Excelentísimo Señor:
El trajín de la buena disposición que se trae, en la
actualidad, la gentuza que nos mal gobierna; para hacernos creer
que están muy preocupados, por conseguir acuerdos con los otros
partidos políticos -todos podridos-, con el fin de quitarnos el
embolado que nos han montado ellos mismos; me animan a recordarle de
que en el mes de julio del 2009; cuando ya conocíamos el descalabro
económico a que nos habían llevado las pandillas facinerosas de
políticos corruptos y trincones; a las órdenes del más inútil de los
mortales ZP; me dirigí, a su Excelencia.
Por supuesto, un tanto extrañado, de que al ser la
máxima autoridad, que os dio el GENERALÍSIMO FRANCO EN NOMBRE DEL
PUEBLO ESPAÑOL, no hablara en agradecimiento, por lo menos,
poniendo coto -DE INMEDIATO- al saqueo de la gentuza mal oliente y
peor gobernante que tenemos. A la que sólo interesa el montante que
se puedan llevar.
Escrito que vuelvo enviar, un tanto retocado;
porque aunque el problema económico es el mismo, el delito ha subido
de tono, y ha sido necesario añadir unos cuantos pareceres que en el
anterior escrito no figuraban.
Majestad, acordándome de que teniendo el mejor
servicio de información; que le tendrá al corriente, puntualmente,
de todo el latrocinio político conocido; eché de menos, que no
dictara ni halla dictado todavía, unas vitales normas de obligada
imposición a cumplir de inmediato. Por ejemplo: |
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-En vez de subir los impuestos, para que sean
los sufridos y explotados ciudadanos los que soporten el
desastre; todos los altos jefes -su Excelencia incluido- y
políticos con sobre, han de estar tres meses sin cobrar ni un
perro chico; ya que tienen bien rellena la faltriquera. Y son
los que tienen que ayudar al ciudadano del desmadre económico
que ha organizado el tal ZP; el tío más sandio que ha parido
madre.
-Remodelar el indeseable Parlamento, para que
los diputados se reúnan cobrando dietas, los días que hayan de
legislar alguna ley; que serán los únicos días que el
Parlamento abra sus puertas y pague. Ya que todos los diputados
con su Presidente a la cabeza, tendrán que sustentarse de su
trabajo particular, si quieren comer. Se acabó el aburrirse,
arrellanados todo el año en los escaños y pensando ladinamente
como llevarse más gabelas con legislaciones ad hoc, que
favorezcan a sus bolsillos.
-El Senado –ese pegote prescindible- cerrarlo e
imponer la norma de los Estados Unidos, que nombra 2 senadores
por cada Estado -sea grande o pequeño-, y no 4 senadores por
cada una de las 52 provincias, como ocurre en este País de
trincones, vagos y maleantes. Es decir, con 2 Senadores
tendríamos más que suficiente. Por lo que sobran 261 de los
actuales. Entre los que encontramos a 81 mujeres Senadoras.
Pobrecitas sufridoras que siempre te las encuentras en los
sitios del trinque. Como la tal Leire Pajín, con sus cerca de
20.000 euros mensuales de sueldo que se lleva la fulana -en
tiempo de crisis económica- con una cara que se la pisa y poca
vergüenza que asusta.
-Señor, se ha de comenzar a buscar la norma que
liquide a las autonomías de una puñetera vez. En España debe
haber un solo Estado. No el montón de sucursales insaciables;
dilapidadoras de nuestros impuestos y focos de pandillas
indeseables; cambiando sus votos por inmensas cantidades del
dinero que pagamos los contribuyentes. Aquí hay un solo Estado
llamado España, y al que no le guste que coja el hato y se vaya
a la tierra que mejor le cuadre.
-Y es que la sencillez y el orden no les
interesan a las cuadrillas de politicuchos que se forman en
estos nuevos Estados llamados -falsamente- democráticos, porque
pierden. El barullo, el hablar mucho de democracia, la
aceptación y preponderancia a los grupos del vicio y dejarte
participar exponiendo tu opinión, es lo que utilizan para
hacerte creer que son demócratas y así pasar desapercibidos,
casi en el olvido, mientras se llenan los enormes bolsillos
democráticos que utilizan. ¡Menudos golfantes! ¡Pajarracos!
-De igual tenor Señor, hay que eliminar los
cochazos de lujo que utilizan hasta los dirigentes de las
administraciones más simples de este irreconocible País. Que
vayan a trabajar como lo hacen todos los trabajadores: en sus
coches o en el autobús. Sólo la Junta de Andalucía ha comprado
-con nuestro dinero contributivo- 234 coches oficiales. ¿Se
puede aguantar esto?
-Y fuera escoltas. ¿Por qué tenemos que costear
los ciudadanos ese lujo oneroso a ninguno de los innombrables
que nos traen los partidos políticos, que Dios confunda? ¿Quién
va a querer liquidar a unos mindundis de pacotilla? Y si
tienen miedo que se queden en sus casitas, junto a las faldas de
su mami. ¿Pero que clase de gentes son las que se presentan a
dirigir entidades de la Administración Española? ¡Dan asco!
¡Es de pena! ¡Invitan al vómito! ¡Gentuzas! ¡Basuras!
-Eliminar los
cuatro o cinco Ministerios, que crearon para que unas nenitas
fulañis montaran esas cosas tan importantes del aborto libre o
de asesinar a un embrión a los pocos meses de ser fecundado.
Capricho delictivo, por el que merecerían que les fueran
extirpados todos los órganos fecundadores de vida.
-Señor, los
sindicatos han de subsistir de las cuotas que paguen sus
afiliados y no de las enormes subvenciones que les regala el
nefando presidente del gobierno de nuestros impuestos, para
tenerlos doblegados. Tenemos a miles de sindicalistas liberados
y disponiendo de coches oficiales para lo que les de la gana.
¿Pero esto que coño es? ¿Es posible que tengamos que soportar a
esta mierda sindical?
Igualmente, subvencionamos al montón de basura que
vive de esa castaña española, llamada cine; a los asesores del
presidente que dicen rebasar los cuatrocientos a un montón de miles
de euros mensuales. He incluso el alcalde de Madrid, también goza de
un sinfín de asesores; según cuentan
Señor, es necesario que su Excelencia no permanezca
callado ni un minuto más. Hay que coger al toro por los cuernos y
darle un revolcón. No olvide el dicho: ¡el que calla otorga!
Su Excelencia, tiene el deber sagrado de defender al
pueblo español que trabaja y mantiene con sus obligados impuestos
todo el tinglado económico del País. Impuestos de los que salen
los sueldos de todos los políticos y altos mandos; y como su
Excelencia es el superior de todos ellos, es de imaginar que
obtendrá el sueldo más elevado de toda la Administración.
Excelentísimo Señor, a los políticos de saldo que
tenemos en España, no se les puede dejar solos. Hay que vigilarlos
sin cesar, pedirles explicaciones y obligar a que el Parlamento sea
una entidad digna y no el estercolero que tenemos en la actualidad.
Pues no existe la separación de poderes que exige un
estado de derecho. Es el ejecutivo el que tiene doblegados a los
poderes legislativo y judicial. Es decir, tenemos una dictadura en
manos del grupo gobernante que sea elegido. Cuyo intríngulis es
pagar, de nuestros impuestos, el dinero que les pidan los pequeños
partidos a cambio de sus votos, con el fin de imponer lo que les dé
la gana. Y de los abogados, fiscales y jueces españoles hay huir
como de la peste.
Es decir, Majestad, los españoles nos encontramos en
manos indignas. Somos manejados, explotados y vejados por gentuza de
la peor calaña. Por tanto ruego a su Majestad se digne tener en
cuenta el juramento que efectúo en las Cortes Españolas cuando lo
trajo el GENERALÍSIMO FRANCO COMO REY DE ESPAÑA:
El presidente de las Cortes preguntó al Príncipe:
– En nombre de Dios y sobre los Santos
Evangelios, ¿juráis lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y
fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás leyes
Fundamentales del Reino?
– Sí, juro lealtad a Su Excelencia el Jefe del
Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y
demás Leyes Fundamentales del Reino.
El presidente de las Cortes, don Antonio
Iturmendi Bañales, concluyó
- Si así lo hiciereis que Dios os lo premie, y
si no, os lo demande.
Por
supuesto, vivimos otro sistema político que hizo desaparecer al que
teníamos entonces. Ahora bien, el juramento en defensa del pueblo
español, ha de perdurar por encima de todos los cambios políticos
que hubiere. Es decir, pueden cambiar los sistemas políticos; pero
la palabra de un hombre empeñada en un juramento, jamás. A más si la
lealtad y fidelidad exigidas, iban dirigidas a la defensa de pueblo
español.
Excelentísimo Señor, deseando que acierte en su
proceder, por el bien de los ciudadanos españoles y de su categoría
personal, reciba un cálido y cordial saludo
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