Patria.
Jesús Iberia.
Continuando con mi propósito expositivo de desentrañar y
profundizar en los conceptos teóricos básicos que sintetizan
nuestros Ideales, en esta ocasión intentaré transmitir lo mejor
posible qué entendemos por PATRIA; por una parte, en su espíritu
Metafísico, y de otra, en su expresión tangible y sensible concretándose
en nuestra España.
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A) Concepto de Patria
en su sentido Metafísico:
> La Patria es, sobre todo, un Valor Espiritual. No es
que tenga una naturaleza revelada y redentora, que le daría en
consecuencia un cariz pseudoreligioso - que al fin y al cabo no sería
sino una forma de paganismo - , pero sí es un Concepto
de Derecho Natural que, a diferencia de expresiones materiales,
concretas y pasajeras como puede ser la administrativa “Estado”
o la geográfica “País”, hunde sus raíces más profundas en
una razón de ser evidentemente trascendental y permanente que no
puede ser cambiada ni transformada en modo alguno: Patria, vocablo
proveniente del latín “Pater,
patris”, es la Tierra
de nuestros padres, de nuestros ancestros, ante la cual sentimos
una implícita, espontánea y natural inclinación de pertenencia,
ya que aquellos la edificaron en el cumplimiento de un quehacer
cotidiano y que en un momento dado nosotros heredaremos para
continuarlo.
> En segundo lugar, la consciencia existencial de la
Patria es una Realidad
Histórica, asumida y
reconocida en el acervo cultural de antiguas civilizaciones que han
conformado el “genio” de lo que hoy entendemos como “lo
Occidental”, y mencionada consecuentemente tanto en escritos
sagrados como puede ser la Santa Biblia:
- “El Señor dijo a Abrahám: `Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, y vete al país que yo te
indicaré´”. (Génesis 12, 1)
- “Al morir Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y
le dijo: `Levántate, toma al niño y a su madre, y vuelve a la tierra de tus padres´”. (Evangelio de S. Mateo 2, 19-20)
- “Id y predicad el arrepentimiento y el perdón de los pecados a
todas las naciones…” (Evangelio de S. Lucas 24, 47)
- “Después de esto vi aparecer una gran muchedumbre, que nadie podía
contar, de toda nación y
condición…” (Apocalipsis de S. Juan 7, 9)
Como en escritos y textos clásicos
de raíz grecolatina:
-
“Dulce et decorum est pro Patria mori” (“Es
dulce y decoroso morir por la Patria”) HORACIO, Odas, III, 2,
13
> En tercer lugar, el Amor a la
Patria es un Mandamiento de
la Ley de Dios, que está recogido dentro del Cuarto mandato del
Decálogo, que al establecer “Honrarás
a tu Padre y a tu Madre” viene a encerrar una enseñanza y una
obligación que no sólo se limita a nuestros padres naturales y
biológicos, sino también una sujeción y un deber para con nuestra
familia comunitaria, que es la Patria.
> Y en cuarto lugar, el Amor a
la Patria forma parte del Magisterio
Tradicional de la Santa Madre Iglesia Católica,
expresada tanto en escritos piadosos y teológicos como las
“CONFESIONES” de San Agustín, Padre y Doctor del que ya
hablamos en nuestro primer artículo, quién dejó escrito:
“Ama a tu prójimo; más que a tu prójimo, a tus padres; más que a tus
padres, a tu Patria; y solamente más que a tu Patria, ama a Dios”.
Como en las enseñanzas plasmadas,
a modo explicativo de nuestra Fe, en el Catecismo,
en donde se afirma en su punto 2239.2:
“El amor y el servicio a la
Patria forman parte del deber de gratitud y del orden de la caridad”
Como también en pequeños
manuales sencillos dirigidos a los más pequeños que inician su
catequesis, semejantes a aquél “Librito de Oraciones y Resumen de Vida Cristiana” que conservo
como un tesoro desde que hice mi Primera Comunión, y que en el
apartado “Deberes del Cristiano”, venía a proclamar categóricamente:
` Deberes para con la Patria: “Amarla,
defenderla, cumplir sus leyes legítimas y contribuir al bien común”.
´
Ahora bien, quisiera concretar un
aspecto importante referido a lo que venimos afirmando del Amor
Patrio.
Este Amor, puede tener dos
manifestaciones o vertientes diferentes: afectiva
y efectiva.
Aunque cada una de ellas, bien
complementadas a un tiempo, pueden ser perfectamente legítimas, es
sin embargo mucho más profunda, sincera y auténtica la segunda
manifestación que la primera.
El Amor afectivo es un sentimiento emocional y sensual, primario e
instantáneo, y por su propia naturaleza efímero y pasajero. Es aquél
que puede mostrarnos al hombre que, en actitud heroica, entrega su
vida en un momento de emotividad sublime, pretendiendo entroncar así
con aquellas glorias del Pasado que toma como ejemplo para
justificar su actitud.
Por el contrario, el Amor efectivo, que no excluye la poesía y la emoción, descansa en la
inteligencia, en la libre y consciente
voluntad de adhesión personal, convirtiéndose así en una categoría
permanente de Razón, que no falla aunque la sensibilidad no le
acompañe, sino que, antes al contrario, pone de relieve una
conducta irreprochable y coherente al servicio del bien común en el
monótono transcurrir de todos los días, en un ambiente incluso
muchas veces hostil y persecutorio.
A diferencia del afectivo, este es un
Amor crítico, pero no crítico
con espíritu demoledor y destructivo, sino más bien constructivo y
entregado, que explora sus posibilidades de compromiso transformador
ante una realidad circundante que no gusta y duele, y que pretende
cambiar enderezando su rumbo.
Este es el Amor que, en
definitiva, se merece para su desarrollo un escenario concreto,
escenario en el que nos movemos y ante el cual debe proyectarse. Ese
escenario es ESPAÑA, NUESTRA PATRIA.
Es aquí donde abordamos el
B)
Concepto de Patria como expresión tangible y sensible
Como ya he dicho, la expresión
real, concreta y política que por los designios y Voluntad de la
Divina Providencia nos corresponde en nuestro caso respecto al
concepto de Patria, es la de haber nacido y formar parte de una
Patria llamada ESPAÑA, con todo lo que ello conlleva. Ser españoles
como un timbre de honor y de gloria que, como afirmara José
Antonio, “Es una de las
pocas cosas serias que se pueden ser en el Mundo”.
Por lo tanto, nuestra visión o
nuestro posicionamiento ante la Patria española no puede ser otro
que el de la Unidad. Una
Unidad que posee dos manos con las que actuar en la realidad: la Formal
y la Material.
- Unidad Formal de España.
Esta unidad formal, es decir, la
que ha dado figura y molde a lo que hoy conocemos como ESPAÑA, y
que debemos tener siembre presente como enseñanza, estímulo y
rumbo, se asienta sobre tres premisas fundamentales en el orden
temporal:
1ª- La Tradición histórica:
la cual viene a confirmar que por sus características geográficas
particulares, la península Ibérica siempre ha constituido un todo
territorial fácilmente reconocible; que la primera realidad de
unidad administrativa de la Península fue el convertirse en la
provincia romana de HISPANIA, en la cual, independientemente de las
razas, costumbres o tradiciones ancestrales y respetables anteriores
a la romanización, se asentó una sola lengua, una sola ciudadanía
y un solo Derecho; que esa unidad administrativa se convertiría en
unidad política independiente con la constitución del Reino
Visigodo de Toledo; que esa unidad política vendría a ser
confirmada y fortalecida con la unidad religiosa, como factor de
cohesión social, tras la conversión del rey Recaredo al
Catolicismo en el III Concilio toledano del año 589; y que esa
unidad religiosa trascendería a una unidad espiritual con el ímpetu
y en temple de la Reconquista, a través de la cual los llamados “Reges Hispaniae”, con todo su pueblo detrás, tendrían como meta
y obligación moral - a lo largo de 8 siglos - recuperar a un tiempo
y para siempre el Reino perdido a manos del Islam, y que sólo se
vería culminado con la conquista de Granada por los Reyes Católicos
en 1.492 y la incorporación final de Navarra a la Corona en 1.512.
2ª- La Convivencia Social:
que tiene sus propios fines que cumplir en el Presente que nos ha
tocado vivir; defendiéndola de sus enemigos externos e internos;
castigando al mal y protegiendo al débil; corrigiendo los fallos
estructurales que puedan surgir como inherentes a toda obra humana;
dando a cada uno lo que en Justicia le corresponde en función de su
capacidad y mérito; y procurando un nivel de vida digno y aceptable
conforme a derechos y obligaciones imprescriptibles.
3ª- El
Destino común: Enfocado hacia el Futuro, trabajando por un
legado que dejar a las futuras generaciones que nos sucedan; entregándoles
una Patria mejor de la que recibimos; como el resultado de una gran
tarea común y colectiva que realizar, con una Misión concreta que
cumplir no sólo para sus propios y legítimos fines nacionales,
sino también respecto a la Historia y en el concierto de la
Civilización.
Como afirmara el gran filósofo
José Ortega y Gasset en Junio de 1.912: “Por
la mañana, cuando nos levantemos, repasemos brevemente la serie de
ocupaciones más elevadas en que vamos a emplear el día. Para mí,
eso es Patria.”
- Unidad Material
de España.
Esta unidad se concibe como
herramienta, como terapia, como acción, como programa, en base a la
política de los HECHOS, y a través de la cual, actuando
correctamente, se podrá garantizar satisfactoriamente la Unidad
Formal de España explicada anteriormente; y que también se asienta
sobre tres premisas fundamentales en el orden temporal:
1ª- La Cohesión Territorial: a
través de la cual ninguna región podrá obtener, por favoritismos
de ningún tipo, más competencias administrativas o más ventajas
económicas que otra; que la promoción de las identidades
regionales no se utilizarán como arma arrojadiza contra el Proyecto
común de la Patria, sino que servirán para exaltar la diversidad y
riqueza cultural de las diferentes provincias como un tesoro que sea
la base de la fortaleza de la Unidad; que de efectuarse una
descentralización tendrá como fin primordial acercar los poderes y
gestiones públicas al ciudadano y no aumentar la insolidaridad y el
gasto desmedido.
2ª - La Armonía Política: que
las legítimas opciones y programas políticos tendrán como
objetivo central el servicio a España y a los españoles; que nunca
se podrán confundir o fusionar los intereses privados con los
intereses públicos; que se tendrán que promocionar otros cauces
sociales de participación ciudadana al margen de los partidos; que
los métodos de elección serán objetivamente libres, directos y
representativos; que el interés político particular tendrá que
ser sometido siempre al interés general; que las actuaciones públicas
de los llamados a ejercer responsabilidades tendrán que rendir
cuentas de lo realizado al finalizar su mandato; que las diferencias
ideológicas nunca se usarán como arma arrojadiza para azuzar a
unos españoles contra otros.
3ª – El Bienestar Social: en el
cual, defendiendo la propiedad y la iniciativa privadas, el Estado
cumpla una función correctora y subsidiraria allá donde la
iniciativa personal no pueda llegar por sí misma o se vea con
dificultades para cumplir sus metas; que toda la riqueza generada
cumpla una función de servicio y superación satisfactoria de las
desigualdades adquisitivas de los ciudadanos más desfavorecidos
respecto a los menos; que se dignifique el Trabajo no como una
competición insolidaria de simple promoción personal, sino como un
honor y una estímulo para aportar a los demás los propios talentos
y capacidades; que se otorgue un salario justo en conformidad con el
esfuerzo invertido la tarea realizada; que sé de prioridad en los
puestos de trabajo a los españoles antes que a los extranjeros, en
unas condiciones laborales dignas.
Todo esto, es Patria. Es la
Patria. La Patria no es simplemente la bandera o el himno, la emoción
o lo simbólico. La Patria es saberse parte de ella, en el
sacrificio y en el compromiso, y siendo leal a sus raíces,
proyectarla hacia el mañana con el mejor espíritu de servicio.
La
verdadera Patria, la auténtica España, es, en definitiva, tener la
capacidad dentro de uno mismo - y saber usarla en consecuencia y
correctamente - para cambiar el presente, y construir un futuro con
lo bueno del pasado. Porque quién profesa amar a la Patria, sólo
demuestra dicho amor mediante el sacrificio y el riesgo que por ella
está dispuesto asumir.
VIVA POR SIEMPRE ESPAÑA
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