V
de vendetta y el discurso de Ratisbona.
Por Condottiere.
V de vendetta es el mejor videoclip de apología del
terrorismo concebido hasta la fecha. Con escasa lógica y sin
argumentos, con una rápida cadena de sugestiones hábilmente
dirigidas a la cabeza de los cachorros logsianos; un terrorista
culto, elegante y romántico que proclama la licitud de la violencia
en pro de la justicia, que mata convencido de su razón: con galante
indulgencia si el fascista admite su culpa (“te he matado hace
diez minutos”; “¿sufriré?”; “no”), sin piedad si se
obstina en resistir (“te estrangularé con mis propias manos”,
dice y hace); una democracia que proclama la “unidad” y la
“fe” como sus valores y a la que sólo vemos golpeando y
manipulando a sus ciudadanos; políticos ceñudos y encastillados
tras la pantalla y tras unos crueles guardianes del orden; todo el
complejo ideológico, en fin, sembrado a voleo por el socialismo
desde hace décadas, se halla aquí ya a las claras y Zapatero haría
mal en desdeñar esta película como herramienta en su nueva
estrategia de “comprensión” del terrorismo y los terroristas,
una vez que ha comprobado (14 de marzo de 2004) que hay un pueblo
maduro para la cosecha.
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Por las fechas en
que este producto llegaba a los videoclubes, Benedicto XVI
pronunciaba el discurso en la Universidad de Ratisbona que tanta
polvareda (y algo de sangre) ha levantado. Esa lanza en pro del logos
y en contra de la imposición por la fuerza de cualquier creencia
desautoriza de raíz al payaso disfrazado de Errol Flynn que nos
presentan los otrora inspirados creadores de Matrix. Si una
fe en la que está implicada la salvación eterna es incompatible
con la coacción, cuánto más una ideología terrena o un concepto
particular de la justicia como el de los zapateros y oteguis que
habitan el planeta. Por eso, conviene estar en guardia contra las
similitudes aparentes entre la terminología del Papa y la del jefe
del ejecutivo español cuando ambos apelan al diálogo y otros
conceptos conciliadores.
Se trata de dos
discursos opuestos. Benedicto XVI plantea un rechazo de la violencia
por irracional, con lo que pone en la picota, ante todo, a los
propios violentos. El gobierno zapateriano, bien al contrario, habla
de comprensión de esa violencia, sugiriendo por activa y
pasiva que hay unos culpables más allá de quienes la ejercen, ese
“mar de injusticia universal” que vemos como telón de fondo en
el videoclip de los Wachowski. El diálogo que promueve el pontífice
es el que ha de imperar entre los creyentes de las distintas
religiones, pues Dios mismo es verbo, logos, razón. Un jefe
del gobierno, sin embargo, tiene por misión proteger a sus propios
ciudadanos contra quienes amenazan su supervivencia, y no
culpabilizar a sus aliados naturales inventando cómicas alianzas
que son sólo el reverso de la envidia hacia quienes sí supieron
mantener aquella actitud de firmeza.
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