Desde
el horror
Por Alfonso
USSÍA
Desde
el horror, desde el terror. Escribo desde la rabia más completa, ira
infinita, tristeza rotunda, indefensión de hombre libre. Siento náuseas
cuando leo que algunos señalan a las fuerzas especiales rusas como
culpables de la matanza de niños y adultos en el colegio de Osetia.
Los imbéciles y los cobardes siempre disculpan a los terroristas. Las
cifras estremecen. Nueva York, Bali, Madrid, Osetia. Es la Guerra
Mundial, y el mundo libre acepta con generosidad la entrada de los
comandos terroristas en su seno. Al Qaeda, dicen. Y detrás de Al
Qaeda, ¿quiénes? El terrorismo islámico, y detrás del terrorismo
islámico ¿quiénes? Están ahí, y se sabe quienes son, pero los
intereses y las filigranas diplomáticas obstruyen la vista del mundo
occidental. Un dato resulta irrefutable. Islamismo en Nueva York, y en
Bali, y en Madrid, y en el colegio masacrado por los terroristas
chechenos, la mayoría de ellos, árabes. Por ahí habrá que empezar.
En el mundo libre, todo ventajas. Se inauguran mezquitas y se toleran
templos en los que el odio a la cultura cristiana de Occidente se
despacha gratis. ¿Cuántas iglesias católicas se levantan y se
respetan en los países árabes? El mundo libre está perdiendo la
guerra por gilipollas. Todo comprensión, todo respeto, todo cesión.
Velos en los colegios, crucifijos retirados, ataques al cristianismo,
subvenciones al islamismo, permiso a los imanes para sembrar odio y
violencia contra la sociedad que los ha acogido. ¿Y el terrorismo? El
culpable del ataque a Nueva York, Bush. El culpable de la matanza de
Bali, el turismo. El culpable de la tragedia de Madrid, Aznar. El
culpable del infierno terrorista del colegio de Osetia, Putin. ¿Los
terroristas no son nunca los culpables, panda de cretinos? Cuidado,
democracias occidentales. Mucho cuidado, países del mundo libre. A un
paso estamos de que estalle, como consecuencia de la general
benevolencia, el odio en nuestras sociedades. Un Le Pen en Alemania,
un Le Pen en España, un Le Pen en el Reino Unido, y en Italia, y en
cada nación europea. Y diez «Lepenes» sí pueden destrozar la armonía
libre del mundo occidental y la estricta práctica y observancia del
sistema democrático. No hay que calificar a los terroristas. Todos
son inmundos, infames, perversos, miserables, fanáticos. Claro, que
doscientos niños asesinados nos despiertan a todos, y nos abruman las
conciencias y nos hierve la sangre. Pero de momento, ellos han ganado.
Vencieron en Nueva York, y en Bali, y en Madrid –¡y de qué
manera!–, y en el colegio de Beslan. La libertad siempre es
derrotada por el fanatismo. Los fanáticos no admiten la libertad en
sus sociedades, pero abusan de ella fuera de sus fronteras. Y en
Occidente tienen el apoyo de los cretinos y de los cobardes.
De seguir así, la sociedad libre del mundo
occidental, al que se está sumando con dolor y esfuerzo infinito la
vieja Rusia, será definitivamente derrotada. Y nosotros abriendo
mezquitas, y más mezquitas, y mezquitas por allí y mezquitas por allá.
La
Razón. 5 de Septiembre de 2.004.-