Gallinas
Alfonso USSÍA
Cacareamos. España
es una nación de gallinas. Un espeluznante atentado terrorista ganó
las elecciones generales. Se acusó al Gobierno del Partido Popular de
ser el causante de la masacre por haber enviado tropas en misiones de
paz y ayuda humanitaria a Iraq. Ahora se desmonta la farsa. El tal
Rabei Osman el Sayed, «Mohamed el Egipcio», cerebro de la matanza
del once de marzo ha manifestado que llevaba dos años y medio
preparando escrupulosamente el atentado. Pero las gallináceas ya habían
votado. Precipitadamente, el Gobierno socialista retiró las tropas
destacadas en Iraq. Humillación para nuestros soldados, que no son
gallinas. Pero como a tales les trataron los militares de una
treintena de países que estuvieron con ellos en Iraq y allí se
quedaron. Mintió Zapatero con descaro, asegurando que, según sus
informaciones, no habría resolución de las Naciones Unidas antes del
treinta de junio. Ha habido resolución de las Naciones Unidas.
Moratinos informa con el culo. Y las gallinas ordenaron a nuestros
militares que abandonaran su labor y volvieran a España. Lo hicieron
con disciplina, mordiéndose los labios. Ahora la ONU ha desnudado a
Zapatero. Los Estados Unidos han firmado un pacto de trato preferente
en asuntos de defensa con Marruecos. A Moratinos no le alarma la
situación. A Zapatero tampoco. El mensaje de los móviles tiene que
cambiar. «Los socialistas somos unos mentirosos. Pásalo». Seguimos
con el «No a la guerra». Ya no hay guerra. Treinta naciones ayudan a
los iraquíes a reconstruir su país. Mueren sus soldados en ataques
terroristas, como los nuestros que cayeron cumpliendo con su deber.
Pero España ya no está presente. Hemos huido de la paz. Los que
gritan «no a la guerra» están manifestando su oposición a la paz.
Zapatero va dando tumbos por Europa. Nadie quería la guerra. Nadie
discute que la posición de Aznar no fue acertada. Pero no se enviaron
soldados españoles a la guerra. Fueron después. Un año antes de la
reunión y la foto de las Azores ya estaba «el Egipcio» preparando
con minuciosidad el atentado del once de marzo. Pero «el Egipcio»
ganó las elecciones en España. Una sociedad atribulada, asustada,
envenenada y gallinácea, votó a favor del chantaje. Una sociedad
mentida descaradamente. España somos los españoles, y hemos quedado
mal, no hemos cumplido con los compromisos internacionales y hemos
salido por piernas de Iraq. Nos han obligado a salir los demagogos,
los mentirosos, las gallinas. Ha habido resolución de la ONU.
Zapatero ha mentido. Necesitaban la mentira las gallinas, para
justificar su miedo.
Siguen gritando «no a la guerra» los que han
aplaudido que retiremos a nuestras tropas del trabajo por la paz. Una
sociedad que se deja influir por unos pocos cómicos es una sociedad
podrida. Pero la capacidad de falsear las situaciones por parte de la
inteligencia socialista es insuperable. Nos desmoronamos. Gobiernan
los beneficiarios de un ataque de pánico, y lo hacen hipotecados por
sus socios independentistas. El nacionalismo ya ha sido superado, y
ahora se llama independentismo. El Gobierno del Partido Popular se
pudo equivocar, y se equivocó, en su postura inflexible de apoyo a
Bush. Pero lo hizo con la responsabilidad que exige toda decisión
gobernante. Aznar ha sido un gran presidente víctima de una gran
equivocación, pero supo gobernar, y el terrorismo etarra perdió la
batalla, y la Seguridad Social pasó de la quiebra a la pujanza, y se
creó y garantizó el fondo de pensiones, y la economía española
experimentó un desarrollo impensable, y no se robó. España se
convirtió en la octava potencia del mundo, y nada de eso se valoró
en las elecciones. Ganó el terrorismo y la calumnia. Venció la
ignominia. Y el desgobierno.
Me siento desgobernado. Me han mentido. Me han hecho
sentirme culpable de una guerra que no quería. Los que mantuvimos el
voto a favor del Partido Popular hemos sido insultados, vejados y
acusados de asesinos. Los que hemos defendido la presencia de nuestras
tropas en Iraq para colaborar en su reconstrucción, hemos sido
vapuleados. En Europa nos ningunean. En América, hemos dejado de
existir. En España estamos a un paso de dejar de ser españoles.
Y ahora viene la ONU y nos demuestra que tenemos un
presidente del Gobierno mentiroso. Y abre la boca un deleznable
asesino, un canalla terrorista, y nos dice que llevaba dos años y
medio preparando el atentado del once de marzo. Y nos hemos quedado
todos con cara de tontos. Muchos lo han sido. Otros seguirán siéndolo.
Y el paisaje estremece. Ciudades, pueblos, aldeas, campos abarrotados
de gallinas. Todos cacareando.
La Razón.
11 de Junio de 2.004.-