El 9 de agosto de 1939, Franco forma el
primer Gobierno de la paz, que está formado por 14 ministros. Asuntos
Exteriores: Juan Beigbeder Atienza. Gobernación: Ramón Serrano Suñer. Ejército:
José Enrique Varela Iglesias. Marina: Salvador Moreno Fernández. Aire: Juan
Yagüe Blanco. Justicia: Esteban Bilbao Eguía. Hacienda: José Larraz López.
Industria-Comercio: Luis Alarcón de la Lastra. Agricultura-Trabajo: Joaquín
Benjumea Burín. Educación Nacional: José Ibáñez Martín. Obras Públicas:
Alfonso Peña Boeuf. Secretaría General del Movimiento: Agustín Muñoz
Grandes. Sin Cartera: Rafael Sánchez Mazas. Sin Cartera: Pedro Gamero del
Castillo. En él, sólo hay dos viejos falangistas: Yagüe, militar, y Sánchez
Mazas, de tendencia monárquica. Han aumentado los neo-falangistas de Serrano
Suñer, procedentes de la CEDA, mientras que el grupo más sólido está
formado por militares.
ARRIBA
El
1º de septiembre de 1939 estalla la Segunda Guerra
Mundial. Es el peor acontecimiento que puede producirse para
España. La ingente tarea de reconstrucción interior se verá
dominada a partir de ese momento por la política exterior,
teniendo en cuenta sobre todo, que esa guerra llega a las
mismas fronteras españolas en el verano de 1940. Franco
procede a una reorganización de su gabinete y nombra a
Serrano Suñer ministro de Asuntos Exteriores, mientras que
Gobernación lo llevaría José Lorente Sanz, por delegación
del Jefe del Estado, y más tarde, el coronel Valentín
Galarza Morante. Secretaría General del Movimiento queda sin
cubrir y Sánchez Mazas cesa como ministro sin cartera.
Demetrio Carceller Segura entra como ministro de Industria y
Comercio.
ARRIBA
España
había declarado la neutralidad, para pasar después a la
“no beligerancia”. Alemania desea que España entre en la
guerra. El 23 de octubre de 1940, Franco acude a Hendaya para
entrevistarse con Hitler. Toda la tarde y buena parte de la
noche duran las entrevistas. Franco adopta la postura del
“amigo que resiste”. A las peticiones de Hitler no hay un
“no” rotundo, pero lo cierto es que la negativa es real.
Aquel día fue decisivo para la historia de España.
En
febrero de 1941, Franco se traslada a Bordighera (Italia),
donde se entrevista con Benito Mussolini. La impresión de
Franco es que Mussolini está convencido de que no alcanzará
la victoria. A su regreso a España, se entrevista con el
mariscal Pétain, en Montpellier. No irritar al Hitler
arrollador, parece que es el acuerdo.
Cuando
el 21 de junio de 1941, Alemania declara la guerra a
Rusia, Franco ve despejado el horizonte, porque el centro de
gravedad se ha desplazado hacia el este. “Rusia es
culpable”, grita Serrano Suñer desde el balcón de la
Secretaría General del Movimiento. Se forma la “División
Azul”, de voluntarios, que manda el general Muñoz Grandes.
Más de 30.000 españoles pasarán por esta unidad.
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ARRIBA
El
19 de mayo de 1941, Franco hace importantes
nombramientos de ministros: tres falangistas de la “Vieja
Guardia”, se incorporan al Gobierno: José Antonio Girón de
Velasco, en Trabajo; José Luis de Arrese Magra, en Secretaría
General del Movimiento y Miguel Primo de Rivera y Sáenz de
Heredia, en Agricultura. Pocos días antes de que Franco
formase este Gobierno de tendencia “azul” se produjo también
un acontecimiento cuya importancia sólo se vería con el
transcurso del tiempo: la toma de posesión como subsecretario
de la Presidencia del Gobierno de Luis Carrero Blanco, un
marino de guerra, que se convertiría en el más allegado
colaborador de Franco. La atención de aquellos días sólo se
centraría en los nuevos ministros de la “Vieja Guardia”,
que habían entrado en el Gobierno.
Y,
efectivamente, la configuración del Estado iba a seguir otro
rumbo por decisión de Franco. El 17 de julio de 1942,
Franco promulga una Ley, por la que son creadas las Cortes
Españolas, con dos fines esenciales: colaborar con la función
del Jefe del Estado en la promulgación de leyes y asentar el
principio de la autolimitación para una institución sistemática
del poder. Es la democracia orgánica y significa el triunfo
del tradicionalista Esteban Bilbao, que es nombrado presidente
de las nuevas Cortes, y que celebra su primer pleno el 16 de
marzo de 1943.
Otro
acontecimiento importante es el cese de Ramón Serrano Suñer
como ministro el 3 de septiembre de 1942, después de
un incidente en Begoña, cuando unos exaltados lanzaron una
bomba en una concentración carlista en la que se hallaba el
general Varela, quien cesó como ministro del Ejército.
Igualmente cesó el ministro de la Gobernación, Valentín
Galarza. Los nuevos ministros fueron: general Francisco Gómez-Jordana
y Sousa, conde de Jordana, en Asuntos Exteriores; general
Carlos Asensio Cabanillas, en Ejército; y Blas Pérez González,
en Gobernación. Desde el punto de vista de política
exterior, significaba abandonar la “no beligerancia” y
volver a la neutralidad estricta. Hay que apuntar que todavía
no se había producido la batalla más larga y sangrienta de
la II Guerra Mundial de Stalingrado, con la rendición del
mariscal Friedrich von Paulus, ni la derrota de Erwin Rommel
en El Alamein, ni el desembarco norteamericano en África del
norte.
ARRIBA
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El 17 de febrero de 1942, Franco se entrevista con el
presidente del Consejo portugués, Antonio de Oliveira Salazar,
en Sevilla, cuando los dos países están amenazados por
la guerra, siendo todavía ministro Serrano Suñer. Del 18 al 20
de diciembre de 1942, Franco apuntala el bloque ibérico: envía
a su ministro Gómez-Jordana a Lisboa, llegando a un acuerdo con
Salazar. Se trata de que Portugal y España tomen la iniciativa
de la paz en Europa y, desde luego, la neutralidad a ultranza.
Es el mismo mes en que los norteamericanos desembarcan en África
del norte y cuando –el día 2 de noviembre- Franco recibe una
carta del presidente Roosevelt, en la que le da cuenta de la
operación militar y puntualiza: “España no tiene nada que
temer de las Naciones Unidas”. |
El 12 de noviembre, Franco
dispone la movilización de varios reemplazos porque Alemania ha
ocupado la “Francia libre” y Túnez. Sobre España hay
nuevas amenazas. En abril y mayo del 43, el nuevo jefe de la
flota alemana, almirante Doenitz, propone la invasión de España.
Hitler la rechaza. “Los españoles –se atribuye a Hitler-,
son los únicos latinos duros. Nos llevaría a la guerra de
guerrillas en nuestra retaguardia”. Por estas fechas,
Stalingrado ha sido ya una triste realidad para Hitler, más
penosa aún que la derrota de Rommel en El Alamein.
La
gestión de Franco a favor de la paz es constante. El 6 de
enero de 1942, se dirige a sir Samuel Hoare, embajador de Gran
Bretaña en España, para hacerle constar la necesidad de una
paz negociada. El punto de vista de sir Samuel Hoare es
distinto: Inglaterra –junto a Estados Unidos-,
será la única gran potencia cuando llegue la paz; Rusia no
interferirá en la política de otros países. Es falso que
Inglaterra y Rusia quieran repartirse Europa en zonas de
influencia. Mientras, sigue la correspondencia de Gómez-Jordana
con sir Samuel Hoare. El Gobierno español hace gestiones a
favor de la paz cerca de Irlanda, Argentina, Suecia, Suiza,
Polonia y Rumania, que resultan inútiles.
Simultáneamente, se libra la “batalla del wolframio”, esencial para
los combatientes. De 675 libras que costaba la tonelada en
1941, pasa a 4.063 en 1942, y en 1943, España llega a vender
a los aliados hasta 3.335 toneladas al precio de 7.500 libras
la tonelada. Alemania logra comprar 900 toneladas.
ARRIBA
El
3 de agosto de 1944, muere Francisco Gómez-Jordana que
es sustituido por José Félix de Lequerica Erquiza. El jefe
del Gobierno británico, Winston Churchill, hace constar que
no tiene nada contra España, antes al contrario, buena
disposición. El presidente de los Estados Unidos, Franklin
Delano Roosevelt, sin embargo, puntualiza: “No veo sitio en
las Naciones Unidas para gobiernos cuyos orígenes tienen
principios fascistas”. Posteriormente, Churchill se une a
esta tesis. Es 1945, el año de las concesiones que hacen a
Rusia, que sostiene el peso de la lucha. España, que en 1944
había sustituido la “División Azul” por una “Legión
de Voluntarios”, retira ésta, antes del final de la II
Guerra Mundial.
El
8 de mayo de 1945, el mundo celebra el final de la
guerra en Europa. Para España comienza una nueva lucha que
durará varios años: los “maquis” infiltrados a través
de la frontera francesa y que se extienden por amplias
comarcas, para robustecerse en Asturias y León. Fuerzas del
Ejército y de la Guardia Civil tienen que ser desplazadas a
estas zonas.
En
julio de 1945, Franco toma dos importantes decisiones: firma
el “Fuero de los Españoles”, que es una especie de carta
de libertades esenciales, y forma nuevo Gobierno, que tiene
lugar el 20 de julio. Como notas destacadas cabe señalar que
no es cubierto el cargo de ministro Secretario General del
Movimiento, y se nombra ministro
de Asuntos Exteriores a Alberto Martín Artajo, hasta
entonces presidente de la Junta Técnica de Acción Católica,
quien previamente ha consultado con el cardenal primado,
doctor Enrique Pla y Deniel, que está al frente de la Dirección
Central de esta organización. De la misma forma, todos los
servicios de Prensa y Propaganda son retirados de la Secretaría
del Movimiento e incorporados, en forma de Subsecretaría, al
Ministerio de Educación Nacional, que lleva José Ibáñez
Martín. Como nuevo subsecretario de Educación Popular es
nombrado Luis Ortiz Muñoz. Como secretario, el hermano de éste,
Antonio. Como director general de Prensa, Tomás Cerro
Corrochano, y como director general de Propaganda, Pedro
Rocamora. Todos ellos son afines a Martín Artajo. Un antiguo
diputado de la CEDA, José María Fernández Ladreda y Menéndez
Valdés, pasa a desempeñar la cartera de Obras Públicas. A
partir de ese momento, toda la política exterior, la de Enseñanza,
la de Prensa y Propaganda y buena parte de la Economía, será
llevada por personas de mentalidad coherente entre sí. En el
mismo Gobierno figuran tres falangistas: Raimundo Fernández
Cuesta y Merelo, en Justicia; Juan Antonio Girón de Velasco,
en Trabajo y Carlos Rein Segura, en Agricultura.
ARRIBA
Las dificultades socio-económicas se
mantienen. La producción industrial ha sido en estos años
inferior, incluso a los niveles de 1936 (el promedio de altos
hornos sería de poco más de 600.000 toneladas de acero
anuales y no superaría el millón logrado en la dictadura de
Primo de Rivera, hasta los años 50). Simultáneamente, el
nivel de vida sigue siendo bajo, con una renta per cápita en
1946 de 214 dólares. La construcción de grandes presas y el
nacimiento de empresas del I.N.I. no han causado todavía los
efectos esperados. En 1950, cuando la reconstrucción de
Europa empieza a ser realidad, España sigue todavía con las
cartillas de racionamiento y el “mercado negro”. Como síntoma,
en algunas regiones, se paga el litro de aceite a 20 duros,
cuando el sueldo de un capitán del Ejército, de un
periodista o de un jefe de negociado de la administración está
escasamente alrededor de las mil pesetas. En 1951 se producen
incidentes de tipo social en Barcelona y en Madrid. Es cierto
que tienen una dirección política, pero no lo es menos que
encuentran un ambiente adecuado en estas dificultades
socio-económicas.
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El
19 de julio de 1951, Franco nombra nuevo Gobierno. Se
vuelve a cubrir el cargo de ministro del Movimiento en la
persona de Raimundo Fernández Cuesta, mientras que el
subsecretario de la Presidencia, Luis Carrero
Blanco, pasa a
ser ministro del Gobierno. Se encomienda a Joaquín Ruiz Giménez
Cortés, el hombre que ha abierto brecha en el Vaticano para
la firma de un Concordato, el Ministerio de Educación, con el
objetivo de ensanchar la enseñanza, porque España va a
precisar de jóvenes preparados en todos los órdenes. Se
trata de conseguir una universidad abierta. También es creado
el Ministerio de Información y Turismo, que agrupará a todos
los medios de comunicación, Propaganda y Turismo, ya que este
último puede ser una buena entrada de divisas. El titular es
Gabriel Arias-Salgado y de Cubas. El general Joaquín Planell
Riera pasa a Industria. El teniente general Agustín Muñoz
Grandes es nombrado ministro del Ejército y un ingeniero,
Rafael Cavestany y Anduaga, se encarga de Agricultura, donde
la crisis es mayor. La cartera de Marina la ocupa Salvador
Moreno Fernández; Hacienda: Francisco Gómez de Llano;
Comercio: Manuel Arburúa de la Miyar; Obras Públicas:
Fernando Suárez de Tangil y de Angulo, conde de Vallellano y
Justicia: Antonio Iturmendi Bañales.
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ARRIBA
El
endurecimiento de la “guerra fría” abre caminos a la política
exterior española. Martín Artajo logra sus máximos triunfos
en Asuntos Exteriores. El 27 de agosto de 1953, se anuncia la
firma del Concordato entre España y la Santa Sede. Estampan
su firma en los documentos el embajador Fernando María
Castiella y Maíz y monseñor Tardini de la Secretaría de
Estado. En virtud del mismo, se confirma el viejo sistema de
la presentación de obispos, mediante el cual el Jefe del
Estado propone al Vaticano seis nombres, éste elige tres y el
Estado designa a uno de ellos, así como una serie de
privilegios y títulos honoríficos. A cambio, la Iglesia ve
como la religión católica es la oficial del Estado, el
matrimonio canónico tiene valor civil, la enseñanza deberá
adaptarse al Dogma, los obispos podrán intervenir en materia
de censura cuando se trata de escritos contra la Fe, la enseñanza
religiosa será obligatoria, el Estado contribuirá al
sostenimiento económico del clero, haciendo excepción de
impuestos, se restablecerán los viejos fueros en cuanto a
jurisdicción de los tribunales de Justicia. El antiguo
presidente de la Acción Católica Española ve colmadas sus
ilusiones como político de Franco, que ha depositado en él
su confianza. “El Concordato –declara Martín Artajo-
es la consagración del régimen en perfecta colaboración
entre Iglesia y Estado. Creo que podemos felicitarnos como
españoles y como católicos de la firma del nuevo Concordato,
que regirá por muchos años las relaciones entre la Iglesia y
el Estado español”. Es, indudablemente, el triunfo de la
confesionalidad, por el que han luchado tres hombres: Artajo,
Castiella y Ruiz Giménez.
El triunfo siguiente de Artajo es la firma de los
acuerdos con Estados Unidos el 26 de septiembre de 1953, en
virtud de los cuales los norteamericanos dispondrán de bases
en Rota, Morón, San Pablo (Sevilla), Madrid y Zaragoza. A
cambio, concederán ayudas de tipo económico y militar.
ARRIBA
La
política de amistad hacia los árabes se desarrolló mediante
un viaje de Martín Artajo a los países de Oriente Medio en
1952 y visitas a Madrid de Hussein de Jordania en 1955, y del
rey Faisal de Irak y del Sha de Persia, en el año 1957. Esta
misma política nos mueve a reconocer la independencia de
Marruecos en 1956 y a recibir triunfalmente en Madrid al Sultán
Mohamed V, convertido en Rey, después de haber sido
destituido por los franceses en 1953. Sin embargo, un año más
tarde, España es objeto de agresión en Ifni, que obliga al
envío de tropas a este enclave. La campaña dura desde
noviembre del 57 a marzo del 58. El 7 de diciembre de 1957 moría
heroicamente en el frente, el alférez Francisco Rojas
Navarrete, primer caído de la IPS (Instrucción Premilitar
Superior).
El
I.N.I. desarrolla en estos años, con Suanzes al frente, su
política de grandes realizaciones: centrales eléctricas,
Siderúrgica de Avilés, pizarras bituminosas, refinerías,
astilleros, etc. Todo en medio de enormes dificultades. Así,
cuando se analizan costos de Ensidesa se comprueba que crear
un puesto de trabajo en este complejo cuesta tres millones de
pesetas, pero hay que seguir adelante.
En
comercio se sigue la política de los controles, de los
cambios múltiples (preferentes, comerciales, de turismo...),
de las licencias de importación. Los resultados son poco
optimistas y la autarquía se va viendo que es algo imposible.
En agricultura se desarrolla el Plan Badajoz y se inicia el de Jaén.
Cavestany realiza una gran labor, pero no puede frenar la
crisis.
ARRIBA
El 25 de febrero de 1957, Franco nombra nuevo
Gobierno: Subsecretario de la Presidencia: Luis Carrero
Blanco. Asuntos Exteriores: Fernando María Castiella y Maíz.
Gobernación: Camilo Alonso Vega. Ejército: Eduardo Barroso Sánchez
Guerra. Marina: Felipe José Abárzuza y Oliva. Aire: José
Rodríguez Díaz de Lecea. Justicia: Antonio Iturmendi Bañales.
Hacienda: Mariano Navarro Rubio. Industria: Joaquín Planell
Riera. Comercio: Alberto Ullastres Calvo. Agricultura: Cirilo
Cánovas García. Trabajo: Fermín Sanz Orrio. Educación
Nacional: Jesús Rubio García-Mina. Obras Públicas: Jorge
Vigón Suero-Díaz. Secretaría General del Movimiento: José
Solís Ruiz. Información y Turismo: Gabriel Arias-Salgado y
de Cubas. Pasa a ser ministro sin cartera, Pedro Gual Villalbí,
al mismo tiempo que es creada la cartera de Vivienda, a la que
pasa José Luis de Arrese Magra. El nuevo Gobierno tiene un
signo predominante: lo económico. Navarro Rubio y Ullastres
serán las dos figuras de nueva política, que se traduce en
lo siguiente: fin de la autarquía; cambio único de la
peseta, que se fija en 42 por un dólar; nueva reglamentación
fiscal; bloqueo de salarios; aumento del tipo de descuento
bancario del 4,5 al 5 por ciento; ingreso de España en la
O.C.D.E. (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos);
en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco para la
Reconstrucción y el Desarrollo; autorización a compañías
extranjeras para actuar en la investigación petrolífera con
capital propio y legislación sobre Convenios Colectivos que
sustituirán, de hecho, a las reglamentaciones de trabajo.
España, que desde 1955 pertenece a la O.N.U., en la que ingresó junto a
otros 15 países, comunica a los organismos internacionales
interesados todas estas medidas económicas, como base a un
plan de estabilización. En julio de 1959, la peseta es
devaluada, para facilitar la llegada de divisas. Hay un
respiro, porque simultáneamente, empiezan a abrirse los créditos
extranjeros, con unos 17 millones de dólares a cargo del
“Export-Import Bank” de Washington.
ARRIBA
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El 1º de abril de 1959, Franco inaugura la obra
monumental del Valle de los Caídos. Una cruz de 153 metros de
altura preside el paisaje, sobre una montaña, en cuyas entrañas
ha sido abierta una basílica fabulosa. Un monasterio y
centros de estudios completan este complejo, destinado a dar
reposo a los muertos de la guerra civil
Este mismo año de 1959 señala el comienzo de la estabilización
impulsada por Navarro Rubio. En el terreno económico, vuelven
a ser años duros, pero esta vez con esperanzas. Se corta la
inflación y se conciertan acuerdos para la obtención de créditos
(el Fondo Monetario, 220 millones; el Gobierno de Estados
Unidos, 327 millones de dólares). El 9 de agosto de 1959,
Alberto Ullastres, puede anunciar en Bilbao: “En un año,
las reservas en bruto de oro y divisas han pasado de 14
millones a 483 millones. España está capacitada para la
competencia del Mercado Común. Se ha conseguido la
estabilización. Hay que crear incentivos para el capital
extranjero”. Como síntoma de la nueva situación, en los 10
primeros meses de 1959, la frontera de Hendaya registra el
paso de 900.000 vehículos. La era del turismo ha comenzado,
en cuanto han sido creadas las bases favorables.
Paralelamente, hay una corriente hacia el extranjero. Millares
y millares de hombres del campo se marchan a trabajar a
Alemania, Suiza, Francia y Bélgica, en busca de mejores
jornales.
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Ahora,
mientras se desarrollaba la estabilización económica, la
institucionalización del Estado, iba a ser abordada. Así, el
10 de abril de 1957, el Gobierno acuerda enviar a las Cortes
el Proyecto de Ley de Régimen Jurídico de la Administración
del Estado, Ley Básica, aunque no Fundamental. El 17 de mayo
de 1958, Franco promulgaba en las Cortes la Ley de Principios
Fundamentales del Movimiento (12 principios y 3 artículos),
con lo que se abría la puerta para la futura Ley Orgánica
del Estado.
El 21 de diciembre de 1959, Franco recibiría
la visita oficial del presidente de Estados Unidos, Dwight
David Eisenhower. Podía mostrarle un país en marcha.
Sánchez González y
Bartomeu, con el apoyo aéreo de la Legión Cóndor.
ARRIBA
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En
1961 Franco ha celebrado los 22 años del Régimen. Un desfile
militar en Madrid ha señalado la efeméride, con presentación
de material moderno (artillería capaz de lanzar proyectiles
con cabeza atómica y reactores de fabricación
norteamericana). El día de Nochebuena el pueblo español
recibe la noticia de que Franco ha sufrido un accidente
durante una cacería. Una escopeta ha reventado y le ha
alcanzado a la mano izquierda. Es trasladado inmediatamente
desde los montes de El Pardo al Hospital Militar de la calle
de la Princesa de Madrid. Antes de ser intervenido, Franco
permanece con el general Alonso Vega y habla con él: ”Tened
cuidado –le dice- y fe en lo que ocurra”. Tres días más
tarde, Franco abandona el hospital y recibe el homenaje espontáneo
del público que se ha congregado en las inmediaciones. En la
noche de fin de año, se dirige a los españoles como todos
los años, esta vez para añadir su agradecimiento por las
pruebas de cariño que acababa de recibir.
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La cuestión de la sucesión de Franco vuelve a
ponerse sobre el tapete. El 29 de marzo de 1960, Franco se ha
entrevistado con el Conde de Barcelona en la finca extremeña
“Las Cabezas”, propiedad de los hijos del fallecido Juan
Claudio Güell, conde de Ruiseñada. La educación del Príncipe
don Juan Carlos y su futuro parece que son los temas
principales, porque lo cierto es que ha terminado sus estudios
en la Academia General de Zaragoza, en la Escuela Naval de Marín
y en la Academia del Aire de Alcantarilla. En Madrid ha
asistido a las clases de la Facultad de Letras. Tiene 22 años
y su futuro comienza a ser realidad. Un año más tarde,
comienzan a barajarse nombres de princesas europeas como
posibles futuras esposas del Príncipe. Al fin se anuncia el
compromiso oficial del Príncipe don Juan Carlos con la
Princesa doña Sofía de Grecia. La boda se celebra el 14 de
mayo de 1960 en Atenas donde poco antes había sido nombrado
embajador el marqués de Luca de Tena. Es uno de los grandes
acontecimientos que durante semanas enteras centra la atención
española. El 2 de junio, el nuevo matrimonio es recibido por
el Papa Juan XXIII y el día 7, por el Jefe del Estado español,
para continuar a continuación el viaje de novios alrededor
del mundo.
ARRIBA
Los
días 5 y 6 de junio de 1962, se celebra en Munich el
IV Congreso del Movimiento Europeo. Con este motivo, acuden a
la capital bávara 80 políticos españoles llamados de la
oposición y 38 exiliados. Se producen reuniones de grupos que
discrepan entre sí, si bien establecen unos condicionamientos
para el ingreso de España en el Mercado Común
(representatividad, garantías a la persona humana y a las
comunidades, libertad sindical, derecho a la huelga y derecho
a organizar Partidos políticos). En España se considera una
acción contra la solicitud de ingreso en esta Comunidad económica,
presentada por el ministro Castiella el 9 de febrero de 1962.
En Estoril, el Conde de Barcelona hace constar que los monárquicos
que hayan podido participar en estas reuniones de Munich no
contaban con ninguna representación suya y que la entrada de
España en el Mercado Común es una tarea nacional y que todos
los españoles deben defenderla sin reservas. El ex ministro
de la República, José María Gil-Robles, que ha estado en
Munich y que forma parte del Consejo privado de don Juan,
dimite como miembro de este Consejo. Según se anuncia el 17
de junio, hay una reacción oficial fortísima contra Munich,
que culmina en una serie de manifestaciones y en un viaje de
Franco a Valencia, donde cientos de miles de personas le
aclaman con entusiasmo.
ARRIBA
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