En la tercera
semana de octubre se produjeron rumores acerca de una nueva
enfermedad del Caudillo. El 20 de octubre los rumores se
acrecentaron y llegaron a su climax el martes día 21 de
octubre, en que alguna emisora extranjera llegó a decir que
había fallecido. La Casa Civil del Jefe del Estado dio a
conocer una nota señalando que había padecido un proceso
gripal que se complicó con una insuficiencia coronaria aguda.
El comunicado decía también que la crisis había sido
superada, aunque no incluía ningún boletín médico oficial.
A las 8,10 de la
noche del 21 de octubre, la Dirección General de Coordinación
Informativa dio a conocer que el estado de Franco había
sufrido una complicación. Según nota facilitada por la Casa
Civil del Jefe del Estado, “en el curso de un proceso
gripal, Su Excelencia el Jefe del Estado ha sufrido una crisis
de insuficiencia coronaria aguda, que está evolucionando
satisfactoriamente, habiendo comenzado ya su rehabilitación y
parte de sus actividades habituales. A las diecinueve horas
del día de hoy, Su Excelencia el Jefe del Estado recibió en
su despacho al presidente del Gobierno, con quien mantuvo una
conversación de cuarenta y cinco minutos”. Este primer
texto se proponía tener efectos tranquilizadores para el país,
alertado e inquieto por toda una serie de rumores que
circulaban por la falta de noticias oficiales. Junto a ello se
informó que seguían suspendidas las audiencias. El arzobispo
de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española,
cardenal Vicente Enrique y Tarancón, pidió rogativas a todos
los diocesanos por la salud de Franco.
La evolución de
la enfermedad parecía favorable, hasta que el día 23 se dijo
que “el Jefe del Estado ha experimentado un retroceso y han
aparecido signos incipientes de insuficiencia coronaria”. La
poca información oficial que se facilitaba sobre el tema hizo
que crecieran los rumores. Varios procuradores en Cortes
manifestaron su malestar y se declaró públicamente que “en
condiciones normales y mientras las circunstancias no
aconsejen lo contrario”, habría un parte médico a las dos
de la tarde, a media mañana y a media tarde, y sendas
informaciones de las Casas Militar y Civil del Jefe del
Estado. El ministro de Información y Turismo reconoció en
rueda de Prensa “que tal vez se pudo intentar sólo ganar
unas horas”, pero que se había hecho porque “la
delicadeza del tema y la conveniencia, aconsejaban disponer de
un refrendo oficial”.
ARRIBA
Se
entró en un período estable, con tendencia a mejorar, según
los partes. Pero en el emitido a las 8,30 de la noche del
28
de octubre, los médicos señalaron que el “estado es
extraordinariamente grave”. Había aumentado la hemorragia
digestiva y se presentaba parálisis intestinal. Después se
entró en un período estacionario dentro de la gravedad y aún
de mejoría, pero sin muchas esperanzas.
ARRIBA
La
enfermedad de Franco no sólo fue un acontecimiento que
polarizó la atención mundial, sino que hizo detener casi la
vida nacional. En espera de la mejoría o de la puesta en
funcionamiento del mecanismo sucesorio, no hubo en principio
delegación de funciones. Así pasaron varios días sin que se
firmasen leyes ni decretos. La situación era insostenible y,
finalmente, el 30 de octubre el Príncipe don Juan Carlos pasó
a desempeñar la Jefatura del Estado en funciones. Al día
siguiente presidió el Consejo de Ministros en el Palacio de
la Zarzuela, mientras Franco seguía grave.
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ARRIBA
El
sábado, día 1 de noviembre, Franco oyó misa junto con sus
familiares y comulgó. Parecía experimentar una leve mejoría,
pero a las tres de la tarde del día 3 se presentaron síntomas
muy alarmantes, que desembocaron en una “hemorragia gástrica
masiva incohercible”. Los médicos decidieron operar y se
preparó un quirófano en la enfermería del Cuerpo de Guardia
de El Pardo. Se intervinieron una úlcera y cuatro erosiones gástricas,
siendo el pronóstico “muy grave”. El postoperatorio se
presentó satisfactorio, aunque el día 4 surgieron signos de
tromboflebitis, que lograron contenerse.
ARRIBA
A los cinco días
de la operación, se tuvo que realizar otra. Fue el 8 de
noviembre y consistió en una “recesión gástrica
subtotal”. La intervención fue llevada a cabo por el doctor
Hidalgo Huertas. Para atender al Jefe del Estado se le trasladó
a la Ciudad Sanitaria de “La Paz”, donde quedó internado.
El Caudillo permaneció cuatro horas en la mesa de operaciones
y los partes médicos de los días siguientes indicaron mejoría,
aunque sin salir de la gravedad.
El
11 de noviembre se dijo que se habían detectado pequeños
focos de congestión y edema en bases pulmonares, que eran
tratados. Al día siguiente, cundió nuevamente la alarma por
la salud de Franco y se difundió que seguía aumentando la
gravedad.
ARRIBA
El
viernes 14 de noviembre, Franco volvió a entrar en el
quirófano de “La Paz”. Existían síntomas de que se había
roto una sutura, ya que dado el estado general del enfermo,
apenas se cicatrizaban las heridas operatorias. Se efectuó
una nueva sutura y el pronóstico fue de “gravísimo”. Las
hemorragias y las operaciones habían roto una sutura.
ARRIBA
En
los días siguientes la gravedad se mantuvo y aumentó. El día
18, fueron llamados a “La Paz”, de madrugada, los
familiares de Franco y los jefes de sus Casas Civil y Militar.
Ello se debió a que Franco sufrió una nueva hemorragia.
Luego hubo posteriores complicaciones en su ya grave estado,
que desembocaron en la muerte, que acaecía a las 4,30 de
la madrugada del 20 de noviembre de 1975.
ARRIBA
“El
Caudillo ha entrado en el período final”. Los servicios
informativos de la Dirección General de Coordinación
Informativa, comunicaron a las cinco menos cinco lo
siguiente:
“Las
Casas Civil y Militar comunican, a las 4,30 horas, que, según
informan los médicos de turno que atiende a S.E. el Jefe
del Estado, en la Ciudad Sanitaria La Paz, de la Seguridad
Social, el Caudillo ha entrado en el período final. Madrid,
20 de noviembre de 1975”.
ARRIBA
A las 6,13
horas,
Radio Nacional de España, en conexión con todas las emisoras
españolas, comunicó:
“Atención españoles, habla el
ministro de Información y Turismo”. “Con profundo dolor y
sentimiento doy lectura al comunicado siguiente: a día 20 de
noviembre de 1975. Las Casas Civil y Militar de S.E., informan
a las 5,25 horas que, según comunican los médicos de turno,
S.E. el Generalísimo
acaba de fallecer por parada cardiaca, consecuencia de un
shock tóxico por peritonitis”.
El ministro español
manifestó que a las diez de la mañana el presidente del
Gobierno se dirigiría a la nación por radio y televisión. Y
a continuación añadió:
“Desde la misma tristeza en esta
hora dolorosa para España a la que Franco entregó toda su
vida, recemos una oración por su alma y tengamos, al propio
tiempo, un recuerdo muy especial para su familia que hoy está
en la vanguardia del inmenso dolor nacional”.
Tras las
palabras de León Herrera Esteban, Radio Nacional emitió el
Himno Nacional español.
En el momento del
óbito se hallaban junto al Caudillo sus hijos los marqueses
de Villaverde, sus nietos Francisco, Cristóbal, Merry,
Mariola y el duque de Cádiz. Dos horas antes habían
abandonado “La Paz” la duquesa de Cádiz y Rafael Ardid.
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Doña Carmen Polo
de Franco recibió la noticia del fallecimiento de su esposo,
por el marqués de Villaverde, con gran dolor pero al mismo
tiempo con gran resignación y entereza.
Francisco Franco
Bahamonde murió a los 82 años de edad, tras 49 de general y
39 años, un mes y veinte días al frente del Estado español.
El óbito se produjo después de 39 días de luchar contra la
muerte y coincidió con el 39 aniversario del asesinato, por
las hordas rojas, de José Antonio Primo de Rivera, en el
patio de la cárcel de Alicante.
En esa hora triste
para la Patria, desaparecía el que con tanta abnegación,
llevada hasta el heroísmo de una manera casi permanente, se
sacrificó por ella durante toda su vida. El cardenal primado,
don Marcelo González
Martín, manifestó:
“Nadie arrebatará
jamás al Jefe del Estado que acaba de morir el honor de
ocupar una de las páginas más gloriosas en los anales de la
historia patria. La que él ha escrito con su vida y con su
muerte es tan excelsa que podrá seguir iluminando a todos los
españoles con tal de que exista una sola actitud: buena
voluntad”.
Después,
desgraciadamente, llegó a España “la hora y los años de
los enanos”...
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