Memoria
Histórica.
Por
Godofredo.
Charitas
non gaudet super iniquitate, congaudet autem veritati.
(San
Pablo, 1 ad Corinthios XIII, VI)
En primer lugar, mi
intención no es entrar en el tórrido tema de la mal llamada «Memoria
histórica», no es mi interés aburrir al lector con un discurso
sobre la manipulación y falsificación de la reciente historia de
España, eso lo dejo para otros.
Mi intención es
ofrecer una selección de textos que permitan al lector descubrir
cuales fueron los fundamentos ideológicos que sirvieron de soporte
para el 18 de julio, y que, en unos tiempos como los nuestros,
dominados por el olvido y el “analfabetismo histórico”, pueden
servir de orientación para todos aquellos que aman de verdad a España
por encima de banderías e ideologías.
La esencia de
España según Menéndez Pelayo
Menéndez Pelayo,
insigne historiador y “católico a machamartillo”, nos ofrece en
su Historia de los heterodoxos españoles una de las mejores
definiciones del alma española, cuya esencia reside en la fe católica,
apostólica y romana, que ha sido el elemento de unión de todos los
españoles:
«¡Dichosa edad
aquella, de prestigios y maravillas, edad de juventud y de robusta
vida! España era o se creía el pueblo de Dios y cada español,
cual otro Josué, sentía en sí la fe y aliento bastante para
derrocar los muros al son de las trompetas o para atajar el sol en
su carrera. Nada aparecía ni resultaba imposible; la fe de aquellos
hombres, que parecían guarnecidos de triple lamina de bronce, era
la fe, que mueve de su lugar las montañas. Por eso en los arcanos
de Dios les estaba aguardado el hacer sonar la palabra de Cristo en
las más bárbaras gentilidades; el hundir en el golfo de Corinto
las soberbias naves del tirano de Grecia, y salvar, por el
ministerio del joven de Austria, la Europa occidental del segundo y
postrer amago del islamismo; el romper las huestes luteranas en las
marismas bátavas con la espada en la boca y el agua en la cinta y
el entregar a la Iglesia romana cien pueblos por cada uno que le
arrebataba la herejía.
España,
evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes,
luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; esta es
nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día
que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos
y de los vectores o de los reyes de taifas.»
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Ante
el 18 de Julio, por Pablo.
De
la Tradición a la Salvación, por Almirante.
La
Memoria histórica y el 18 de Julio, por Miguel
Ángel.
El
error de Franco, por Rafael.
Con
valentía y honor, por Pituca.
El
18 de Julio y el « espíritu de Ermua», por
Condottiere.
Memoria Histórica, por Godofredo.
La
vigencia del 18 de Julio, hoy. por Fernando.
18
de Julio, ¿un golpe de Estado?, por Falangista.
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Otros
artículos del autor.
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Fracaso y
renacimiento de España en Maura
Don Antonio Maura
fue uno de los principales políticos conservadores del periodo de
la Restauración, al mismo tiempo que el más denostado. Las campañas
contra su gestión (el famoso «Maura, no»), son una claro anticipo
de la subversión social contra aquellos que pretendían restaurar
el orden y devolver a España su dignidad. Retirado de la vida política
por Alfonso XIII, fue siempre llamado para liderar gobiernos efímeros
de coalición nacional. En el discurso pronunciado el 21 de abril de
1915 hacia el siguiente diagnostico sobre el fracaso de la Monarquía
canovista y de las esperanzas sobre una futura restauración
nacional:
«España es una
nación enferma, y siendo una nación enferma, el ideal de España
es sanar de su dolencia. El siglo XV es realmente aleccionador: la
España de Juan II y de Enrique IV es la anarquía, el
desconcierto, la disolución; arrasada por bandidos, medio nobles
y medio bandidos, no hay autoridad, ni justicia ni orden ni vida
económica. Quien hubiese profetizado lo que sucedió después
habría sido tomado por un demente. Y, sin embargo, siendo el
mismo pueblo "sucedió nada más que una cosa y fue que
Castilla eliminó la ponzoña que detenía su corazón, que se
constituyo un Estado en Castilla y el Estado y la Nación estaban
juntos y por eso era un pueblo y por eso vivía y por eso llenaba
el mundo de su gloria"».
Marxismo, cristianismo y España en el Magisterio de Pío
XI y Pío XII
La Iglesia católica
no fue insensible al avance del Marxismo en los años previos a la
Cruzada. El Papa Pío XI fue quien más advirtió a la Iglesia de
los peligros de la ideología marxista y fue testigo directo de las
persecuciones lanzadas por los marxistas en México y España. He
aquí una selección del Magisterio de Pío XI sobre el Marxismo:
Socialista y
católico son términos contradictorios: «Aun cuando el
socialismo, como todos los errores, tiene en sí algo de verdadero
(cosa que jamás han negado los Sumos Pontífices), se funda sobre
una doctrina de la sociedad humana propia suya, opuesta al
verdaderos cristianismo. Socialismo religioso, socialismo
cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser
a la vez buen católico y verdadero socialista» (Encíclica Quadragesimo
anno, 120, 1931)
Horrores del
Comunismo en España: «También en las regiones en que, como
en nuestra queridísima España, el azote comunista no ha tenido
tiempo todavía de hacer sentir todos los efectos de sus teorías,
se ha desencadenado, sin embargo, como para desquitarse, con una
violencia más furibunda. No se ha limitado a derribar
alguna que otra iglesia, algún que otro convento, sino que
cuando le ha sido posible, ha destruido todas las iglesias, todos
los conventos e incluso todo vestigio de la religión cristiana,
sin respetar el valor artístico y científico de los monumentos
religiosos. El furor comunista no se ha limitado a matar a obispos
y millares de sacerdotes, de religiosos y religiosas, buscando de
un modo particular a aquellos que precisamente trabajaban con
mayor celo con los pobres y los obreros, sino que, además, ha
matado a un gran numero de seglares de toda clase y condición,
asesinados aun hoy día en masa, por el mero hecho de ser
cristianos o al menos contrarios al ateismo comunista. Y esta
destrucción tan espantosa es realizada con un odio, una barbarie
y una ferocidad que jamás se hubieran creído posibles en nuestro
siglo. Ningún individuo que tenga buen juicio, ningún hombre de
Estado consciente de su responsabilidad publica, puede dejar de
temblar si piensa que lo que hoy sucede en España tal vez podrá
repetirse en otras naciones civilizadas.» (Encíclica Divini
redemptoris, 20, 1937)
El liberalismo
ha preparado el camino del comunismo: «Para explicar mejor cómo
el comunismo ha conseguido de las masas obreras la aceptación,
sin examen, de sus errores, conviene recordar que estas masas
obreras estaban ya preparadas para ello por el miserable abandono
religioso y moral a que las había reducido en la teoría y en la
practica la economía liberal. Con los turnos de trabajo,
incluso dominicales, no se dejaba tiempo al obrero para cumplir
sus deberes religiosos en los días festivos; no se tuvo
preocupación alguna para construir iglesias junto a las fabricas
ni para facilitar la misión del sacerdote; todo lo contrario, se
continuaba promoviendo el laicismo. Se recoge, por tanto,
ahora los frutos amargos de errores denunciados tantas veces por
nuestros predecesores y por Nos mismo. Por esto, ¿puede
resultar extraño que un mundo tan hondamente descristianizado se
desborde el oleaje comunista?.» (Encíclica Divini
redemptoris, 16, 1937)
Pío XII, sucesor de
Pío XI, fue elegido Sumo Pontífice en los albores de la victoria.
De su amor por España y de su enconada lucha contra toda el
Comunismo podríamos señalar muchos textos, pero nos conformaremos
con estas dos reseñas que pueden ejemplificar su rico magisterio
pontificio:
La bendición
del Papa sobre España: «Con inmenso gozo nos dirigimos a
vosotros, hijos queridísimos de la católica España, para
expresaros nuestra paternal congratulación por el don de la paz y
de la victoria que Dios se ha dignado coronar el heroísmo
cristiano de vuestra fe y caridad, probándoos en tantos y tan
generosos sufrimientos. [...] Los designios de la Providencia,
queridísimos hijos, se han vuelto a manifestar una vez más sobre
la heroica España. La nación elegida por Dios, principal
instrumento de evangelización del Nuevo Mundo y como baluarte
inexpugnable de la fe católica, acaba de dar a los prosélitos
del ateismo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa
de que por encima de todo están los valores eternos de la Religión
y del espíritu. La propaganda tenaz y los esfuerzos constantes
de los enemigos de Jesucristo parece que han querido hacer en España
un experimento supremo de las fuerzas disolventes que tienen a su
disposición repartidas por todo el mundo, y aunque es
verdad que el Omnipotente no ha permitido que POR AHORA lograran
su intento, pero ha tolerado al menos alguno de sus terribles
efectos para que el mundo entero viera como la persecución
religiosa, minando las bases mismas de la justicia y la caridad,
que son el amor a Dios y el respeto a su santa ley, puede
arrastrar a la sociedad moderna a los abismos no sospechados de
inicua destrucción y apasionada discordia.
[El pueblo español]
se alzó en defensa de los ideales de fe y de civilización
cristiana, [y supo resistir el empuje] de los que, en
realidad, no luchaban sino en provecho del ateismo. [Alabo] los
nobilísimos y cristianos sentimientos de que han dado pruebas
inequívocas el jefe de Estado y tantos caballeros, sus fieles
colaboradores, con la legal protección que han dispensado a los
superiores intereses religiosos y sociales, conforme a las enseñanzas
de la Sede Apostólica.
Nos, con piadoso
impulso, inclinamos ante todo nuestra frente a la santa memoria de
los obispos, sacerdotes, religiosos de uno y otro sexo y fieles de
todas las edades y condiciones que en tan elevado numero han
sellado con su sangre la fe en Jesucristo y su amor a la religión
católica: "No ha mayor prueba de amor"» (Jn 15, 1)
(Radiomensaje de
S. S. Pío XII al pueblo español, 16-IV-1939)
Principio
informativo del apostolado laico: «La Iglesia de Cristo no
tiene intención de ceder, sin combatir y sin dejar al enemigo
avanzar, ante el Comunismo ateo. Se le
dará batalla hasta el final, pero con las armas de Cristo.»
(Discurso al segundo congreso mundial del apostolado laico, 1957)
El espíritu
del 18 de Julio en el pensamiento de Franco
Francisco Franco,
militar de prestigio, tomó las riendas del Alzamiento Nacional por
disposición de sus compañeros de armas. Ya antes del 1 de octubre
de 1936, dirigiéndose a los españoles desde Tetuán, declaraba los
principios informativos del Alzamiento del 18 de julio:
«Españoles: el
Movimiento salvador se consolida y extiende a todas las regiones
españolas. Como siempre, escaso numero de ambiciosos criminales
arrastran a clases y corporaciones a gravísimas situaciones, en
las que la mayoría no tiene parte ni interés. Asi vemos que
creen defender de ataques a la Republica y sirven a los antiguos
gobernantes que hacían de las supremas leyes estatales un
instrumento de sus apetitos y partidos.
Este Movimiento es
nacional y salvará a España del caos en que se pretendía
hundirla. No es un Movimiento de defensa de determinadas
instituciones; al contrario, mirará especialmente por el
bienestar de las clases obreras y humildes, así como por el de
nuestra sacrificada clase media.
Hemos de hacer
efectivo en España que en todos los hogares el fuego no se
apague; hemos de llevar a la familia la seguridad en el salario, y
en la fabrica y en el
taller ha de reinar la satisfacción en el trabajo; los obreros y
ciudadanos españoles vivirán en un régimen de fraternidad y
armonía, que había, fatalmente, desaparecido.
Mienten quienes
nos presentan ante el pueblo como enemigos de las clases modestas,
pues de ellas salimos los oficiales y soldados; mienten quienes os
digan que nuestros pasos no son justos: la justicia y la
austeridad han sido siempre la norma de los cuarteles.
Os engañan los
que os inculcan que va a retrocederse en los avances sociales,
pues la confianza y creación de riqueza nacional en una nación
fuertemente organizada nos permitirá mejorar notablemente las
condiciones de la vida del obrero.
De nuestro
Movimiento salvador sólo deben temer los vividores de la política;
los explotadores, en los Sindicatos, del jornal del honrado
obrero; los que lanzan a desastrosas aventuras a los asociados
para abandonarlos en los momentos de peligro, y los que llevan una
vida principesca y regalada a costa de los fondos nutridos con una
parte de vuestros modestos jornales, y de los que jamás os rinden
cuentas.
Aun es tiempo de
enmendar los yerros anteriores; al que persista en la rebeldía
contra el Movimiento nacional le espera un negro porvenir de
incertidumbres y zozobras; los que rápida y voluntariamente se
entreguen a nuestras autoridades disfrutaran, si no han cometido
personalmente delitos, de una benevolencia grande. Para los que
persistan en la hostilidad o pretendan rendirse a ultima hora, no
habrá perdón.
Juramentados la
mayoría del Ejercito, Guardia civil y masas ciudadanas que nos
siguen para hacer una España grande, no tiene ya posibilidades de
éxito ninguna clase de resistencia; la acción que
desarrollaremos contra los que resistan estará en idéntica relación
con la conducta que sigan.
Es tan grande la
justicia de nuestra Causa, tan elevados y generosos los
sentimientos patrióticos que a ella nos mueven y tan intima,
cordial y apretada la unión de nuestros corazones, de Generales,
Jefes, Oficiales, Suboficiales, Clases y Soldados, y tanto nuestro
amor al pueblo español, que no hay fuerza humana que pueda
vencernos. Lo que quieran evitar que se derrame sangre inútilmente,
si vienen con animo leal y noble, nuestros brazos no los
rechazaran, pues muy pronto España será un apretado abrazo entre
españoles. – General Franco.»
(Alocución a los
españoles, Tetuán 22 de julio de 1936)
Reconciliación
y unidad entre los españoles en el pensamiento de José
Antonio
José Antonio Primo
de Rivera, fundador de Falange Española, sigue siendo una de las
figuras más atractivas y desconocidas para el pueblo español. José
Antonio representa lo mejor de la tradición española, pero también
las ansias de renovación nacional a la luz de un pensamiento claro
y revolucionario. En los umbrales de su muerte, el “Ausente” nos
deja está ultima reflexión que debería hacer meditar a aquellos
que desean desenterrar la Guerra civil con fines revanchistas:
«Ojala fuera la mía
la ultima sangre española que se vertiera en discordias civiles.
Ojala ya encontrara en paz el pueblo español, tan rico en
buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia»
(Testamento de José Antonio, Alicante 18 de noviembre de 1936)
Conclusión
Muchos más textos
podrían ofrecerse como ejemplo de los ideales que incitaron el
Alzamiento nacional del 18 de Julio, pero, baste los expuestos como
prenda de los mismos.
A los 70 años del
Alzamiento nacional, algunos españoles quieren reabrir viejas
heridas, no movidos por el afán de hacer justicia, sino por el
simple y mero revanchismo. Ellos no perdonan, lo que muchos de
nosotros les hemos perdonado tras asesinar a familiares, religiosos
y religiosas; ¿hubieran ellos hecho mejor la represión de la
posguerra si la hubiesen ganado?.
Como ya hemos dicho
al principio, nuestra intención no es entrar en este debate
promovido por el “guerracivilismo” de los neo-antifranquistas,
sino que, siendo fieles a la historia y a la verdad, he deseado
ofrecer algunos textos para que aquellos que quieran conocer el
porque de aquel Alzamiento se acerquen a ellos, y saquen sus propias
conclusiones.
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