Ataque a la Iglesia. César
España.
Aprovechando que el Ebro pasa por Sevilla, en
el número 237
de la revista "La Clave", Pilar Rosales escribe una carta
al director
sobre la valla de la vergüenza de Melilla, para desprestigiar a la
Iglesia
Católica, algo que ha puesto muy de moda el Gobierno, sus aliados
políticos y sus mariachis mediáticos. Del nacional-catolicismo
pasamos al
zapaterismo-ultralaico.
Aclararé a doña Pilar que, entre otros, el
obispo de Málaga, Antonio
Dorado, ha criticado con valentía la posición gubernamental en los
sucesos
de Melilla, varias organizaciones católicas ayudan a éstas pobres
personas
a un lado y otro de la valla, y que es falso que la Iglesia
"saque a la
fuerza, anticonstitucionalmente, enormes sumas de dinero para
perpetuar su
poder" como manifiesta ésta señora.
La Iglesia española recibió, entre asignación
estatal y de los
contribuyentes que marcan la "cruz" en la declaración de
hacienda, el año
pasado, 138 millones de euros, es decir, más de las tres cuartas
partes
restantes proviene de los fieles.
Partidos políticos y sindicatos, reciben muchísimo
dinero más, carecen de
labores socio-caritativas como la Iglesia, y nunca se pone en
entredicho
su financiación.
Respecto a la inconstitucionalidad que refiere
Pilar Rosales en su
escrito, qué decir, si los acuerdos Iglesia-Estado fueron firmados
en 1979,
en plena constitucionalidad democrática. Este tipo de acuerdos,
plenamente
vigentes, existe en muchos países europeos. El gobierno de ZP
parece estar
haciendo el trabajo sucio a la secta de la masonería, cuyo fin último
es
lograr la extirpación total del catolicismo, eso, apoyado por
ciertos
partidos radicales y asociaciones ultrasubvencionadas que profesan
una
malintencionada animadversión hacia la religión cristiana,
intentando
recortar libertades y difamando. Quieren que los católicos callemos
y
volvamos a las catacumbas, somos políticamente incorrectos y
estorbamos a
los que presumen de demócratas tolerantes.
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