".
Han pasado muchos años
desde entonces, pero desgraciadamente el Islam sigue igual, sigue
siendo una amenaza para la civilización occidental que hoy se
manifiesta sobretodo en el fenómeno del terrorismo. Pocos conocíamos
el nombre de Osama Ben Laden hasta el 11 de Septiembre de 2001, hoy
en día por desgracia todos sabemos quien es este hombre.
Últimamente y a partir de
los atentados que nos tocaron mas de cerca, los del 11 de marzo de
2004 en Madrid, los analista "progres" no hacen más que
insistir en que para prevenir el terrorismo hay que investigar sus
causas, y según ellos la principal sería la pobreza. Por otra
parte, hemos podido ver como el PP en la comisión de investigación
del 11-M decía que todos los terrorismos eran iguales y que por
tanto no era necesario pararse a mirar las causas.
Pues bien, en parte estoy
conforme con la posición que defendió el PP al decir que todas las
formas de terrorismo son iguales, pero en mi opinión sería
conveniente que nos pasaremos a analizar las causas. Y en mi opinión
la principal causa de que exista el terrorismo islámico no reside
en la pobreza que padecen los pueblos bajo la tiranía del Islam
producida por la corrupción de sus gobernantes. La principal causa
del terrorismo islámico es la existencia del Corán.
Prueba de lo que digo es
el siguiente texto que podemos encontrar en el Corán, en el que se
muestra uno de los primeros atentados de esta secta:
[Narró Al-Bara: el
enviado de Allah envió a Abdulah bin Atik y a Abdullah bit Utba con
un grupo de hombres para matar a Abu Rafi... (Abdullah dijo): Vi la
casa en completa oscuridad con las luces apagadas y no podía saber
donde estaba el hombre. Así que llamé: "¡Oh, Abu Rafi!",
contestó: "¿quien es?", me acerqué hacia la voz y le
golpeé. Gritó a voces, pero el golpe resultó ineficaz. Entonces
me acerqué a él disimulando ayudarle, diciendo con un tono
distinto de voz, "¿Qué te pasa, Abu Rafi?". Dijo:"
¿No te sorprende?, ¡Ay, tu madre! un hombre ha venido a mí y me
ha herido con una espada". Así que le apunté de nuevo y le
herí, pero el golpe resultó ineficaz de nuevo, y entonces Abu Rafi
gritó a voces y su mujer se levantó. Me acerqué nuevamente y
cambié la voz como si fuera alguien que deseaba ayudarle y encontré
a Abu Rafi tendido sobre su espalda, de manera que le clavé la
espada en el vientre y empujé hasta que escuche el ruido de un
hueso que se quebraba. Entonces salí, lleno de confusión, y me
acerqué a la escalera para bajar, pero me caí y se me dislocó la
pierna. La vendé y acudí hasta mis compañeros cojeando. Le dije:
"Id y decid al enviado de Allah las buenas noticias, pero yo no
me marcharé hasta que oiga las noticias de su muerte (de Abu Rafi)".
Cuando amaneció un
emisario de la muerte se asomó al muro y dijo: "Te notifico la
muerte Abu Rafi". Me levanté y eché a andar sin sentir ningún
dolor hasta que encontré a mis compañeros antes de que alcanzaran
al profeta al que di las buenas noticias.] (5,253-55,59.15.372)
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