Afectado del
mismo mal que viene padeciendo España desde hace treinta y cuatro
años, la amnesia, consecuencia de la tentación del olvido y del
borrón y cuenta nueva que se instauró nada más morir Franco, cuyo
acontecimiento de gran calado simbólico tiene su escenificación
definitiva en la Constitución de 1978, la historia se cuenta desde
el presentismo. De ahí la importancia que tiene este Juan
Manuel de Prada y otros intelectuales y escritores liberales y de
izquierda en la interpretación de la culpabilidad mediante la
tendencia de rutinización de la memoria.
Así pues, sostiene
de Prada, en "Un
obispo contra los sepultureros" (ABC, 14-11-2009),
afirmaciones que no se corresponden con la realidad en el caso del
que se ocupa, la actuación de coherencia con la que ha debido actuar
la Jerarquía de la Iglesia Católica de España respecto al aborto.
Cuya actuación ha sido, sencilla y llanamente cobarde.
Porque la
Conferencia Episcopal a través de su portavoz, Martínez Camino, dice
ahora que está dispuesta a ejecutar lo que establece el catecismo de
la Iglesia católica. Por lo que no ha cumplido con su obligación
durante las dos legislaturas del PP, por más que nos duela. A cuyos
políticos no a excomulgado ni siquiera ha retirado la Sagrada
Comunión. Todo lo contrario. De ahí las críticas totalmente
"ajustadas" de la ministra Aído y de otros miembros del Gobierno,
pues han interpretado, no sin razones suficientes, que la ofensiva
de la Jerarquía se concentra más contra el Gobierno de José Luís
Rodríguez Zapatero que contra la cuestión moral del aborto.
Un argumento que
queda totalmente evidenciado con la distinción a José María Aznar
del título de catedrático de "Ética, Política y Humanidades" de la
Universidad Católica San Antonio de Murcia en presencia, y con el
abrazo entusiasta, del Prefecto para el Culto Divino y la Disciplina
de los Sacramentos, y articulista de La Razón -periódico que se
financia de la prostitución-, Monseñor don Antonio Cañizares, así
como de Monseñor don José Manuel Lorca, obispo de la diócesis de
Cartagena, que también se mostraba sonriente y complacido con el
acto de investidura.
Y como de Prada no
sabe que el Infierno está lleno de Obispos, curas y prelados, se
atreve cuando dice: "Si no lo hiciera -se refiere a lo
que manifestó el portavoz de la Conferencia Episcopal Española
respecto a la excomunión y a no dar la Comunión a quienes promuevan
y voten a favor del aborto- estaría renegando de su
ministerio."
No es, pues, como
dices, estimado de Prada, sino como es. Por más que nos duela.
Porque Martínez Camino, como el resto de los Monseñores han
permanecido demasiado "quietecitos" (utilizó tu
expresión, aunque en sentido contrario) dentro del ámbito de lo
políticamente correcto, faltando gravísimamente a la Ley de Dios.
Por eso no son
ellos, precisamente, los que resucitarán a la sociedad, a la que han
contribuido a confundir, sino alguien que portando la Cruz y la
Espada resuelva de una vez y por todas el entuerto de España. |
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