Excelentísimo Señor:
No
es posible pasar más tiempo soportando los insultos que dirigen
-sin solución de continuidad-, a nuestro antiguo GENERALÍSIMO
FRANCO. Falsas y mal intencionadas injurias que salen de las mentes
más indeseables de la muy sucia, rastrera y devaluada política
izquierdosa.
Dándose el caso de que muchos de los injuriantes viven todavía en
aquellas viviendas sociales que se construyeron por orden del
GENERALÍSIMO, y fueron entregadas a los trabajadores a precio de
costo. No ha habido en nuestro País, a lo largo de toda la
historia, un gobernante que haya ayudado más a los sin nada.
Los
trabajadores españoles tuvieron con el GENERALÍSIMO el máximo de
ayuda que se le pudo dar, dentro de la miseria en la que nos dejaron
los coleguillas de los insultones actuales, cuando se llevaron –nos
robaron- todo el erario público que teníamos en el Banco de España.
Y
si hablamos de protección, ante cualquier abuso; sólo hay que
acordarse de aquella Magistratura del Trabajo, en la que el
trabajador era el dueño. El rey.
Señor, en desagravio del GENERALÍSIMO FRANCO, y con el deseo de que
sea bienvenida, he decidido recordarle la brillante carrera militar
de aquel joven que se pasó toda su juventud en primera línea de
fuego con La Gloriosa Legión Española. Reseña de
Eduardo Palomar
Baró, que la he tomado de la página
www.generalisimofranco.com Sea:
“El
29 de agosto de 1907, a los 15 años, ingresa en la Academia de
Infantería de Toledo.
A los 17 años, el
13 de julio de 1910, sale de la Academia como segundo teniente. Su
primer destino militar sería en El Ferrol, donde había vacante en el
regimiento de Zamora número 8.
Pero este destino
le duraría solamente dos años, porque en su interior había algo que
le reclamaba abandonar la vida fácil de guarnición, al lado de la
familia, para sustituirla por una vida de campaña. En África había
estallado una rebelión y Franco no vaciló un instante: pidió su
incorporación a las fuerzas de guarnición en Marruecos. En febrero
de 1912 llegó a Melilla, incorporándose al cuartel del Regimiento de
África número 68.
Al ascender a
teniente, por escalafón, en julio de 1912, a los 19 años, solicita
ser destinado a Marruecos. En la unidad de Regulares de Melilla
actúa bajo las órdenes del general Berenguer. En los alrededores de
Tetuán, obtiene su segunda Cruz Roja del Mérito Militar.
En septiembre de
1914, Franco se distingue en la gran acción de Izarduny y gana su
primer ascenso por méritos de guerra, lo que le convierte en primer
teniente.
En 1915 es
propuesto nuevamente para el ascenso por méritos de campaña,
ascendiendo a capitán, por su actuación en la ocupación de la Peña
Beni Hosmar, el 16 de enero de 1915.
Franco tiene 22
años. El 25 de mayo de 1915 es destinado a la 3ª Compañía de
Regulares Indígenas. El 21 de septiembre de 1915 se le concede la
tercera Cruz Roja al Mérito Militar y desempeña simultáneamente el
cargo de capitán-cajero
El 28 de junio de
1916, a los 23 años, al recoger el fusil de un soldado caído en el
combate en las lomas de Dar Riffien, es herido en el vientre. Tales
heridas eran gravísimas entonces (sin sulfamidas ni antibióticos,
descubiertos posteriormente).
Los médicos
prohibieron su evacuación a un hospital, ante el temor de que no
llegara. Franco sanó de la herida. Hubo nueva propuesta para el
ascenso, pero al tener solamente 23 años se le consideró que era
excesivamente joven. En el parte es citado como “muy distinguido por
su insuperable valor, dotes de mando y energía desplegados en el
duro combate en que fue gravemente herido”.
Se le distinguió
con la Medalla de Sufrimiento por la Patria y la Gran Cruz de María
Cristina
Franco logró el ascenso a comandante a los 24 años, y al no haber
vacante en las fuerzas de África, tuvo que pasar a la Península,
destinado al Regimiento del Príncipe, en Oviedo. Su nombre era ya
popular, y dada su juventud se le conocía cariñosamente con el
nombre de “comandantín”, porque era el jefe del Ejército más joven
que tenía España.
Pero su estancia en la Península no duraría mucho tiempo. La ocasión
de su marcha fue la creación, el 28 de abril de 1920, del Tercio
Extranjero, cuyo mando ostentaba Millán Astray. Como lugarteniente
pensó en Franco y así se lo telegrafió. En Oviedo tuvo que dejar a
sus amigos Camilo Alonso Vega, Francisco Franco Salgado, Álvaro
Sueiro y sobre todo, a su novia, Carmen Polo y Martínez Valdés, a la
que había conocido cuatro años antes.
Pero Franco sentía la llamada de África y a ella volvió. En el mes
de octubre de 1920 organiza el Tercio, cuya primera bandera se
instalaría en el campamento de Riffien. Franco mantiene ocupados a
sus legionarios todo el día. A la instrucción intensiva en orden
abierto y en orden cerrado, se suma la instrucción teórica, la
grabación del Credo Legionario, el empleo del tiempo libre en
deportes: lucha, boxeo, hípica, tiro, fútbol. Y organiza las granjas
legionarias que mejorarán los ranchos y en ocasiones autoabastecerán
casi a las unidades.
El
18 de abril de 1921, el Tercio de Extranjeros entra en acción. El
comandante Franco manda la Primera Bandera. En meses sucesivos la
dirigirá en las acciones de Targa, Tigulsas, Tagasat, Kala, Xauen,
Garuzin, Miskrela, zona de Larache, Robba El Gozal,
En
1921, en El Fondak, en el extremo occidental del Protectorado
español de Marruecos, la Primera Bandera recibe órdenes de partir
inmediatamente hacia Tetuán. En Annual, Abd-El-Krim, el jefe rifeño,
ha caído sobre la columna que se replegaba sobre Melilla y ha dado
muerte a 15.000 hombres. El general Silvestre, que la mandaba, se ha
dado muerte. Melilla está desguarnecida y presa de pánico. Con
Annual se han perdido doce años de pacificación en el Protectorado.
Franco, al mando de la Primera Bandera, desembarca en Melilla, tras
unas agotadoras jornadas de marcha a pie desde El Fondak a Tetuán,
de Tetuán a Ceuta y de embarque de Ceuta a Melilla. El desfile de
los legionarios, con su banda de música y sus canciones, restablece
la moral de los melillenses.
La
Bandera entra en acción inmediatamente y consolida la situación
militar. El 14 de julio se emprende la contraofensiva española.
Millán Astray cae en brazos de Franco con el pecho atravesado de un
balazo, en el curso de una inspección a las posiciones en Nador. |
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El
comandante Franco, a los 28 años, se hace cargo del Tercio de
Extranjeros. Como tal participa en vanguardia en la reconquista de
todos los territorios ocupados por Abd-El-Krim, destacando en la
conquista del Monte Uisan, reducto fortificado de la tribu de Beni-Bou-Ifrun.
Tras un breve permiso en El Ferrol, que pasa en compañía de su
madre, se incorpora nuevamente a África y a la Legión.
En
1922 Franco publica su libro “Diario de una Bandera”. En el prólogo,
Millán Astray dice de Franco:
“El
comandante Franco es conocido de España y del mundo entero por sus
propios méritos y por las características que ha de reunir todo buen
militar, que son: valor, inteligencia, espíritu militar, entusiasmo,
amor al trabajo, espíritu de sacrificio y vida virtuosa, las reúne
por completo el comandante Franco”.
El 7 de junio de
1922 el Consejo de Ministros acuerda su ascenso a teniente coronel.
Es el primer ascenso que se concede en el Ejército en el período de
1921-1923 y Franco se convierte en jefe de la Legión, cuando sólo
cuenta con 30 años de edad.
Sustituye al
teniente coronel Rafael Valenzuela, que acaba de morir en combate en
las peñas de Tahuarda, y que, a su vez, había sustituido al teniente
coronel Millán Astray, gravísimamente herido precisamente cuando
estaba al lado de Franco.
Para el ascenso de
este último y su nombramiento de Jefe de la Legión, otra vez se
opondría el obstáculo de la edad. Sin embargo, no hubo vacilación.
Por encima de todo, era el jefe indiscutido y deseado por el
Ejército.
Con la subida al
poder del general Miguel Primo de Rivera, al frente de un Directorio
militar, la guerra de África entra en una nueva fase que tiene por
objetivo la pacificación del territorio, aunque Abd-El –Krim cree
que ha sonado la hora de su victoria.
Franco piensa, a su
vez, en dar la batalla definitiva y acaricia la idea de lanzarse
sobre el corazón de la rebeldía, para lo que es imprescindible el
desembarco en Alhucemas. Así se lo explica a Primo de Rivera, en uno
de los viajes de éste a Marruecos. La idea se considera muy difícil
de realizar, pero indudablemente es la clave para obtener la
pacificación.
De nuevo vuelve a
sonar el nombre de Franco rodeado de aureola. Las operaciones de
Xauen han terminado y, en Tetuán, Franco es aclamado con sus
legionarios.
Desde junio de 1918
a noviembre de 1924 ha participado en 47 hechos de armas, siempre en
vanguardia. “Ninguno –diría el general Primo de Rivera- ha luchado
más, ni con más perseverancia, ni con más capacidad en Marruecos”.
En septiembre de
1925, después de lograrse la colaboración francesa -ya que Francia
ha visto atacadas sus fuerzas por Abd-El-Krim, el cual aspiraba a
situar la capital de su imperio en Fez-, se lleva a cabo el
desembarco de Alhucemas, ambicionado por Franco, que va ahora al
frente de las fuerzas de desembarco, a la cabeza de unos doce mil
hombres.
Las operaciones
duran varios días y son de las más enconadas de esta campaña. Al
final, Abd-El-Krim sucumbe con su ejército y huye. Se ha logrado la
pacificación del territorio marroquí. El general Miguel Primo de
Rivera ha logrado su objetivo y España vive la alegría de la tan
ansiada paz.
El
3 de febrero de 1926, Franco alcanza los entorchados de general a la
edad de 33 años, al mismo tiempo que recibe su segunda Medalla
militar, la Encomienda de la Legión de Honor y la de Caballero del
Mérito Militar y Naval francés. En el dictamen de la Junta Superior
de Generales para resolver la propuesta de ascenso, aparecen estas
palabras:
«Es
un positivo valor nacional y seguramente el país y el Ejército
obtendrán gran beneficio aprovechando las singulares aptitudes del
coronel Franco en empleos superiores».
Se
convierte en el general más joven de Europa, y, por supuesto, el
primero de la 14ª promoción de la Academia de Infantería que llegaba
al generalato. De manos de sus compañeros recibiría un homenaje
entusiasta que tendría como escenario el Alcázar de Toledo.”
Resumiendo
A
los 14 años de edad, ingresó en la Academia de Infantería; y en
1910, a los 17 años de edad ya fue alférez.
Dos
años más tarde, en 1912 cuando contaba 19 años de edad, recibió el
bautismo de fuego en Marruecos, en el que ganó la Cruz Roja al
Mérito Militar y el ascenso a teniente por méritos de guerra.
En
1915, cuando tenía 22 años ascendió a capitán por méritos de guerra.
En
1916, a los 23 años, fue herido de gravedad, pero como no dejó el
combate hasta lograr la victoria; le concedieron la Cruz María
Cristina, la medalla de Sufrimientos por la Patria, ascendió a
comandante y le propusieron para la Laureada de San Fernando.
En
1920 fue el primer comandante fundador de la Legión cuando tenía 27
años.
Ganó la Medalla Militar Individual en 1921 con sólo 28 años y ya
estaba destinado a ser el Jefe de la Legión.
En
1923, a los 30 años de edad ascendió a teniente coronel y fue
nombrado Gentil Hombre de Cámara.
A
los 32 años ascendió a coronel por méritos de guerra y a los 34 años
llegó a general por los mismos méritos.
Es
decir, se pasó toda su juventud -17 años de su vida hasta el ascenso
a General- en el campo de batalla y durmiendo en el duro suelo bajo
una tienda de campaña; tuvo que aplazar dos veces sus esponsales por
irse voluntario a luchar en el frente.
Siendo el actor principal de casi todas las condecoraciones
colectivas que ganó La Gloriosa Legión Española en el campo de
batalla. 22 Cruces Laureadas de San Fernando, ganadas en combate:
211 Medallas Militares y 37.031 Medallas y Cruces de guerra.
No
quiero dejarme en el tintero -ya lo dije otra vez- lo que todo el
mundo sabe. Y es que en democracia al poder militar le corresponde
estar supeditado a las órdenes del poder político de turno ¡faltaba
más!
Ahora bien, esas órdenes –insultos, caprichos o intereses
ideológicos de partido, por regla general- venidas de gobernantes
basuras que ni tienen ni respetan los principios de las
instituciones militares, ni a los distinguidos militares ejemplo de
virtudes, no pueden ni deben ser aceptadas como borregos por los
Generales Jefes que las representan en la actualidad.
Insisto, de ninguna de las maneras pueden permanecer en timorato
silencio, ante las afrentas continuas que recibe uno de los
militares que más gloria dio al Ejército Español desde las filas de
la muy Gloriosa Legión Española.
Y
la defensa de un compañero que sufrió muchas penalidades por
entregarse desde niño a luchar en el nombre de España, ha de
sobresalir por encima de nuestras vidas.
Da
pena y dolor. Duele el corazón cuando comprobamos que la gentuza
metida en la sucia política, sigue dañando con falsedades el nombre
de aquel héroe, aun después de llevar 34 años enterrado.
Excelentísimo Señor, no soy amigo del taco, que me reservo en esta
ocasión; aun sabiendo que algunas actitudes pueden convertirlo en un
místico poema.
No
olvide nunca, Excelentísimo Señor, que entre los paisanos hay mucho
bicho raro.
Reciba un cálido y afectuoso saludo con un eterno siempre a sus
órdenes.
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