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Actualizada: 20 de Noviembre de 2.006.  

 
 
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Relaciones y correspondencia entre Franco y Don Juan.

Por Eduardo Palomar Baró.


Mucho se ha escrito y comentado sobre las relaciones personales y políticas que mantuvieron Francisco Franco Bahamonde y don Juan de Borbón y Battenberg. Para centrar estas variadas y, en numerosas ocasiones encontradas y enconadas opiniones, es esclarecedor transcribir unos párrafos del libro Testigo de la Historia, del fallecido maestro del periodismo Emilio Romero, que con certera visión de la reciente historia española, dejó plasmado en cien de sus mejores artículos,  -que fueron seleccionados por amigos y discípulos- de entre los millares de trabajos que a lo largo de más de medio siglo fueron publicados por este gran periodista y escritor de periódicos. Así, en el que titula Una monarquía sin monárquicos, podemos leer:

[...] El gran problema de los monárquicos es su propia desorientación, un día u otro, porque los reyes “lógicamente” no están para complacer a los monárquicos, sino para asumir las responsabilidades de su país y defender la Corona.

El alzamiento militar de 1936 fue, en sus materiales principales, una obra de militares y de monárquicos alfonsinos. En seguida se incorporó a este alzamiento militar toda aquella España de la derecha que respiraba contra la República, y se añadían los falangistas y los carlistas, que eran otra cosa, pero que movilizaban las juventudes más valerosas o violentas, contra las juventudes violentas y valerosas del comunismo, del socialismo y del anarquismo.  

El fervor de los monárquicos por el general Franco y todo aquello fue tan grande que hasta propiciaron la llegada a los frentes de combate del heredero de don Alfonso XIII, don Juan de Borbón, y entonces tuvieron que impedirlo el general Mola y el general Franco, porque tenían en su cabeza la restauración de la monarquía, cuando llegase su momento, y no querían poner en riesgo al sucesor de la Corona.  

Después de la guerra ocurrió que Franco no restauraba la monarquía, que se murió don Alfonso XIII, que ganaban la guerra mundial las democracias de Europa, y entonces los monárquicos redactaron el Manifiesto de Lausana para decir al mundo una alternativa democrática al general Franco, con un rey al frente: don Juan de Borbón. Hasta Estados Unidos e Inglaterra colaboraron en la creación de un gobierno de socialistas, monárquicos y militares, para derrocar a los vencedores de la guerra civil. Y ahí comenzó “la conspiración monárquica” contra el régimen del general Franco y aparecía la Corte desterrada y expectante de Estoril. Los monárquicos de aquel tiempo se dividieron en estas tres clases que paso a diseñar.

Había una clase que representaba la impaciencia por la restauración monárquica. Les parecía que la guerra civil no se había hecho para otra cosa que para devolver la monarquía a España y luego la conjunción política ya se vería cómo se hacía. Los nombres de estos monárquicos están en la memoria de todos. Había otra clase de monárquicos, que consistía en estar bien con los dos: con Madrid y con Estoril; con el general Franco y con don Juan de Borbón. Les gustaba el régimen –sin partidos, sin azañistas y sin revolucionarios-, pero todo aquello tenía que estar presidido por el rey. Y la tercera clase de monárquicos eran los que habían inventado una monarquía nueva para un régimen también nuevo y sin falangistas influyentes, que fueron los del Opus.

Voy a dar unos nombres para cada casta monárquica. La primera era la de Vegas Latapie, Quintanar y Sáinz Rodríguez. La segunda era la de Juan Ignacio Luca de Tena, José María Pemán y el marqués de Valdeiglesias. Y la tercera era la de Rafael Calvo Serer, Florentino Pérez Embid y Rodríguez Casado. Con toda esta gente variada tenía que trastear don Juan de Borbón: así es que su paciencia tuvo que ser excepcional. Más adelante aparecería una cuarta casta, la de los audaces, y éstos eran los que apetecieron las relaciones con Indalecio Prieto, y el personaje principal fue José María Gil Robles. En el fondo, lo que apetecían estas dos personalidades, y que se pusieron verdes en el Congreso tras el asesinato de Calvo Sotelo, era una “República coronada”.

Así era nuestro monarquismo en la década de los 40 y de los 50. Con todo este panorama, y con la buena acogida de los derrotados de la guerra civil por el mundo, el general Franco decidió esperar hasta el final de sus días para abrir paso a la monarquía, porque Franco era un monárquico emocional con la figura de don Alfonso XIII, que fue su padrino de boda y que, además, se vio obligado a ser el protagonista principal de la guerra de África. Pero a partir de los años 60 se produce otra nueva casta monárquica, en el entorno de don Juan de Borbón, y que es la de aquellos que tienen clarificada la restauración monárquica a cargo de don Juan de Borbón, pero aceptando el proceso de liquidación del régimen unido a la vida misma del general Franco. O lo que es lo mismo: monarquía, democracia, paciencia y barajar. Aquí aparecen los hombres que después constituirían el centrismo, en sus alas liberales y democristianas.

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(07/12/1936) Carta de don Juan ofreciéndose a Franco para tomar parte en la guerra civil a favor de la causa nacional en contra del enemigo internacional.

(12/01/1938) Franco contesta a don Juan, agradeciendo su adhesión, pero rechaza el ofrecimiento de combatir en la contienda civil.

(28/12/1937) Carta manuscrita de don Juan a Franco rechazando los rumores que mezclan su nombre con proyectos políticos. En ella muestra sumisión a Franco.

(00/04/1939) Telegramas cruzados con motivo de la conquista de Barcelona.

(00/04/1939) Cruce de telegramas con ocasión de la victoria  en la Guerra Civil.

(30/09/1941) El 30 de septiembre de 1941, Franco escribe a don Juan una carta de gran importancia, en la que le designa sucesor a título de Rey.

(23/10/1943) Don Juan contesta a Franco proponiéndole una transición en forma de Regencia del Movimiento.

(12/05/1942) Con fecha 12 de mayo de 1942, Franco contesta, con gran retraso, la carta de don Juan.

 

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Desde la muerte de Alfonso XIII hasta el desembarco de los aliados en el norte de África ocurrido el 8 de noviembre de 1942, las relaciones entre don Juan y Franco habían sido excelentes. Pero a partir de esa fecha, surgen unos fuertes nubarrones en el tratamiento entre los dos. Los equipos de don Juan le aconsejan una política de ruptura con Franco para lograr la restauración de la monarquía, aprovechando el imparable avance de los aliados en la II Guerra Mundial. Entre Franco y don Juan se esbozaba una lucha abierta por el poder, y de ninguna manera, como alguien ha querido apuntar, como confrontación de dictadura y democracia. También por ese poder se apuntan los vencidos en la Guerra Civil: los republicanos, los socialistas y los comunistas.

Don Juan publicaba el primero de sus manifiestos de la lucha con Franco en el Journal de Genéve el 11 de noviembre de 1942. Sin duda, fue obra de Pedro Sáinz Rodríguez.

(11/11/1942) El Manifiesto de Ginebra.

Este manifiesto no aclaró nada ni se conoció en España fuera de los escasos círculos juanistas y no causó el menor efecto.

(08/03/1943) El 8 de marzo de 1943 don Juan reclama a Franco, mediante una dura carta, la Restauración urgente.

Hay que hacer resaltar que Franco escribía las cartas dirigidas a don Juan completamente solo, mientras que don Juan pedía borradores a su equipo de Lausana y al de Lisboa, donde estaban conspirando José María Gil Robles y Pedro Sáinz Rodríguez. No es de extrañar la incoherencia que reflejan las misivas de don Juan debido a la diversidad de sus inspiradores.

(21/05/1943) Franco contesta mediante un duro y fuerte escrito a don Juan el 21 de mayo de 1943. Las relaciones entre los dos están llegando a una gran tensión, aunque no llega aún la ruptura.

(03/08/1943) El 3 de agosto de 1943, don Juan envía una carta en forma casi telegráfica a Franco que tiene visos de un auténtico ultimátum.

(08/08/1943) Franco le contesta cinco días más tarde, el 8 de agosto de 1943. Lo hace con otro telegrama desde San Sebastián. Curiosamente lo encabeza con el título de “Señor” y decía así...

(00/08/1943) El Caudillo reaccionó muy duramente contra don Juan, según la siguiente carta.

Con fecha 25 de enero de 1944, don Juan envía a Franco una carta en la que le anuncia la ruptura.

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El 28 de enero de 1944 don Juan hace unas declaraciones, tal como había amenazado, al diario bonaerense “La Prensa”. En realidad es un manifiesto que se publica en forma de entrevista en las que expone claramente sus diferencias con Franco. Al enterarse la opinión pública española, a través de la emisora británica BBC, se levantó una unánime protesta, ya que se hacían en un momento de tensión y peligro para España, por las durísimas restricciones y una muy probable invasión de los aliados del territorio nacional. Don Juan se dio cuenta que sus consejeros le habían podido engañar, por lo que urgentemente envió a Franco un telegrama de rectificación con fecha 3 de febrero de 1944:

(03/03/1944) Telegrama urgente de don Juan a Franco, rectificando unas declaraciones al periódico "La Prensa" de Argentina.

(07/02/1944) El 7 de febrero de 1944 Franco contesta a don Juan su carta del 25 de enero de 1944.

(07/02/1944) A continuación de esta carta, Franco envía a don Juan un telegrama por vía diplomática.

Con estas contundentes comunicaciones, se interrumpe la correspondencia entre ambos hasta después del Manifiesto de Lausana de don Juan en el año 1945. Se había consumado la ruptura. Lo que sí  mantuvieron fueron los enlaces a través de personas de su confianza y telegramas de cortesía por algún aniversario.

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(19/03/1945) El histórico Manifiesto de Lausana del 19 de marzo de 1945.

(23/01/1946) El 23 de enero de 1946, Franco reanuda la comunicación con don Juan, que está a punto de iniciar viaje a Portugal.

 

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El 28 de marzo de 1947 el Consejo de Ministros aprueba y envía a las Cortes un proyecto de Ley de Sucesión. Los puntos principales eran que España es un Estado católico y social que, de acuerdo con su tradición, se constituye en Reino. La Jefatura del Estado corresponde al Caudillo de la Cruzada y Generalísimo de los Ejércitos, Francisco Franco. Se establece un Consejo del Reino.

En caso de muerte o incapacidad, será llamado a suceder “la persona de sangre real con el mejor derecho, propuesta por el Consejo del Reino y el Gobierno”. De no existir persona con tal condición, se designará un regente.

El jefe del Estado deberá tener al menos treinta años, ser español y católico y jurar las Leyes Fundamentales. Gil Robles y los demás consejeros de don Juan se reúnen indignados ante dicho proyecto. Redactan un manifiesto el propio don Juan, Gil Robles, Vegas y Sáinz Rodríguez, publicándolo el 7 de abril de 1947.

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(00/00/1945) El Manifiesto de Estoril.

Más grave que el Manifiesto fueron las manifestaciones que realizó don Juan al diario londinense Observer, que el 13 de abril publicó en el New York Times y la BBC. Don Juan se reafirmaba en el Manifiesto de 1945, iba en contra de la Ley de Sucesión y reclamaba la intervención de las potencias extranjeras contra Franco, ofreciendo el reconocimiento a la UGT y la CNT, que impondría la separación administrativa de la Iglesia y el Estado, una amnistía política total y se alegraba de no haber combatido en el bando nacional durante la guerra civil. Todo ello fue catastrófico para don Juan, ya que incluso los monárquicos del interior de España se pusieron en contra de Estoril. Don Juan no sólo se dolió de la imprevista publicación de sus declaraciones al Observer, sino del propio Manifiesto de Estoril. La acusación que hizo Arriba el 15 de abril, le afligió enormemente a Don Juan. Decía así: 

Desde la traición del condestable de Borbón a esta conspiración contra la patria de un heredero de su estirpe, pocas veces las flores de lis se han mustiado tanto.  

Don Juan conocería años después que tanto el Manifiesto como sus declaraciones al Observer le ocasionaron la pérdida definitiva de la Corona.

El 29 de agosto de 1948, los diarios españoles publican la siguiente noticia:

 “El pasado miércoles día 25, en alta mar, a la altura de San Sebastián, y a bordo del yate ‘Azor’ de S.E. el Jefe del Estado, se celebró una entrevista del Caudillo con S.A.R. el Conde de Barcelona que pasaba de Arcachon a bordo del yate ‘Saltillo’. Después de saludarse y conversar sobre temas generales de actualidad, se trató de la educación del príncipe don Juan Carlos, quien, por deseo de su padre el Conde de Barcelona, comenzará el próximo curso en España sus estudios de bachillerato”.

(20/10/1948) Don Juan, después de tantos tropiezos y fracasos, vuelve a retomar el camino de colaboración con Franco, felicitándole por su santo el 4 de octubre y, el 20 del mismo mes con ocasión de las bodas de plata con doña Carmen Polo en el telegrama siguiente.

(00/10/1948) También por vía telegráfica, Franco le contestaba al cabo de una semana.

(00/09/1949) A finales de septiembre de 1949, don Juan encarga una nota verbal a Gil Robles, en la que diga que la política de aproximación ha sido un fracaso y que don Juan Carlos no volverá a Las Jarillas, después de su primer curso.

De esa forma Gil Robles se tomaba la venganza por la entrevista del Azor e intentaba restablecer la hostilidad entre Franco y don Juan. Antes de redactar esta dura nota verbal, Gil Robles había dicho una atroz frase: “Piense V.M. que el Príncipe es la única arma de que dispone frente a Franco”.  

(00/00/1950) Franco responde con dureza a la nota verbal.

Don Juan Carlos se quedó en Estoril por las tremendas presiones de los consejeros antifranquistas, pero regresó a estudiar en España en el curso 1950-1951, acompañado por su hermano menor, el infante don Alfonso. Para sustraer un tanto la tutela de Franco, se instaló el colegio en el palacio donostiarra de Miramar, que era propiedad de don Juan.

(00/12/1950) En diciembre de 1950, don Juan envía una carta a Franco, en la que expresa su satisfacción por la buena convivencia y el aprovechamiento en los estudios.

(10/07/1951) El 10 de julio de 1951, don Juan manda una extensa carta a Franco, en la que le advierte que no piensa renunciar.

Franco recibió esta larga carta con asombro e indignación. Sin lugar a dudas, don Juan estaba aconsejado por ignorantes, inexpertos y antifranquistas.

(14/09/1951) El 14 de septiembre de 1951, Franco contesta desde el Pazo de Meirás, a la extensa carta de don Juan del 10 de julio.

Esta carta es de ruptura profunda, en la que Franco prescinde definitivamente de don Juan como su sucesor. La correspondencia entre ambos quedó interrumpida durante unos tres años, hasta julio de 1954, si bien don Juan no retiró de España a sus dos hijos, que siguieron cursando los estudios de bachillerato en el colegio de Miramar. Tampoco prescindió de su enlace principal con Franco, que desde 1948 ostentó Julio Danvila. A partir del 16 de julio de 1954, don Juan envía a Franco una nota para agradecerle las facilidades dadas para los estudios de sus hijos y los planes inmediatos en orden a dichos estudios pasando un año en la Universidad católica de Lovaina. Franco contesta proponiendo que los estudios superiores de Juan Carlos se realicen en España y en tres etapas: academias militares, cursos selectos universitarios y contactos con la realidad española en sus diversos campos. Ante los planes de Gil Robles sobre los estudios en Lovaina, Franco, en una breve filípica a don Juan, le dice: “No puedo terminar esta breve exposición sin preveniros de la responsabilidad de vuestras decisiones en evitación de que por una defectuosa información pudiera cerrarse el camino natural y viable que se puede ofrecer a la instauración de la monarquía en nuestra Patria”.

Don Juan aceptó el plan de Franco.

Hay una serie de comunicaciones epistolares en el año 1957, en la que don Juan reclama la supresión de intermediarios, expresando el deseo de cooperar con Franco, reconociéndole su ‘lealtad, experiencia y patriotismo’. Muchas de las comunicaciones posteriores se refieren a la educación y formación de don Juan Carlos.

(10/07/1961) Como punto final vamos a transcribir por su transcendencia, la carta que en el XXV aniversario del Alzamiento Nacional, dirigiese a Franco la misiva más comprometida de su vida, ya que en ella se adhería al Alzamiento y a las Leyes Fundamentales, entre ellas la de Sucesión que había descalificado en el año 1947.

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En el libro Don Juan de Borbón: por fin toda la verdad (Ed. Fénix, 1997) su autor, Ricardo de la Cierva, llega a las siguientes conclusiones:

1). Don Juan de Borbón fue un pretendiente variable. No mantuvo una línea recta ni continua ni coherente en relación con la democracia y con Franco. Cambió muchas veces de dirección. Toda su vida pública fue una sucesión de contradicciones. Carece de un pensamiento y de una dirección. No sabía lo que quería –fuera de la Corona- ni a dónde iba. Careció siempre de un proyecto para España.

2). Don Juan nunca fue Juan III ni debe pasar a la Historia con ese nombre. No fue rey de hecho ni de derecho. Considerarle Rey de derecho entre 1975 y 1977, fecha de su renuncia, equivale a decir que en ese período don Juan Carlos fue rey de hecho y no de derecho, es decir, un simple usurpador, lo cual choca contra la voluntad del pueblo español expresada en la Ley para la Reforma Política de 1976, anterior a la Constitución.

3). Don Juan se adhirió seis veces a programas antidemocráticos y sólo tres a programas democráticos, pero en conversaciones íntimas repudió a dos de éstos, los Manifiestos de Lausana y Estoril.

4). Se alineó, más o menos forzado, durante doce años contra Franco; y veintisiete años con Franco.

5). Desautorizó reiteradamente a sus consejeros, dejándoles en muy mal lugar.

6). Los principales consejeros de don Juan de Borbón le engañaron sistemáticamente y fueron la causa principal de que no alcanzase el trono que Franco quería darle. Presentar a don Juan como el hombre inquebrantable que prefirió perder el trono a aceptar los principios del Movimiento es falso; después aceptó varias veces, documentalmente, esos Principios.

7). La monarquía y la dinastía de Borbón volvieron a España en 1975 gracias a Franco y a la visión política del príncipe Juan Carlos, la princesa Sofía y la Condesa de Barcelona. Don Juan y sus consejeros hicieron todo lo posible, sin saberlo, para que la monarquía y la dinastía no volviesen jamás.

8). Desde 1993 se está creando conscientemente una leyenda absurda sobre don Juan de Borbón, una leyenda que nada tiene que ver con la realidad.

9). Después de 1939, apenas quedaban en España unas docenas de monárquicos juanistas. Hasta 1975, muerte de Franco, los monárquicos partidarios de Franco eran infinitamente superiores en número a la minoría mínima de juanistas. Los enlaces entre Franco y don Juan, fieles a Franco, hicieron mil veces más por la monarquía que los consejeros de don Juan, que estuvieron a punto de impedirla.


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