A propósito del
despliegue mediático que hace Alfa y Omega en relación con la visita
del Vicario de Cristo a España, Benedicto XVI
"Que el hombre
no te obligue, Señor, a arrepentirte de haberle dado un día las
llaves de la tierra" (Del Himno de Laudes del sábado).
Comienzo este
artículo con unas líneas que considero apropiados para lo que me
interesa resaltar, al hilo de ese despliegue mediático que hace
"Alfa y Omega" con sus personajes de rigor, requeridos por
costumbre, moda y etiqueta, en su número 744 (28 de julio de 2011)
ante la inminente visita que el Vicario de Cristo en la tierra,
Benedicto XVI, que no un anciano bueno, de formas delicadas y
maneras exquisitas, hará a España con motivo de la Jornada Mundial
de la Juventud.
Porque, inmersos en
la cultura de la imagen y de la confusión, a beneficio del propósito
sibilino y malvado que viene actuando desde el Principio de los
Tiempos, carentes de formación necesaria, faltos de criterio,
confundidos por las apariencias y proclives a actitudes y
comportamientos de pura sentimentalidad, más propios de los niños o
de los imbéciles, se escapa la dimensión real no sólo de la persona
del Pontífice, sino de la misión que viene a realizar en España. Una
misión eminentemente evangélica, como todo lo que hace el Pontífice
de Roma. Una misión evangélica a esta España descristianizada e
inmersa en un ambiente abyecto, al que se ha contribuido por acción,
omisión y cobardía. De ahí que de la relación de personajes que el
cuadernillo católico "Alfa y Omega" (que aprovecha para su
distribución un soporte, ABC, que se autofinancia de la pornografía)
retrata con sus correspondientes reflexiones para la ocasión, sobre
la mitad de ellos.
Y centrándonos sólo
en los tres importantes (Jaime Mayor Oreja, Esperanza Aguirre
y Alberto Ruíz Gallardón), dejando, pues, entre otros, al tal
Nasarre, que dijo en cierta ocasión, que el bajo nivel cultural y
moral de nuestra juventud "había quedado patente al no pedir el
procesamiento de Pinochet", clasifiquemos a éstos a los que me he
referido como importantes por su verdadera categoría moral a
propósito de sus acciones. Ocasión que me da la oportunidad para
recomendar encarecidamente que se lea el artículo de Blas Piñar:
"Después de las pasadas elecciones" (Fuerza Nueva, núm. 1397, del 20
de mayo al 9 de junio de 2011). |
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Jaime Mayor Oreja.
Destacado militante del PP (que ha mantenido la Ley del Aborto, con
la que está de acuerdo, y que no ha velado por la dignidad de la
persona ni de la familia ni de la justicia y libertad),
parlamentario nacional y europeo por su partido y miembro de su
ejecutiva nacional, es lo que con toda puntualidad conceptual y
semántica damos en llamar un "fariseo". Cumpliéndose en tan
destacado político las tres acepciones que de la palabra da el
Diccionario de la Real Academia: Persona que afectada de rigor y
austeridad elude los preceptos de la ley, pero sobre todo su
espíritu. Hombre hipócrita. Caradura.
"En estos
tiempos de crisis moral que vivimos, la cercanía del Papa y la
guía moral que marcan siempre sus palabras deben servirnos como
referencia e impulso en la necesaria regeneración de los valores
que deben inspirar nuestra vida en sociedad. La defensa sin
matices del derecho a la vida, de la dignidad de la persona, de
la familia, de la justicia y de la libertad...".
Es decir, todo lo
contrario de lo que ha hecho y hace, sin haber renunciado a nada.
Que es como se despacha este fariseo que es motivo de escándalo para
muchos católicos, pero que para el cuadernillo "Alfa y Omega" tiene
patente de corso y categoría de un buen católico.
Esperanza Aguirre.
Que como Presidenta de la Comunidad de Madrid nos ha dado varios
disgustos al no prohibir representaciones y manifestaciones
abiertamente atentatorias contra los más elementales sentimientos
morales, destaca entre sus compañeros de partido, pues no en balde
la testosterona del PP está en sus féminas, a la par de pasar por lo
que pasa por comparación a la baja, que es el sentido de ponderación
que hoy se hace de las personas.
Por eso, aunque con
toda solemnidad y pompa proclame su seguridad que "los
madrileños, y sobre todo los jóvenes, son plenamente conscientes de
la importancia que para nuestra Región conlleva el honor de acoger
esta celebración, que convertirá a Madrid, durante seis días en el
centro de la cristiandad", para muchos, entre los que me
incluyo, esta señora está en la categoría moral de los "pasivos".
Es decir, la
especie más numerosa del parasitismo humano, que son los grandes
responsables de los males que aquejan a las colectividades y, en el
caso que nos ocupa, a la cristiandad.
Alberto Ruíz
Gallardón. Personaje suficientemente retratado, aunque a él le tenga
sin cuidado lo que se diga, aceitoso "meapilas", que es en la
categoría moral en la que le incluyo, y al que el cuadernillo Alfa y
Omega también tiene entre sus fijos, y no precisamente por ser
Alcalde de Madrid, sino por lo que el fulano dice, que bien mirado
podría decirlo en cualquiera de esos dos grandes diarios que
son Público y El País, pues este meapilas ejerciente no se
compromete más que con lo políticamente correcto.
Así, de soslayo,
sin comprometerse, que es su estilo, dice:
"Los jóvenes
son la mayor riqueza social con la que contamos. Es
responsabilidad nuestra intentar que se integren en la
construcción de un futuro mejor".
Qué más se puede
decir. Pues entiendo que por mi parte nada más. Ahora entiendo que
les toca el turno a los Sres. Obispos, nuestros Pastores en la Fe de
Cristo Jesús, a fin de hacer ver que quien viene a España no es un
anciano bueno (aunque también lo sea) de formas delicadas y maneras
exquisitas, que para todos tiene una palabra de aliento y esperanza,
que no es dañoso ni a nadie hace mal... Pues quien viene es el que
representa a Cristo, al Señor, al Rey de Reyes.
¡Bienvenido
Santidad!
¡Viva Cristo Rey!
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