Las verjas de Ceuta y
Melilla. José Gabriel.
Llevamos varios meses
asistiendo con el ademán impasible al gratuito espectáculo de las
verjas de Ceuta y Melilla. Nuestro actual desgobierno empieza a
pronunciarse después de ver lo feo que resulta para la vista, la
imagen de un pobre hombre colgado de una alambrada, unida a la de
varios muertos. Preguntarse el por qué nuestro "presi" y
sus ineptos ministros no han
reaccionado ante esta
situación, es un ejercicio de ingenuidad que me niego a realizar.
Además, cuando se pronuncian, lo hacen con joyas como esta del señor
Moratinos: «Estamos satisfechos de la colaboración de Marruecos en
el tema de la inmigración ilegal» ¿Qué tipo de tara psíquica hay
que tener para ser Ministro de asuntos Exteriores? Repasen la lista,
se darán cuenta que es
digna de los profesionales de dicha especialidad.
Ahora, otro lumbreras, el
indocto señor Bono, descubre que el ejercito sirve para algo más
que cumplir misiones en el extranjero; descubre éste lelo, que el
ejercito puede ayudar a la Guardia Civil en las tareas de
vigilancia, siempre que no repelan con violencia la invasión.
Para mayor menosprecio, tanto
Ceuta como Melilla, no va a participar en la cumbre a celebrar entre
España y Marruecos. Es lógico, ya que ambas poblaciones no tienen
nada que aportar en semejante pamema.
A los ignorantes y a los apátridas,
decirles que Ceuta y Melilla forman parte de España desde hace más
de cinco siglos en el caso de Melilla, y más de tres, en el de
Ceuta. En concreto desde que D. Pedro de Estopiñan
conquistará Melilla
el 17 de Septiembre de 1497, y a partir de 1688 en el caso de Ceuta,
tras el tratado entre España y Portugal. Melilla incluso fue española
en época de los Reyes Godos (esos que ahora no se estudian), para
ser exactos en época de Sisebuto (614), llegando a ser sede
episcopal. Son españolas muchos años
antes de que existieran los Estados Unidos o Marruecos,
actuales y pretéritos compañeros en esto de conspirar contra España.
De hecho, incluso antes de que existieran el PNV, la ikurriña o
ERC, pertenecían ya a nuestra Patria ¡Qué cosas pasan!
Las españolísimas ciudades en
cuestión, están acostumbradas a soportar todo tipo de asedios. Hoy
sufren nuestros compatriotas de África dos tipos de embestidas: La
primera, consistente en una camuflada "marcha verde"; la
segunda, un cómplice olvido por parte de las instituciones del
Estado. Se consigue así, un desaliento en la población autóctona,
que invita a abandonar las ciudades dejándolas en manos de los
nuevos colonos.
Nuestro perjuro mayor del
reino, estuvo cuando no era ni mayor ni perjuro. Coincidiendo con el
quinto centenario de la españolidad de Melilla, excuso su presencia
mientras visitaba unos polígonos en Barcelona. Digo yo que lo haría
para no provocar a su "hermano", el sanguinario Rey del país
vecino. Su hijo, ese que se ha casado con la casta periodista
divorciada, no creo que tenga en mente visitar la zona en breve.
Nuestros presidentes hasta la
fecha, también han evitado visitar el lugar, en un ejercicio de
prudencia y de alta política. Aznar visito la zona en
una ocasión, lo hizo como
candidato, al ver como peligraba el escaño de su partido. Del
actual, ese que es amigo de todo aquel que lucha contra la Unidad Nacional, no se esperan mayores gestos ni gestas.
El comportamiento de las
autoridades, unido a la descarada invasión, hacen que a medio plazo
peligre la integridad de nuestro histórico territorio. Cuando este
mirar hacia otro lado, dé sus frutos, nos encontraremos con una
mayoría extranjera en la población. Entonces los hijos de la diosa
razón, nos plantearán, como ya lo hacen, el derecho a elegir su
destino que tienen los pueblos. Todo sin dramatismo, con
responsabilidad y sentido sodomita de la realidad.
Las preguntas ante este
panorama son de sentido común: ¿Por qué no visita el jefe del
Estado las ciudades de Ceuta y
Melilla? ¿Por qué no lo hace el presidente? ¿Por qué no
se vigilan las verjas y se expulsan a los invasores de manera
inmediata? ¿Por qué se oculta y se tergiversa la historia de ambas
ciudades? ¿Por qué se habla con descarado eufemismo del Reino de
Marruecos, en lugar de hablar de la cruel, sanguinaria e
imperialista dictadura de casta?
Las respuestas me hacen
temblar; pero las respuestas de los españoles bien nacidos les harán
temblar a ellos.
Nuestro "presi", que
tanto habla de "Alianzas de civilizaciones", podía
pasearse por la zona. Vería que allí han convivido la mayoría
cristiana, con las minorías árabe, judía e hindú. Ahora se está
rompiendo artificialmente ese equilibrio, pudiendo ocasionar
conflictos inimaginables.
Debería también nuestro
"presi" y nuestro perjuro visitar las ciudades, para
darles una alternativa económica y de desarrollo, tan viables como
necesarias; sobre todo después de la improvisada desaparición del
servicio militar obligatorio.
¡Pero no! A
Ceuta y Melilla no se va aunque reviente un depósito y mate
a sus ciudadanos aunque se estrelle un avión; aunque la invadan la
secta musulmana o las desesperadas gentes del resto de África.
Ceuta y Melilla, tienen al sur
una verja que limita con el hambre y con el terror, y al norte, una
que limita con el olvido, la cobardía y la indiferencia.
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