Biografía de Francisco
Franco (5ª parte)
Reconstrucción.
Por
Eduardo Palomar Baró. 23/05/2006.
Primer
Gobierno de la reconstrucción
El
9 de agosto de 1939, Franco forma el primer Gobierno de la paz, que está
formado por 14 ministros. Asuntos Exteriores: Juan Beigbeder Atienza. Gobernación:
Ramón Serrano Suñer. Ejército: José Enrique Varela Iglesias. Marina:
Salvador Moreno Fernández. Aire: Juan Yagüe Blanco. Justicia: Esteban Bilbao
Eguía. Hacienda: José Larraz López. Industria-Comercio: Luis Alarcón de la
Lastra. Agricultura-Trabajo: Joaquín Benjumea Burín. Educación Nacional: José
Ibáñez Martín. Obras Públicas: Alfonso Peña Boeuf. Secretaría General del
Movimiento: Agustín Muñoz Grandes. Sin Cartera: Rafael Sánchez Mazas. Sin
Cartera: Pedro Gamero del Castillo. En él, sólo hay dos viejos falangistas:
Yagüe, militar, y Sánchez Mazas, de tendencia monárquica. Han aumentado los
neo-falangistas de Serrano Suñer, procedentes de la CEDA, mientras que el grupo
más sólido está formado por militares.
La
Segunda Guerra Mundial
El
1º de septiembre de 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial. Es el peor
acontecimiento que puede producirse para España. La ingente tarea de
reconstrucción interior se verá dominada a partir de ese momento por la política
exterior, teniendo en cuenta sobre todo, que esa guerra llega a las mismas
fronteras españolas en el verano de 1940. Franco procede a una reorganización
de su gabinete y nombra a Serrano Suñer ministro de Asuntos Exteriores,
mientras que Gobernación lo llevaría José Lorente Sanz, por delegación del
Jefe del Estado, y más tarde, el coronel Valentín Galarza Morante. Secretaría
General del Movimiento queda sin cubrir y Sánchez Mazas cesa como ministro sin
cartera. Demetrio Carceller Segura entra como ministro de Industria y Comercio.
La
histórica entrevista de Hendaya entre Franco y Hitler
España
había declarado la neutralidad, para pasar después a la “no beligerancia”.
Alemania desea que España entre en la guerra. El 23 de octubre de 1940, Franco
acude a Hendaya para entrevistarse con Hitler. Toda la tarde y buena parte de la
noche duran las entrevistas. Franco adopta la postura del “amigo que
resiste”. A las peticiones de Hitler no hay un “no” rotundo, pero lo
cierto es que la negativa es real. Aquel día fue decisivo para la historia de
España.
En
febrero de 1941, Franco se traslada a Bordighera (Italia), donde se entrevista
con Benito Mussolini. La impresión de Franco es que Mussolini está convencido
de que no alcanzará la victoria. A su regreso a España, se entrevista con el
mariscal Pétain, en Montpellier. No irritar al Hitler arrollador, parece que es
el acuerdo.
Cuando
el 21 de junio de 1941, Alemania declara la guerra a Rusia, Franco ve despejado
el horizonte, porque el centro de gravedad se ha desplazado hacia el este.
“Rusia es culpable”, grita Serrano Suñer desde el balcón de la Secretaría
General del Movimiento. Se forma la “División Azul”, de voluntarios, que
manda el general Muñoz Grandes. Más de 30.000 españoles pasarán por esta
unidad.
Girón,
Arrese, Miguel Primo de Rivera y Carrero Blanco entran en el Gabinete
El
19 de mayo de 1941, Franco hace importantes nombramientos de ministros: tres
falangistas de la “Vieja Guardia”, se incorporan al Gobierno: José Antonio
Girón de Velasco, en Trabajo; José Luis de Arrese Magra, en Secretaría
General del Movimiento y Miguel Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, en
Agricultura. Pocos días antes de que Franco formase este Gobierno de tendencia
“azul” se produjo también un acontecimiento cuya importancia sólo se vería
con el transcurso del tiempo: la toma de posesión como subsecretario de la
Presidencia del Gobierno de Luis Carrero Blanco, un marino de guerra, que se
convertiría en el más allegado colaborador de Franco. La atención de aquellos
días sólo se centraría en los nuevos ministros de la “Vieja Guardia”, que
habían entrado en el Gobierno.
Y,
efectivamente, la configuración del Estado iba a seguir otro rumbo por decisión
de Franco. El 17 de julio de 1942, Franco promulga una Ley, por la que son
creadas las Cortes Españolas, con dos fines esenciales: colaborar con la función
del Jefe del Estado en la promulgación de leyes y asentar el principio de la
autolimitación para una institución sistemática del poder. Es la democracia
orgánica y significa el triunfo del tradicionalista Esteban Bilbao, que es
nombrado presidente de las nuevas Cortes, y que celebra su primer pleno el 16 de
marzo de 1943.
Otro
acontecimiento importante es el cese de Ramón Serrano Suñer como ministro el 3
de septiembre de 1942, después de un incidente en Begoña, cuando unos
exaltados lanzaron una bomba en una concentración carlista en la que se hallaba
el general Varela, quien cesó como ministro del Ejército. Igualmente cesó el
ministro de la Gobernación, Valentín Galarza. Los nuevos ministros fueron:
general Francisco Gómez-Jordana y Sousa, conde de Jordana, en Asuntos
Exteriores; general Carlos Asensio Cabanillas, en Ejército; y Blas Pérez González,
en Gobernación. Desde el punto de vista de política exterior, significaba
abandonar la “no beligerancia” y volver a la neutralidad estricta. Hay que
apuntar que todavía no se había producido la batalla más larga y sangrienta
de la II Guerra Mundial de Stalingrado, con la rendición del mariscal Friedrich
von Paulus, ni la derrota de Erwin Rommel en El Alamein, ni el desembarco
norteamericano en África del norte.
La
neutralidad y la “batalla del wolframio”
El
17 de febrero de 1942, Franco se entrevista con el presidente del Consejo
portugués, Antonio de Oliveira Salazar, en
Sevilla, cuando los dos países están amenazados por la guerra, siendo todavía
ministro Serrano Suñer. Del 18 al 20 de diciembre de 1942, Franco apuntala el
bloque ibérico: envía a su ministro Gómez-Jordana a Lisboa, llegando a un
acuerdo con Salazar. Se trata de que Portugal y España tomen la iniciativa de
la paz en Europa y, desde luego, la neutralidad a ultranza. Es el mismo mes en
que los norteamericanos desembarcan en África del norte y cuando –el día 2
de noviembre- Franco recibe una carta del presidente Roosevelt, en la que le da
cuenta de la operación militar y puntualiza: “España no tiene nada que temer
de las Naciones Unidas”. El 12 de noviembre, Franco dispone la movilización
de varios reemplazos porque Alemania ha ocupado la “Francia libre” y Túnez.
Sobre España hay nuevas amenazas. En abril y mayo del 43, el nuevo jefe de la
flota alemana, almirante Doenitz, propone la invasión de España. Hitler la
rechaza. “Los españoles –se atribuye a Hitler-,
son los únicos latinos duros. Nos llevaría a la guerra de guerrillas en
nuestra retaguardia”. Por estas fechas, Stalingrado ha sido ya una triste
realidad para Hitler, más penosa aún que la derrota de Rommel en El Alamein.
La
gestión de Franco a favor de la paz es constante. El 6 de enero de 1942,
se dirige a sir Samuel Hoare, embajador de Gran Bretaña en España, para
hacerle constar la necesidad de una paz negociada. El punto de vista de sir
Samuel Hoare es distinto: Inglaterra –junto a Estados Unidos-,
será la única gran potencia cuando llegue la paz; Rusia no interferirá en la
política de otros países. Es falso que Inglaterra y Rusia quieran repartirse
Europa en zonas de influencia. Mientras, sigue la correspondencia de Gómez-Jordana
con sir Samuel Hoare. El Gobierno español hace gestiones a favor de la paz
cerca de Irlanda, Argentina, Suecia, Suiza, Polonia y Rumania, que resultan inútiles.
Simultáneamente,
se libra la “batalla del wolframio”, esencial para los combatientes. De 675
libras que costaba la tonelada en 1941, pasa a 4.063 en 1942, y en 1943, España
llega a vender a los aliados hasta 3.335 toneladas al precio de 7.500 libras la
tonelada. Alemania logra comprar 900 toneladas.
Final
de la II Guerra Mundial. Nuevo Gobierno de Franco
El
3 de agosto de 1944, muere Francisco Gómez-Jordana que es sustituido por
José Félix de Lequerica Erquiza. El jefe del Gobierno británico, Winston
Churchill, hace constar que no tiene nada contra España, antes al contrario,
buena disposición. El presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano
Roosevelt, sin embargo, puntualiza: “No veo sitio en las Naciones Unidas para
gobiernos cuyos orígenes tienen principios fascistas”. Posteriormente,
Churchill se une a esta tesis. Es 1945, el año de las concesiones que hacen a
Rusia, que sostiene el peso de la lucha. España, que en 1944 había sustituido
la “División Azul” por una “Legión de Voluntarios”, retira ésta,
antes del final de la II Guerra Mundial.
El
8 de mayo de 1945, el mundo celebra el final de la guerra en Europa. Para
España comienza una nueva lucha que durará varios años: los “maquis”
infiltrados a través de la frontera francesa y que se extienden por amplias
comarcas, para robustecerse en Asturias y León. Fuerzas del Ejército y de la
Guardia Civil tienen que ser desplazadas a estas zonas.
En
julio de 1945, Franco toma dos importantes decisiones: firma el “Fuero de los
Españoles”, que es una especie de carta de libertades esenciales, y forma
nuevo Gobierno, que tiene lugar el 20 de julio. Como notas destacadas cabe señalar
que no es cubierto el cargo de ministro Secretario General del Movimiento, y se
nombra ministro de Asuntos
Exteriores a Alberto Martín Artajo, hasta entonces presidente de la Junta Técnica
de Acción Católica, quien previamente ha consultado con el cardenal primado,
doctor Enrique Pla y Deniel, que está al frente de la Dirección Central de
esta organización. De la misma forma, todos los servicios de Prensa y
Propaganda son retirados de la Secretaría del Movimiento e incorporados, en
forma de Subsecretaría, al Ministerio de Educación Nacional, que lleva José
Ibáñez Martín. Como nuevo subsecretario de Educación Popular es nombrado
Luis Ortiz Muñoz. Como secretario, el hermano de éste, Antonio. Como director
general de Prensa, Tomás Cerro Corrochano, y como director general de
Propaganda, Pedro Rocamora. Todos ellos son afines a Martín Artajo. Un antiguo
diputado de la CEDA, José María Fernández Ladreda y Menéndez Valdés, pasa a
desempeñar la cartera de Obras Públicas. A partir de ese momento, toda la política
exterior, la de Enseñanza, la de Prensa y Propaganda y buena parte de la Economía,
será llevada por personas de mentalidad coherente entre sí. En el mismo
Gobierno figuran tres falangistas: Raimundo Fernández Cuesta y Merelo, en
Justicia; Juan Antonio Girón de Velasco, en Trabajo y Carlos Rein Segura, en
Agricultura.
Presiones
internacionales. Manifestación en la Plaza de Oriente
Los
ataques internacionales al régimen español son continuos y se producen múltiples
declaraciones (Potsdam, 1945), la franco-anglo-norteamericana (4 de marzo de
1946) y la de la O.N.U. (diciembre, 1946). En la práctica, se traduce en:
cierre de la frontera francesa con España el 26 de febrero de 1946, y la
recomendación de la O.N.U. de que sean retirados los jefes de las misiones
diplomáticas acreditadas en Madrid (diciembre de 1946).
Basándose
en grandes manifestaciones que culminan en la plaza de Oriente de Madrid, con
participación de cientos de miles de personas (9 de diciembre de 1946), Franco
diría a las personalidades que estaban a su lado en el balcón del palacio:
“Con este pueblo hay que contar”. Y se dispone a resistir, en espera de que
cambien los vientos del mundo. De momento, el presidente de la República
Argentina, Juan Domingo Perón Sosa, ofrece su colaboración a Martín Artajo y
del 9 al 26 de junio de 1947, Eva Perón realiza un viaje triunfal por España.
Argentina concede a España un crédito de 750 millones de dólares, aunque
fracasan los tanteos de este país para convertir Cádiz en puerto franco y
cabeza de puente a sus productos alimenticios que desea vender a la Europa
postrada todavía por la reciente guerra. Un año más tarde, se firma en Buenos
Aires el “protocolo Franco-Perón” y Martín Artajo realiza una visita
oficial a Perón.
Del
22 al 27 de octubre de 1949, Franco se dirige a Portugal a bordo del crucero
“Miguel de Cervantes”, con lo que se estrechan las relaciones entre los dos
países.
Referéndum.
España se convierte en Reino
Mientras,
Franco sigue el desarrollo de su política. Después de producirse una declaración
del Conde de Barcelona en Lausana a primeros de 1946, en la que propugna un
futuro conciliador para todos los españoles, sobre una fórmula democrática,
Franco somete a referéndum por decisión de abril de 1947, la Ley de Sucesión
que es aprobada por 14.145.163 votos afirmativos de un total de 15.219.563
votantes (92,94 por ciento). España se convierte en Reino y se prevé un
Consejo de Regencia formado por el presidente de las Cortes, el prelado de mayor
jerarquía que sea consejero del Reino y el capitán general o, en su defecto,
el teniente general más antiguo, para asumir las funciones de la Jefatura del
Estado en casos de ausencia o fallecimiento de Franco. (Funcionó en octubre de
1949, con motivo del viaje de Franco a Portugal). Al mismo tiempo, Franco podrá
proponer a las Cortes, la persona para sucederle en su día, a título de rey o
regente. El 25 de agosto de 1948, Franco se entrevista con don Juan de Borbón a
bordo del “Azor”, a la altura de San Sebastián. Acuerdan la educación en
España del Príncipe don Juan Carlos y del infante don Alfonso.
Después
de recibir la visita del rey Abdullah de Jordania en septiembre de 1949, Franco
realiza un viaje triunfal a Ifni, Sahara y Canarias, del 20 al 28 de octubre de
1950.
En
este mismo año, Franco vive uno de los acontecimientos más importantes de su
vida familiar: la boda de su única hija, Carmen, con Cristóbal Martínez Bordíu,
marqués de Villaverde, que es hijo de los condes de Argillo.
Dificultades
económicas
Las
dificultades socio-económicas se mantienen. La producción industrial ha sido
en estos años inferior, incluso a los niveles de 1936 (el promedio de altos
hornos sería de poco más de 600.000 toneladas de acero anuales y no superaría
el millón logrado en la dictadura de Primo de Rivera, hasta los años 50).
Simultáneamente, el nivel de vida sigue siendo bajo, con una renta per cápita
en 1946 de 214 dólares. La construcción de grandes presas y el nacimiento de
empresas del I.N.I. no han causado todavía los efectos esperados. En 1950,
cuando la reconstrucción de Europa empieza a ser realidad, España sigue todavía
con las cartillas de racionamiento y el “mercado negro”. Como síntoma, en
algunas regiones, se paga el litro de aceite a 20 duros, cuando el sueldo de un
capitán del Ejército, de un periodista o de un jefe de negociado de la
administración está escasamente alrededor de las mil pesetas. En 1951 se
producen incidentes de tipo social en Barcelona y en Madrid. Es cierto que
tienen una dirección política, pero no lo es menos que encuentran un ambiente
adecuado en estas dificultades socio-económicas.
El 19 de julio de 1951, Franco nombra nuevo Gobierno. Se vuelve
a cubrir el cargo de ministro del Movimiento en la persona de Raimundo Fernández
Cuesta, mientras que el subsecretario de la Presidencia, Luis Carrero Blanco,
pasa a ser ministro del Gobierno. Se encomienda a Joaquín Ruiz Giménez Cortés,
el hombre que ha abierto brecha en el Vaticano para la firma de un Concordato,
el Ministerio de Educación, con el objetivo de ensanchar la enseñanza, porque
España va a precisar de jóvenes preparados en todos los órdenes. Se trata de
conseguir una universidad abierta. También es creado el Ministerio de Información
y Turismo, que agrupará a todos los medios de comunicación, Propaganda y
Turismo, ya que este último puede ser una buena entrada de divisas. El titular
es Gabriel Arias-Salgado y de Cubas. El general Joaquín Planell Riera pasa a
Industria. El teniente general Agustín Muñoz Grandes es nombrado ministro del
Ejército y un ingeniero, Rafael Cavestany y Anduaga, se encarga de Agricultura,
donde la crisis es mayor. La cartera de Marina la ocupa Salvador Moreno Fernández;
Hacienda: Francisco Gómez de Llano; Comercio: Manuel Arburúa de la Miyar;
Obras Públicas: Fernando Suárez de Tangil y de Angulo, conde de Vallellano y
Justicia: Antonio Iturmendi Bañales.
1953: Concordato con la Santa
Sede y acuerdos España-Estados Unidos
El endurecimiento de la “guerra fría” abre
caminos a la política exterior española. Martín Artajo logra sus máximos
triunfos en Asuntos Exteriores. El 27 de agosto de 1953, se anuncia la firma del
Concordato entre España y la Santa Sede. Estampan su firma en los documentos el
embajador Fernando María Castiella y Maíz y monseñor Tardini de la Secretaría
de Estado. En virtud del mismo, se confirma el viejo sistema de la presentación
de obispos, mediante el cual el Jefe del Estado propone al Vaticano seis
nombres, éste elige tres y el Estado designa a uno de ellos, así como una
serie de privilegios y títulos honoríficos. A cambio, la Iglesia ve como la
religión católica es la oficial del Estado, el matrimonio canónico tiene
valor civil, la enseñanza deberá adaptarse al Dogma, los obispos podrán
intervenir en materia de censura cuando se trata de escritos contra la Fe, la
enseñanza religiosa será obligatoria, el Estado contribuirá al sostenimiento
económico del clero, haciendo excepción de impuestos, se restablecerán los
viejos fueros en cuanto a jurisdicción de los tribunales de Justicia. El
antiguo presidente de la Acción Católica Española ve colmadas sus ilusiones
como político de Franco, que ha depositado en él su confianza. “El
Concordato –declara Martín Artajo- es la consagración del régimen en perfecta
colaboración entre Iglesia y Estado. Creo que podemos felicitarnos como españoles
y como católicos de la firma del nuevo Concordato, que regirá por muchos años
las relaciones entre la Iglesia y el Estado español”. Es, indudablemente, el
triunfo de la confesionalidad, por el que han luchado tres hombres: Artajo,
Castiella y Ruiz Giménez.
El triunfo siguiente de Artajo es la firma de los
acuerdos con Estados Unidos el 26 de septiembre de 1953, en virtud de los cuales
los norteamericanos dispondrán de bases en Rota, Morón, San Pablo (Sevilla),
Madrid y Zaragoza. A cambio, concederán ayudas de tipo económico y militar.
La política de amistad hacia los árabes se
desarrolló mediante un viaje de Martín Artajo a los países de Oriente Medio
en 1952 y visitas a Madrid de Hussein de Jordania en 1955, y del rey Faisal de
Irak y del Sha de Persia, en el año 1957. Esta misma política nos mueve a
reconocer la independencia de Marruecos en 1956 y a recibir triunfalmente en
Madrid al Sultán Mohamed V, convertido en Rey, después de haber sido
destituido por los franceses en 1953. Sin embargo, un año más tarde, España
es objeto de agresión en Ifni, que obliga al envío de tropas a este enclave.
La campaña dura desde noviembre del 57 a marzo del 58. El 7 de diciembre de
1957 moría heroicamente en el frente, el alférez Francisco Rojas Navarrete,
primer caído de la IPS (Instrucción Premilitar Superior).
El I.N.I. desarrolla en estos años, con Suanzes al
frente, su política de grandes realizaciones: centrales eléctricas, Siderúrgica
de Avilés, pizarras bituminosas, refinerías, astilleros, etc. Todo en medio de
enormes dificultades. Así, cuando se analizan costos de Ensidesa se comprueba
que crear un puesto de trabajo en este complejo cuesta tres millones de pesetas,
pero hay que seguir adelante.
En comercio se sigue la política de los controles,
de los cambios múltiples (preferentes, comerciales, de turismo...), de las
licencias de importación. Los resultados son poco optimistas y la autarquía se
va viendo que es algo imposible.
En agricultura se desarrolla el Plan Badajoz y se inicia
el de Jaén. Cavestany realiza una gran labor, pero no puede frenar la crisis.
El 25 de febrero de 1957, Franco nombra nuevo Gobierno: Subsecretario de la Presidencia: Luis Carrero Blanco. Asuntos Exteriores: Fernando María Castiella y Maíz. Gobernación: Camilo Alonso Vega. Ejército: Eduardo Barroso Sánchez Guerra. Marina: Felipe José Abárzuza y Oliva. Aire: José Rodríguez Díaz de Lecea. Justicia: Antonio Iturmendi Bañales. Hacienda: Mariano Navarro Rubio. Industria: Joaquín Planell Riera. Comercio: Alberto Ullastres Calvo. Agricultura: Cirilo Cánovas García. Trabajo: Fermín Sanz Orrio. Educación Nacional: Jesús Rubio García-Mina. Obras Públicas: Jorge Vigón Suero-Díaz. Secretaría General del Movimiento: José Solís Ruiz. Información y Turismo: Gabriel Arias-Salgado y de Cubas. Pasa a ser ministro sin cartera, Pedro Gual Villalbí, al mismo tiempo que es creada la cartera de Vivienda, a la que pasa José Luis de Arrese Magra. El nuevo Gobierno tiene un signo predominante: lo económico. Navarro Rubio y Ullastres serán las dos figuras de nueva política, que se traduce en lo siguiente: fin de la autarquía; cambio único de la peseta, que se fija en 42 por un dólar; nueva reglamentación fiscal; bloqueo de salarios; aumento del tipo de descuento bancario del 4,5 al 5 por ciento; ingreso de España en la O.C.D.E. (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos); en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco para la Reconstrucción y el Desarrollo; autorización a compañías extranjeras para actuar en la investigación petrolífera con capital propio y legislación sobre Convenios Colectivos que sustituirán, de hecho, a las reglamentaciones de trabajo.
España, que desde 1955 pertenece a la O.N.U., en la que ingresó junto a otros 15 países, comunica a los organismos internacionales interesados todas estas medidas económicas, como base a un plan de estabilización. En julio de 1959, la peseta es devaluada, para facilitar la llegada de divisas. Hay un respiro, porque simultáneamente, empiezan a abrirse los créditos extranjeros, con unos 17 millones de dólares a cargo del “Export-Import Bank” de Washington.
El 1º de abril de 1959, Franco inaugura la obra monumental del Valle de los Caídos. Una cruz de 153 metros de altura preside el paisaje, sobre una montaña, en cuyas entrañas ha sido abierta una basílica fabulosa. Un monasterio y centros de estudios completan este complejo, destinado a dar reposo a los muertos de la guerra civil.
Este mismo año de 1959 señala el comienzo de la estabilización
impulsada por Navarro Rubio. En el terreno económico, vuelven a ser años
duros, pero esta vez con esperanzas. Se corta la inflación y se conciertan
acuerdos para la obtención de créditos (el Fondo Monetario, 220 millones; el
Gobierno de Estados Unidos, 327 millones de dólares). El 9 de agosto de 1959,
Alberto Ullastres, puede anunciar en Bilbao: “En un año, las reservas en
bruto de oro y divisas han pasado de 14 millones a 483 millones. España está
capacitada para la competencia del Mercado Común. Se ha conseguido la
estabilización. Hay que crear incentivos para el capital extranjero”. Como síntoma
de la nueva situación, en los 10 primeros meses de 1959, la frontera de Hendaya
registra el paso de 900.000 vehículos. La era del turismo ha comenzado, en
cuanto han sido creadas las bases favorables. Paralelamente, hay una corriente
hacia el extranjero. Millares y millares de hombres del campo se marchan a
trabajar a Alemania, Suiza, Francia y Bélgica, en busca de mejores jornales.
Ahora,
mientras se desarrollaba la estabilización económica, la institucionalización
del Estado, iba a ser abordada. Así, el 10 de abril de 1957, el Gobierno
acuerda enviar a las Cortes el Proyecto de Ley de Régimen Jurídico de la
Administración del Estado, Ley Básica, aunque no Fundamental. El 17 de mayo de
1958, Franco promulgaba en las Cortes la Ley de Principios Fundamentales del
Movimiento (12 principios y 3 artículos), con lo que se abría la puerta para
la futura Ley Orgánica del Estado.
El
21 de diciembre de 1959, Franco recibiría la visita oficial del presidente de
Estados Unidos, Dwight David Eisenhower. Podía mostrarle un país en marcha.
1961:
Una escopeta le estalla en la mano
En
1961 Franco ha celebrado los 22 años del Régimen. Un desfile militar en Madrid
ha señalado la efeméride, con presentación de material moderno (artillería
capaz de lanzar proyectiles con cabeza atómica y reactores de fabricación
norteamericana). El día de Nochebuena el pueblo español recibe la noticia de
que Franco ha sufrido un accidente durante una cacería. Una escopeta ha
reventado y le ha alcanzado a la mano izquierda. Es trasladado inmediatamente
desde los montes de El Pardo al Hospital Militar de la calle de la Princesa de
Madrid. Antes de ser intervenido, Franco permanece con el general Alonso Vega y
habla con él: ”Tened cuidado –le dice- y fe en lo que ocurra”. Tres días
más tarde, Franco abandona el hospital y recibe el homenaje espontáneo del público
que se ha congregado en las inmediaciones. En la noche de fin de año, se dirige
a los españoles como todos los años, esta vez para añadir su agradecimiento
por las pruebas de cariño que acababa de recibir.
La
cuestión de la sucesión de Franco vuelve a ponerse sobre el tapete. El 29 de
marzo de 1960, Franco se ha entrevistado con el Conde de Barcelona en la finca
extremeña “Las Cabezas”, propiedad de los hijos del fallecido Juan Claudio
Güell, conde de Ruiseñada. La educación del Príncipe don Juan Carlos y su
futuro parece que son los temas principales, porque lo cierto es que ha
terminado sus estudios en la Academia General de Zaragoza, en la Escuela Naval
de Marín y en la Academia del Aire de Alcantarilla. En Madrid ha asistido a las
clases de la Facultad de Letras. Tiene 22 años y su futuro comienza a ser
realidad. Un año más tarde, comienzan a barajarse nombres de princesas
europeas como posibles futuras esposas del Príncipe. Al fin se anuncia el
compromiso oficial del Príncipe don Juan Carlos con la Princesa doña Sofía de
Grecia. La boda se celebra el 14 de mayo de 1960 en Atenas donde poco antes había
sido nombrado embajador el marqués de Luca de Tena. Es uno de los grandes
acontecimientos que durante semanas enteras centra la atención española. El 2
de junio, el nuevo matrimonio es recibido por el Papa Juan XXIII y el día 7,
por el Jefe del Estado español, para continuar a continuación el viaje de
novios alrededor del mundo.
Los días 5 y 6 de junio de 1962, se celebra en Munich el IV Congreso del Movimiento Europeo. Con este motivo, acuden a la capital bávara 80 políticos españoles llamados de la oposición y 38 exiliados. Se producen reuniones de grupos que discrepan entre sí, si bien establecen unos condicionamientos para el ingreso de España en el Mercado Común (representatividad, garantías a la persona humana y a las comunidades, libertad sindical, derecho a la huelga y derecho a organizar Partidos políticos). En España se considera una acción contra la solicitud de ingreso en esta Comunidad económica, presentada por el ministro Castiella el 9 de febrero de 1962. En Estoril, el Conde de Barcelona hace constar que los monárquicos que hayan podido participar en estas reuniones de Munich no contaban con ninguna representación suya y que la entrada de España en el Mercado Común es una tarea nacional y que todos los españoles deben defenderla sin reservas. El ex ministro de la República, José María Gil-Robles, que ha estado en Munich y que forma parte del Consejo privado de don Juan, dimite como miembro de este Consejo. Según se anuncia el 17 de junio, hay una reacción oficial fortísima contra Munich, que culmina en una serie de manifestaciones y en un viaje de Franco a Valencia, donde cientos de miles de personas le aclaman con entusiasmo.
Biografía extraída de: http://www.generalisimofranco.com