Carta a S.M. el Rey de España


Por Jaime Miguel Tur, antiguo Sargento Legionario, 02/03/2010.


Excelentísimo  Señor:

El trajín de la buena disposición que se trae, en la actualidad,  la gentuza que nos mal gobierna; para hacernos creer que están muy preocupados, por conseguir acuerdos con los otros partidos políticos -todos podridos-, con el fin de quitarnos el embolado que nos han montado ellos mismos; me animan a recordarle de que  en el mes de julio del 2009; cuando ya conocíamos el descalabro económico a que nos habían llevado las pandillas facinerosas de políticos corruptos y trincones; a las órdenes del más inútil de los mortales ZP; me dirigí, a su Excelencia.

Por supuesto, un tanto extrañado,  de que al ser la máxima autoridad, que os  dio el GENERALÍSIMO FRANCO EN NOMBRE DEL PUEBLO  ESPAÑOL,  no hablara en agradecimiento, por lo menos, poniendo coto -DE INMEDIATO- al saqueo de la gentuza mal oliente y peor gobernante que tenemos.  A la que sólo interesa el montante que se puedan llevar.

Escrito que vuelvo  enviar,  un tanto retocado; porque aunque el problema económico es el mismo, el delito ha subido de tono, y ha sido necesario añadir unos cuantos pareceres que en el anterior escrito no figuraban.

Majestad, acordándome de que teniendo  el mejor servicio de información; que le tendrá al corriente, puntualmente,  de todo el latrocinio político conocido; eché de menos, que no dictara ni halla dictado todavía,  unas vitales normas de obligada imposición a cumplir de inmediato. Por ejemplo:

-En vez de subir los impuestos, para que sean los sufridos y explotados ciudadanos los que soporten el desastre; todos los altos jefes -su Excelencia incluido- y políticos con sobre, han de estar tres meses sin cobrar ni un perro chico; ya que tienen bien rellena la faltriquera. Y son los que tienen que ayudar al ciudadano del desmadre económico que ha organizado el tal ZP; el tío más sandio que ha parido madre.

-Remodelar el indeseable Parlamento,  para que los diputados se reúnan cobrando dietas,  los días que hayan de legislar alguna ley; que serán los únicos días que el  Parlamento abra sus puertas y pague. Ya que todos los diputados con su Presidente a la cabeza, tendrán que sustentarse de su trabajo particular, si quieren comer. Se acabó el aburrirse, arrellanados todo el año en los escaños y pensando ladinamente como llevarse más gabelas con legislaciones ad hoc, que  favorezcan a sus bolsillos.

-El Senado –ese pegote prescindible- cerrarlo e imponer la norma de los Estados Unidos,  que nombra 2  senadores por cada Estado -sea grande o pequeño-,  y no 4 senadores por cada una de las 52 provincias, como ocurre en este País de trincones,  vagos y maleantes. Es decir, con 2 Senadores tendríamos más que suficiente. Por lo que sobran 261 de los actuales. Entre los que encontramos a 81 mujeres Senadoras. Pobrecitas sufridoras que siempre te las encuentras en los sitios del trinque. Como la tal Leire Pajín, con sus cerca de 20.000 euros mensuales  de sueldo que se lleva la fulana -en tiempo de crisis económica- con una cara que se la pisa y poca vergüenza que asusta.

-Señor, se ha de comenzar  a buscar la norma que liquide a las autonomías de una puñetera vez. En España debe haber un solo Estado. No el montón de sucursales insaciables; dilapidadoras de nuestros impuestos y focos de pandillas indeseables; cambiando sus votos por inmensas cantidades del dinero que pagamos los contribuyentes. Aquí hay un solo Estado llamado España, y al que no le guste que coja el hato y se vaya a la tierra que mejor le cuadre.

-Y es que la sencillez y el orden no les interesan  a las cuadrillas de politicuchos  que se forman en estos nuevos Estados llamados  -falsamente- democráticos, porque pierden.  El barullo, el hablar mucho de democracia, la aceptación y preponderancia a los grupos del vicio y dejarte participar exponiendo  tu opinión, es lo que utilizan para hacerte creer que son demócratas y  así pasar desapercibidos, casi en el olvido,  mientras se llenan los enormes bolsillos democráticos que utilizan. ¡Menudos golfantes!   ¡Pajarracos!

-De igual tenor Señor, hay que eliminar los cochazos de lujo que utilizan hasta los dirigentes de las administraciones más simples de este irreconocible País. Que vayan a trabajar como lo hacen todos los trabajadores: en sus coches o en el autobús.  Sólo la  Junta de Andalucía ha comprado -con nuestro dinero contributivo- 234 coches oficiales. ¿Se puede aguantar esto? 

-Y fuera escoltas. ¿Por qué tenemos que costear los ciudadanos ese lujo oneroso  a ninguno de los innombrables que nos traen los partidos políticos, que Dios confunda? ¿Quién  va  a querer liquidar a unos  mindundis de pacotilla? Y si tienen miedo que se queden en sus casitas, junto a las faldas de su mami. ¿Pero que clase de gentes son las que se presentan a dirigir entidades de la Administración Española? ¡Dan asco! ¡Es de pena! ¡Invitan al vómito! ¡Gentuzas! ¡Basuras!

-Eliminar los cuatro o cinco Ministerios, que crearon  para que unas nenitas fulañis montaran esas cosas tan importantes del aborto libre o de asesinar a un embrión a los pocos meses de ser fecundado.  Capricho delictivo,  por el que merecerían que les fueran extirpados todos los órganos fecundadores de vida.

-Señor, los sindicatos han de subsistir de las cuotas que paguen sus afiliados y no de las enormes subvenciones que les regala el nefando presidente del gobierno de nuestros impuestos, para tenerlos doblegados. Tenemos a miles de sindicalistas liberados  y disponiendo de coches  oficiales para lo que les de la gana. ¿Pero esto que coño es? ¿Es posible que tengamos que soportar a esta mierda sindical?

Igualmente, subvencionamos al montón de basura que vive de esa castaña española, llamada cine; a los asesores del presidente que dicen rebasar los cuatrocientos a un montón de miles de euros mensuales. He incluso el alcalde de Madrid, también goza de un sinfín de asesores; según cuentan

Señor, es necesario que su Excelencia no permanezca callado ni un minuto más.  Hay que coger al toro por los cuernos y darle un revolcón. No olvide el dicho: ¡el que calla otorga!

Su Excelencia, tiene el deber sagrado de defender al pueblo español que trabaja y mantiene con sus obligados  impuestos todo el tinglado económico del País.   Impuestos de los que salen los sueldos de todos los políticos y  altos mandos; y como su Excelencia es el superior de todos ellos, es de imaginar que obtendrá el sueldo más elevado de toda la Administración.

Excelentísimo Señor, a los políticos de saldo que  tenemos en España, no se les puede dejar solos. Hay que vigilarlos sin cesar, pedirles explicaciones y obligar a que el Parlamento sea una entidad digna y no el estercolero que tenemos en la actualidad.

Pues no existe la separación de poderes que exige un estado de derecho. Es el ejecutivo el que tiene doblegados a los poderes legislativo y judicial. Es decir, tenemos una dictadura en manos del grupo gobernante que sea  elegido. Cuyo intríngulis es pagar, de nuestros impuestos, el dinero que les pidan los pequeños partidos a cambio de sus votos, con el fin de imponer lo que les dé la gana. Y de los abogados, fiscales y jueces españoles hay huir como de la peste.

Es decir, Majestad, los españoles nos encontramos en manos indignas. Somos manejados, explotados y vejados por gentuza de la peor calaña. Por tanto ruego a su Majestad se digne tener en cuenta el juramento que efectúo en las Cortes Españolas cuando lo trajo el GENERALÍSIMO FRANCO COMO REY DE ESPAÑA: 

El presidente de las Cortes preguntó al Príncipe:

– En nombre de Dios y sobre los Santos Evangelios, ¿juráis lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás leyes Fundamentales del Reino?

– Sí, juro lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino.

El presidente de las Cortes, don Antonio Iturmendi Bañales, concluyó

- Si así lo hiciereis que Dios os lo premie, y si no, os lo demande.

Por supuesto, vivimos otro sistema político que hizo desaparecer al que teníamos entonces. Ahora bien, el juramento en defensa del pueblo español,  ha de perdurar por encima  de todos los cambios políticos que hubiere. Es decir, pueden cambiar los sistemas políticos; pero la palabra de un hombre empeñada en un juramento, jamás. A más si la lealtad y fidelidad exigidas,  iban dirigidas a la defensa de pueblo español.

Excelentísimo Señor, deseando que acierte en su proceder, por el bien de los ciudadanos españoles y de su  categoría personal, reciba un cálido y cordial saludo.


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com