Y ahora ¿qué?. Jakim
Boar.
El último desafío a nuestra nación hace que por
nuestra cabezas se plantee continuamente la incertidumbre sobre el
futuro de España. Nuestro país afronta el segundo reto separatista
en menos de un año, primeramente el plan secesionista Ibarreche y
ahora el plan anticonstitucional Carod-Maragall. El primer plan, si
bien peligroso y separatista, era totalmente inviable ya que la
trama terrorista y el voto batasuno andaba tras él. Pero ahora el
órdago a nuestro estado lo propicia nada más y nada menos que el
partido que gobierna la nación. Ya que, no nos engañemos, el PSC
de Maragall no es más que la rama catalana para ganar más votos
del PSOE de Zapatero, por tanto, el estatuto catalán ha sido
redactado con la pluma y letra de ZP.
No debemos sorprendernos ya que no es el primer
desafío que Zapatero presenta a la Constitución Española. En
Junio de este año con la Ley del matrimonio homosexual el
presidente del gobierno plantaba cara a la Carta Magna. No es esta
la única violación, Zapatero también plantaba cara a dicha
constitución con una Ley de la enseñanza en la que la asignatura
de religión no era evaluable, por lo que Zapatero dictaba a su
gusto la enseñanza laica en nuestro país, que todavía según la
Constitución es un estado aconfesional. Esta ley es totalmente
anticonstitucional se mire por donde se mire, ya que en un estado
aconfesional los ciudadanos deben decidir que religión quieren para
sus hijos y esta debe ser evaluable.
El socialista Zapatero ha entrado en España a golpe
de bombazo, primero boicoteando la jornada de reflexión electoral y
segundo entorpeciendo la investigación del atentado que le llevó
al poder. No contento con ello ahora desafía al sistema
constitucional vigente y amenaza con romper la unidad de España a
su antojo y provecho.
En España no sólo se comete inconstitucionalidad
en lo político, también vemos como terroristas condenados a 700 años
de cárcel por asesinar a 17 personas como la etarra Mercedes Galdós,
salen a la calle libremente redimiendo condena por jugar al fútbol-sala.
Y observamos atónitos como nuestra soberanía territorial es papel
mojado en el asalto continuo a nuestras fronteras por parte de
Marruecos.
No contentos con todo esto, ahora el independentista
gallego Quintana, socio de Zapatero, amenaza a nuestra nación con
que Galicia también va a ser una nación independiente. Por lo que
tenemos tres heridas abiertas, dos por el PSOE y sus ansias de poder
y venganza contra España y otra abierta por el terrorismo e
independentismo vasco.
Entonces cabría hacerse la pregunta de si algo
falla en nuestro sistema. Sin duda sí, viendo que cualquier
personaje de tres al cuarto, por el simple hecho de ganar unas
elecciones con unos pocos votos de más, tiene tanto poder como para
acabar con el sistema del que salió elegido, para finiquitar una
constitución que rige todo el sistema, fulminar la soberanía
nacional de un país de golpe y porrazo, independizar territorios a
su antojo y obligar a que los jueces dicten sentencias según su
conveniencia. Por tanto nuestro sistema es tan débil que crea
dictadores políticos durante cuatro largos años, esto se convierte
en irresistible cuando los dictadores tienen como objetivo la
destrucción de España.
Sin duda la Constitución Española de 1978 pecó de
debilidad, de generosidad, de temores y de excesos. La debilidad la
demostró en el poder excesivo que repartió a los políticos y el
poder que quitó a jueces y militares. La generosidad en ceder tanto
ante la presión de partidos que habían sido tan destructivos para la nación y enemigos
declarados de España como PSOE y PCE. Los temores inexplicables de
unos políticos que parecía que les temblaba la mano por poner que
España era un país católico y dando de lado a nuestra religión.
Y los excesos de definiciones de comunidades autónomas, banderas,
nacionalidades y demás que abrió las ansias de poder y el abuso de
los separatistas que ahora tanto padecemos.
Aún a pesar de eso, la Constitución Española
define a España como nación y patria común e indivisible para
todos los españoles. Da poderes a un Tribunal Constitucional para
que la Constitución se cumpla y nombra a un Jefe de Estado para que
sea el árbitro de la nación y mando supremo de las fuerzas
armadas. El Jefe de Estado tendrá la última palabra y la
responsabilidad para declarar la Guerra y/o la Paz.
Ahora cuando la unidad de España se ve amenazada
extremadamente por independentistas catalanes, vascos y gallegos,
ahora que el propio gobierno de la nación aprovecha su poder para
asaltar las instituciones y realizar un golpe de estado en toda
regla, ahora que Europa está herida de muerte por culpa de países
como España que no controlan su inmigración, ahora que se incumple
la Constitución por cada lugar de España, ahora que los políticos
se creen una clase por encima de jueces y militares, ahora, es el
momento de que alguien tome una decisión y solo una persona puede
actuar de pleno derecho, y es el Jefe del Estado Juan Carlos I.
Si el Jefe del Estado no defiende la soberanía
nacional y la constitución por la que fue elegido, no será rey de
los españoles, y su función será una pantomima para llenar los
bolsillos. Tristemente los españoles solo hemos visto intervenir al
Jefe del Estado en la trama oscura del 23F que está más bien
relacionada con la traición a nuestra patria que con la defensa de
la misma. El reinado de Juan Carlos I se ha caracterizado por la
comodidad de su inactividad y la ingratitud con el General Franco.
Poco podemos esperar pues, pero en él está la responsabilidad y el
deber de acabar con el asalto a nuestra nación por parte de
Zapatero y sus politicones. Esperemos que cumpla al fin con su
obligación, si no a Juan Carlos I los españoles le daremos
definitivamente la espalda y se convertirá en el único y principal
culpable de todos los acontecimientos que queden por venir.
Es curioso ver como algunos han intentado sacar
tajada al definir la figura de Francisco Franco como un general
golpista que violó la legalidad de la Segunda República. Y cuando
a día de hoy tenemos una Constitución aprobada con un total
consenso político de izquierdas y derechas, asistimos atónitos a
la violación de la misma por parte de los mismos que manipulan la
figura de Franco como golpista. No deben engañarnos estos
manipuladores marxistas y masones. Ellos son los mismos que no
respetaron las leyes en la Segunda República, los que aprovecharon
su poder para aplastar la legalidad y la soberanía de la nación.
Los mismos que golpearon el estado cuando perdieron las elecciones
en el 1934 con la revolución de Asturias y declararon el estado
catalán en contra de la legalidad vigente. Los mismos que cuando
retomaron el poder en 1936 se permitieron hasta asesinar al líder
de la oposición José Calvo Sotelo. Socialistas, comunistas y
separatistas fueron los únicos responsables de una guerra civil en
España y los que jamás respetaron la legalidad vigente, tal y como
demuestran hoy, mañana y pasado. Y ahora si hay otra guerra civil
en España ¿quien será el culpable?, ¿Franco?, y ahora ¿qué?.
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