¿Qué beneficios nos ha traído la inmigración?
Con más de 7.000.000 de extranjeros, nacionalizados
o no, con papeles o sin ellos, legales o ilegales, la crisis en la
que estamos inmersos la multiplicaremos por tres, ya que somos el
segundo país del mundo, después de la superpotencia de EEUU, con más
número de extranjeros. Lo que nos pone en una de las situaciones más
graves y preocupantes de nuestra historia.
Siete millones reclamando los mismos derechos que
los españoles, siete millones de hambrientos y sin estructura
familiar, siete millones de delincuentes potenciales, es el saldo
entre el debe y el haber que nos ha proporcionado la inmigración
masiva, descontrolada y sin regular a la que nos hemos visto
sometidos ininterrumpidamente desde hace diez años.
Hemos admitido a todo bicho viviente sin
haber hecho un balance de nuestras necesidades y sin haber previsto
las consecuencias de una avalancha que ha sorprendido a toda Europa
por su despropósito, cuyo efecto llamado lo hemos proporcionado
nosotros mismos. Y, sobre todo, sin aprender de lo que ya era una
lacra, los invasores extranjeros, en los países de nuestro
entorno.
Hoy España es un país a merced de una extranjería
desbordada que sufrirá la crisis económica de una forma especial, lo
que sin duda hará que los índices de delincuencia se disparen y que
nuestras vidas y nuestras haciendas estén a merced de unos
individuos venidos de fuera. Unos individuos con rasgos étnicos,
valores culturales y creencias religiosas diferentes a los nuestros,
pero que serán los que impongan la ley en nuestras calles y se
aprovechen de nuestra hacienda; una hacienda que no sólo hemos
creado nosotros, sino nuestros padres y nuestros abuelos. De momento
un dato es incontestable, el 60% de la población reclusa, es decir,
de los delincuentes, es extranjera. Y ello sin mencionar las mafias
del Este o China, perfectamente instaladas en nuestras costas y en
nuestras ciudades. Que es lo que vengo en calificar como de invasión
callada. |
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Junto a personas honradas y trabajadoras, nos han
entrado muchos asesinos, ladrones y sicarios. Y ya en el paroxismo,
hasta un “asesino en serie”, al menos uno que conozcamos
desgraciadamente. Un tipo que para más sarcasmo trabajaba en una
empresa de seguridad. Un asunto preocupante por cuanto las empresas
de seguridad privada han venido contratando masivamente a
extranjeros en una cantidad que al día de hoy se puede considerar de
superior al número de nacionales, rebajando no sólo la prestación
sino el mismo concepto de autoridad que tales profesionales deben
imponer. Y tanto es el despropósito, que ya hay hasta negros. Claro
que los muchachos de color hoy por hoy ni se meten en líos ni
se enfrentan a problemas.
“Yo amo a mi país, y respeto a España”, dicen los
extranjeros soldados que forman masivamente en nuestros Ejércitos y
nuestra Armada. Incluso los de procedencia musulmana, a los que
seguro nadie osara (pues hasta puede ser anticonstitucional) obligar
a que defiendan nuestras provincias de Ceuta y Melilla, amenazadas
exterior e interiormente por el sátrapa, el moro de Marruecos.
En un país sin producción como es España y
esquilmada nuestra agricultura (la despensa de un país) en beneficio
de más carreteras y metros, el extranjero ha incidido en el mercado
laboral rebajando la cantidad y la calidad del trabajo del español.
Un ciudadano, el español, al que hasta hace unos días no le
preocupaba el alto número de extranjeros que soportábamos a costa de
las arcas sociales.
¿Qué beneficios con ha traído la inmigración? Pues,
excepto para las feas y los feos que en España son, que han
conseguido varones y hembras a precio de saldo, entiendo que
ninguno.
Hemos hablado de los beneficios, en otra ocasión
hablaremos de prejuicios. De momento se hace imprescindible una
política de inmigración seria y contundente que pasa necesariamente
por expulsar a todos los ilegales o en situación irregular; a todos
los que delincan, por simple que sea el delito, y por la no
concesión del reagrupamiento. Y si estas medidas no fueran
suficientes, por la expulsión de los llamados legales o
regularizados. Así como por la anulación de los nacionalizados por
las sospechas que existen en cuanto al cumplimiento efectivo de
requisitos en muchas de ellas.
¡España para los españoles, Sudamérica para los
sudamericanos, China para los chinos y África para los negros! Así
de fácil. Así de sencillo. Así de lógico.
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