Por
Ramón del Valle.
Querido Pepe Bono,
Poco me gusta
utilizar el tuteo o el diminutivo con aquellos que no conozco, pero
desde que entre los tuyos se estila el “Paco”, “Pepe” y “Pepiño”,
no puedo por menos que apear el tratamiento, ya que soy incapaz de
unir a un Pepe un usted.
Has regresado a
aquello que nunca abandonaste del todo: la política. Cuándo te
fuiste pero no te fuiste dijiste que lo hacías por motivos
familiares y explicaste, como te gusta hacerlo a ti, que querías ir
a recoger a tu hija al colegio y luego sentaros juntos a ver
reportajes de National Geographic (sic). No sé si ahora tu hija
abandonó el colegio, o si entró en esa edad en que le avergüenza
que papá le vaya a recoger y prefiere volver sola a casa en compañía
de sus amigas, o si, finalmente se aburrió de ver tanto reportaje
de animales.
La excusa para
volver a aquello de lo que nunca te fuiste es el amor a España, tu
sentido del deber y tu lealtad a Zapatero... Probablemente te has
cansado de comulgar rosquillas que dicen ser formas consagradas por
curas que no lo parecen, de acudir a manifestaciones en las que
esperas el abrazo y recibes el desprecio, o simplemente, de no poder
regresar a tu retiro Toledano a bordo de un flamante helicóptero
pagado por los que te votaron y los que no lo hicieron.
Desde luego, conociéndote
como te conocemos los españoles, tiene que atraerte en demasía eso
de convertirte en la tercera autoridad del Reino, más ahora que vas
a emparentar con la más rancia nobleza. No sé Pepe si al Conde de
Romanones le haría ilusión emparentar contigo, pero, los tiempos
son los tiempos y que tus nietos desciendan del cojo más famoso de
la Historia parlamentaria moderna y de uno de los tontos solemnes,
por otro lado hoy habituales, del parlamentarismo contemporáneo
español no deja de ser curioso.
Que tu padre era
falangista y mejor que tú es algo que no pongo en duda. Si Jaime de
Andrade (Franco) no hubiese escrito “Raza”, bien podrías
haberlo hecho tú, sólo que dando la vuelta al guión “padre
falangista equivocado ve crecer a su retoño y formarse en los
valores de la izquierda acabando por afiliarse a la UGT”.
Seguramente podríais haberlo llevado al cine con Pilar Bardem
haciendo de padre y su hijo encarnándote a ti y seguro también que
Zapatero habría ido acompañado de su esposa, de De la Vega y de
alguno que otro más al estreno.
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Tu maestro fue
Tierno Galván, pues procedías del PSP, aquel partido marginal que
componían vividores con disfraz de progresista. De él has heredado
el gusto por la demagogia y el populismo (“¡jóvenes, al porro y
al loro!”). Muchos recordamos todavía las entrañables fotografías
del llamado “Viejo Profesor” rodeado de mulatas en topless en
una de sus visitas a Fidel Castro, tan parecidas a las tuyas rodeado
de báculos y casullas en un Corpus Christi toledano. Al viejo demócrata
le gustaban las dictaduras caribeñas como a su émulo socialista
las parafernalias perfumadas de incienso. Tierno podía estar hoy
dando lecciones de democracia y mañana abrazando a Fidel Castro con
la misma tranquilidad con la que tú puedes hoy estar comulgando con
rosquillas en ceremonias que pretenden ser Misas y mañana besando
el anillo al Cardenal Primado.
Pepe, puedes engañar
a muchos, cada vez a menos, pero lo de tu patriotismo barato, tu
catolicismo de alcantarilla y tus excusas familiares ya no es creíble.
Aunque no lo parezca, creo que te has esforzado en convertirte en un
personaje antipático para la izquierda, que no deja de verte folklórico,
y ridículo para la derecha, que no deja de considerarte más que un
demagogo populista que no sabe si mata o espanta.
Que sigas en política
pese a las excusas que pusiste cuándo te fuiste pero no te fuiste,
es problema tuyo. Que llegues a ser Presidente de las Cortes es
problema de todos, por lo que espero sinceramente que eso nunca
llegue a suceder. Lo de tu lealtad a Zapatero, francamente, suena
como lo de tu lealtad a España.....a mentira.
Recibe un cordial
saludo,
Ramón del Valle
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